CIERTAMENTE resulta incomprensible entender y hasta digerir las afirmaciones que hacen los jefes de la Policía Municipal, cuando en sus en sus discursos refieren que los delitos patrimoniales están a la baja. Es obvio advertir que nunca van aceptar la realidad de los índices delictivos que regularmente se mantienen al alza, pero aquí es importante dejar en claro que estos señores fundamentan sus dichos en estadísticas para las cuales no cuentan en absoluto las tarjetas informativas de los sucesos, sino los Informes Policiales Homologados, pero se da la situación que tratan de eludirlos hasta donde sea posible para evitar que se inflen los indicadores delictivos. Contrario a ello, si elaboraran los IPH de todos los robos, cristalazos, ejecuciones y privaciones ilegales de la libertad se reflejaría la triste y verdadera realidad de lo que realmente sucede, pero ya no se podría presumir en lo absoluto que los delitos van a la baja. Todos los días amanecen tarjetas informativas de robos domiciliarios y a establecimientos comerciales en las novedades de los mandos, pero solo para conocimiento interno, cuando lo correcto es que se hagan los IPH para conocimiento del Ministerio Público. Por supuesto que hay policías que sí los hacen, aunque no sean del agrado de sus superiores porque se les estaría incrementando las cifras de robos y otros delitos, pero no tendrían elementos de fuerza para justificar que están cumpliendo con la tarea de vigilar y prevenir los delitos, es por ello que se aventuran a faltar a la verdad, al insistir que los delitos van a la baja. Lo más honesto sería decir que los ilícitos se mantienen, pero en la mayoría de las ocasiones los agentes policíacos tienen la indicación de orientar al afectado de algún delito patrimonial para que acudan directamente a las agencias del Ministerio Público de la Fiscalía General de Justicia del Estado (FGJE) a interponer sus denuncias formales. Hay que decir que esto, por igual beneficia a los elementos policíacos porque para empezar se ahorran el costo de ochenta hojas de papel que necesariamente tienen que comprar de su bolsa para hacer ocho juegos de diez hojas cada uno para remitirlos a distintas áreas en las que se incluye el de estadísticas, aunque insistimos en que si existen mandos policíacos que no la piensan para hacer su trabajo correctamente, sobre todo cuando detienen a alguna persona y la cual obligatoriamente tienen que remitirla al Ministerio Público del Fuero Común, debido a que todo ello les cuenta en su hoja de servicio. Aunque actualmente los altos mandos de la corporación no saben valorar el esfuerzo y empeño de los agentes, en virtud de que ponen por encima de ello sus intereses personales y sus caprichos, al grado que no les interesa quien trabaja o no…EN ESE MISMO contexto, ahí tenemos a un oficial como Rigoberto “El Rigo” Valenzuela Ortega quien a su paso por el sector 15 y 10, donde permaneció alrededor de siete meses hizo 24 turnaciones con detenido al Ministerio Público, recuperó artículos robados y arrestó a unas ciento cincuenta personas por faltas al bando de Policía y Buen Gobierno. A pesar de ello, fue removido del sector 10, donde solo permaneció dos meses y colocaron a un individuo que no tiene ni la capacidad y mucho menos la estatura para atender esa encomienda. Eso pasa, cuando al frente de las corporaciones se encuentra gente inepta y negligente que denotan que para ellos primeros están las prebendas que la aptitud, talento y convicción de sus subalternos y eso es precisamente lo que resulta cuestionable, pero más que eso, es algo deleznable para la sociedad que requiere de gente preparada en esos cargos y conste que no solo ocurre en la Policía Preventiva sino en Tránsito Municipal como le sucedió a Roberto González Herrera, el popular “Choco”, quien fue cambiado de vialidad urbana a las filas policiales y enviado a la Ussi Norte, en una clara actitud humillante hacia su persona, después de que en la administración pasada fue jefe de Tránsito Municipal. Bueno fuera que lo lograra y de seguro que asestaría un severo golpe contra esos pillos que desde hace mucho tiempo lideran lo que en su momento el mismo gobernador llamó “crimen uniformado” y debería de hacerlo porque detrás de ello hay crímenes de gente que siempre fue de gran valía para la sociedad no solo cajemense sino sonorense, de ahí que vamos a seguir insistiendo en el tema…NO HACE MUCHO tiempo que me llamó el dramaturgo y activista social, Rafael Evans, para preguntarme cuántos menores han perdido la vida en agresiones armadas, en los últimos dos años y la verdad que nos sorprendió, pero al menos en este mes de octubre sin temor a equivocarme le puedo decir que dos; el niño de tres años que murió víctima de un ataque armado ocurrido el mediodía del lunes 11 de octubre, en calles Norman E. Borlaug y 300, cuando viajaba al lado de su joven madre y otra persona en una vagoneta y otro ayer en la tarde en la Central de Abastos, cuando se dedicaba a pepenar frutas y legumbres. Se trata de un malogrado adolescente que tenía unas semanas que acababa de llegar de su natal Sinaloa. Fue ultimado de al menos ocho balazos calibre 40 milímetros. Que lamentable que el crimen continúe cobrando vidas de esa forma tan impune y evidentemente que con la venia de altos mandos policíacos. Hay que volver a insistir que es una tarea de la Policía Municipal, cuyo objetivo esencial es la vigilancia y prevención del delito, pero no cumple ni una, ni otra y esto trae bastante preocupados a líderes de la cúpula del sector empresarial. No falta mucho para que surjan los primeros pronunciamientos, según nos comentaron ayer. Por cierto, en la Central de Abastos, observamos al comandante Víctor Eliseo Padilla, “Padillita” para sus amigos tomando nota de ese artero homicidio, después de que fue removido de su cargo como responsable del sector 9, pero le diremos lo que dice al respecto de su cambio y de otros dos responsables de sector…LUEGO del crimen del menor no todo acabó ahí, sino que, en la noche, en la colonia Hidalgo por la calle Niños Héroes entre Campeche y callejón Perú, fue ultimado otro hombre que según nos enteramos vivía en la colonia Lázaro Mercado, en la popular “picamoscos”. Por ahí, observamos al comandante del sector 2, el mero titular de la Delegación Náinari, Israel Ibarra Domínguez, quien acudió a tomar nota junto con el oficial, Rafael Omar García, otro muy buen elemento policíaco. También en Esperanza, en la colonia Leandro Valle, se registró un ataque armado más con un saldo de un lesionado. Seguimos en el paraíso de la muerte. Alguien tiene que hacer algo, pero ya. Por lo pronto octubre se convierte en el segundo mes más violento del 2021…Luego seguimos, Dios mediante.