¡Es oficial! Con la más reciente presentación del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública es posible calcular el rosario de muertes que dejó en Sonora el sexenio de Claudia Artemiza Pavlovich Arellano.
Sí. En el periodo comprendido de septiembre de 2015 a septiembre de 2021 se contabilizaron 6 mil 775 víctimas de muertes violentas, de las cuales, un total de 4 mil 205 fueron ejecutadas con armas de fuego.
Es decir, el 62% de las víctimas fueron ultimadas a balazos. Más de la mitad de los asesinatos estuvieron relacionados con armamento -que en la mayoría de los casos- es adquirido en establecimientos comerciales en Estados Unidos. Lo que me recuerda el libro “Sangre, Pistolas y Dinero. Cómo la Unión Americana surte de armas a bandas criminales y cárteles de la droga”, escrito por el periodista Ioan Grillo.
En el libro, el comunicador de origen londinense afirma que por las fronteras mexicanas ingresan 200 mil armas de fuego, anualmente. Por cierto, la publicación incluye una historia de un “pollero” de Nogales conocido como “El Flaco”, quien relató para esta investigación que en el mundo del contrabando inició cobrando 25 centavos de dólar (una “cora” o peseta) por cruzar personas a los Estados Unidos y en la actualidad la cuota es de 5 mil dólares, dependiendo qué tan lejos debe internar a los migrantes en territorio norteamericano.
Les conté lo anterior para ofrecer una vista panorámica de lo que está ocurriendo en la entidad. Hay que dejarlo en claro: Claudia Pavlovich encabezó el sexenio más sangriento en la historia moderna de Sonora.
La estrategia de seguridad no tuvo un solo año de aciertos. Nunca descendió el número de víctimas anuales sino al contrario mantuvo un ascenso constante de 2015 a 2021.
Cada año de gobierno fue más violento que el anterior. Insisto nunca tuvo retroceso alguno la violencia solo se tuvo un crecimiento cuasi incontrolable.
Los datos que utilizamos para esta entrega de La Siguiente Pregunta son públicos en el portal oficial del Gobierno de la República y se garantiza que su difusión es confiable.
Además, es necesario establecer que se retomó la estadística de víctimas de delitos del fuero común y no la de carpetas de investigación (CI), porque cuando se registra un multihomicidio solo se abre un expediente (CI) lo que genera una confusión por la diferencia entre las carpetas de investigación que se reportan y el número de víctimas.
Dicho de otra manera: El número de carpetas de investigación sirven para lo administrativo, el maquillaje burocrático y la frialdad de las cifras. En cambio, el conteo de víctimas mortales no deja lugar a dudas.
Una vez dada a conocer la precisión anterior, retomemos el camino que llevó a definir el rosario de muertes dejado por la deficiente estrategia de seguridad en el sexenio de Pavlovich.
De septiembre a diciembre de 2015, el primer trimestre de la entonces gobernadora, sumó 171 ejecuciones. Para 2016, con su jefatura en pleno, la suma de muertes violentas fue de 630.
En 2017 continúo el mortal ascenso cuando se reportaron 727 homicidios dolosos y el siguiente año, el 2018, tuvo 857 de estos crímenes.
El 2019 abrió una puerta que tal vez no se pueda cerrar. Ese año se tuvo por primera vez en la historia moderna más de mil ejecuciones. El número fue de 1,356 víctimas.
Ya no hubo tregua. El 2020 cerró con 1,356 homicidios y hasta septiembre de 2021, la cantidad es de 1,450 muertes violente.
Allí está la suma: Las 6 mil 775 muertes de Pavlovich.
Y eso no es todo. La exmandataria también dejó un largo camino de feminicidios: 210. Por tal descuido, al final de su gobierno, emitieron la alerta por violencia de género paraseis municipios de Sonora.
Este es el recuento de los delitos llamados de “alto impacto”, que no han cesado sus embates contra Sonora.
La cifra de Delitos contra la Libertad Personal, en los que se engloban el secuestro y todas sus variantes, el tráfico de menores, y el rapto, también es escandalosa: 2, 995 víctimas.
Escribo esto con el fin de que no se repita. De ofrecer un diagnóstico claro sobre la violencia rampante en Sonora.
Documentar que campean los malhechores en nuestra entidad. Es una señal de alerta para las autoridades porque la inercia de los hechos nos lleva a peores y más sangrientos escenarios.
El tejido social está desgarrado. Urgen acciones inmediatas y contundentes. La estrategia de abrazos y no balazos ya fue superada.