Desde que a mediados del mes de noviembre, el presidente de la República, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, emitió el llamado ‘decretazo’ que consiste en declarar de interés público y como de seguridad nacional las obras del Gobierno Federal, hemos escuchado la opinión de decenas de analistas que coinciden en los peligros que significa para México el que el presidente haya emitido ese decreto sin justificación alguna. Y es que aseguran que por el momento ninguna de las obras faraónicas que está construyendo como el Tren Maya, La Refinería Dos Bocas y el Aeropuerto Santa Lucía, tiene la significancia de seguridad nacional, toda vez que el no contar con ellas, de ninguna manera implica algún riesgo para la humanidad, con carácter de seguridad nacional. Por ese lado dicen que ven graves riesgos porque ninguna dependencia de los tres niveles de Gobierno podrá negar permiso alguno que se ocupe para llevar a cabo estas, y otras obras, por lo que detalles como los dictámenes de impacto ambiental que serán ignorados totalmente porque con este decreto se los pasarán por el arco del triunfo. O sea, las dependencias están obligadas a dar esos permisos y si al pasar 5 días de ser solicitados y no los expiden, se dará por entendido que la respuesta fue positiva y podrán seguir adelante con la construcción de la obra que se trate. O sea, ‘tus permisos me valen’. Pero además dicen los analistas que algo muy peligroso es que el señor presidente no tendrá obligación alguna de rendirle cuentas a nadie sobre las inversiones que se hagan en esas obras, cuando estamos hablando de centenares de miles de millones de pesos, de los que él podrá disponer a como le pegue la gana. Tampoco existirá la obligación de licitar las obras para otorgarles la construcción a los mejores postores por ofrecer mejores precios y que garanticen la mejor calidad. Todo eso lo echó por la borda el llamado decretazo. De por sí ya sabemos que desde que tomó posesión en 2018, alrededor del 80 por ciento de la asignación de obras no han sido licitadas, porque desde la presidencia de la República, mediante un dedazo se determina a quien se le entregarán. Cuando todos los días, de lunes a viernes, en sus conferencias mañaneras el presidente de la República se lleva presumiendo el combate a la corrupción y la impunidad, pero la palabra transparencia ni la menciona. Dicen los que le entiende a esto, que las razones fundamentales que tuvo el presidente para emitir este decreto, el mero estilo de un Gobierno dictatorial, es porque la expedición de algunos permisos sobre todo de temas ambientales, de las obras mencionadas, más otras que están en proceso, se los tienen atorados en distintas dependencias y así continúa con la constricción de las mismas. Ante ello dicen que calculando los tiempos y las demoras que le han ocasionado la falta de esos permisos, concluyó que no le alcanzarán los tiempos en los tres años que le quedan para culminar las obras. Luego entonces pensó en una solución rápida, sin importarle que con ello tuviera que pisotear la Constitución Mexicana y la Ley de Transparencia, con la que no ha simpatizado nunca. Ante ello dicen que la única esperanza de los mexicanos es que la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) le frene el decreto, en base a la lluvia de acciones de inconstitucionalidad y controversias constitucionales, de las que ya se ocupan por un lado el Instituto Nacional de Acceso a la Información (INAI) que preside BLANCA LILIA IBARRA CADENA y por el otro algunos partidos políticos como el PAN que dirige MARKO CORTÉS, pero donde evidentemente la impulsora principal se llama LILY TÉLLEZ. Pero además concluyen los analistas que quienes significan las esperanza de México son los abogados que lucharán con la Constitución en la mano para que esas acciones y esas controversias, tengan el éxito esperado en la Corte, que sí ha defendido a capa y espada, en varios casos, que lucha por la división de poderes, como el caso de la prolongación por dos años del mandato del presidente de ese organismo ARTURO ZALDÍVAR LELO DE LARREA, para lo que la mayoría de los ministros votó en contra y le echaron abajo ese capricho al presidente. A diferencia del poder legislativo donde Morena cuenta con una mayoría simple que ha demostrado una sumisión y un entreguismo indignante al poder ejecutivo encabezado por el presidente AMLO, al grado que ya se empezaron a aprobar algunas reformas enviadas por el mandatario a las que no les mueven ni una coma, dejando más que evidente quien les indica la línea de votación a los diputados pastoreados por IGNACIO MIER VELAZCO y senadores cabresteados por RICARDO MONREAL ÁVILA. Y en tema por separado el mismo grueso de los analistas coinciden en la pregunta: ¿Por qué el presidente AMLO goza del 68 por ciento de aprobación, si en realidad no ha solucionado los problemas graves que padece el país? Y más allá todavía concluyen que además el presidente en materia de obras no ha hecho nada en estos tres años. Y aquí es preciso citar algunos ejemplos al menos en 50 ciudades del país, los pavimentos de las calles son una calamidad al encontrarse destrozados por los baches, de lo que nuestra sangrienta Cajeme no escapa, porque en los tres años que lleva de Gobierno los presupuestos para obras han sumado cero en estados y municipios, poniendo en serios aprietos a gobernadores y alcaldes, que aun así por sistema lo defienden a capa y espada, manejando todo desde un escritorio en el centro del país y por ideas de un solo hombre. En el caso de la seguridad, está peor que cuando él llegó al gobierno; prometió que la economía crecería al menos el 4 por ciento y ha llegado al grado de bajar de cero el crecimiento, sumado a la inflación histórica del 7 por ciento; prometió bajar la gasolina a 10 pesos y el litro y tampoco cumplió, como no ha cumplido en la mayoría de los rubros de mayor importancia para la población mexicana. ¿Pero entonces por qué mantiene ese alto nivel de aprobación? Muy fácil, se debe a que esa mitad de los mexicanos que viven en la pobreza y en extrema pobreza, el presidente los sentó en la mesa de los presupuestos, apoyándolos con un promedio mensual que fluctúa entre los 3 mil pesos y 6 mil pesos, con los cuales la población en esas condiciones de pobreza lo miran como a un Dios, que les da de comer en la boca. Pero aseguran los analistas que nunca será malo ayudar a los que menos tienen, lo malo del gobierno de la 4T en la que cada día creen menos personas, es que no atiende ni apoya a las empresas que generan empleos e impuestos, corriendo el riesgo que sea más pronto que tarde se agote la fuente de recursos para atender tantos programas sociales, cuando él mismo debería fomentar el impulso a las empresas, para asegurarse que nunca falte el dinero para ayudar a los pobres. Y esto ha generado que 3.6 millones de personas que estaban en la clase media, hayan disminuido sus ingresos y caído a la clase baja.