Ya encarrilados con el espíritu navideño el capitán Cándido Tarango y sus muchachos encendieron el llamado árbol de la esperanza a las afueras del edificio de la calle 300, les hubiera quedado más vistoso si le cuelgan las 100 tablets ya que desde su compra en Seguridad Pública solo las han tenido de adorno, por si se cae alguna hay que ponerles las fundas de uso rudo que también costaron un dineral.
Desde el verano anterior, cuando empezó la campaña de presunción de los “logros” de la pasada administración se advirtió que esa compra de esos dispositivos electrónicos era un absurdo con tintes de corrupción, cuando no era el software era la conectividad, luego la capacitación y la última excusa fue la banda ancha de la que se dispone en Seguridad Pública, ¿Pues no que esos aparatos eran para enviar el IPH desde la calle para evitar la burocracia de la corporación?
Valdría la pena aclarar también si el uso de datos por el que se pagó por anticipado está corriendo, hay que recordar que se pagaron 18 meses según la versión de los que ya no están y valdría la pena aclarar si el plazo está corriendo y el Municipio perdiendo porque con diciembre ya serían seis meses de contrato… De no ser así que nos digan también para saber qué generosa empresa de telecomunicaciones es tan consciente de esperarnos hasta que estemos listos.
En cualquier organización que se precie de ser respetable, una falla en la implementación de este equipo le hubiera costado el trabajo a alguien, pero no en el Municipio de Cajeme y menos en Seguridad Pública, dependencia que ha adquirido notoriedad por no estar a la altura de la exigencia de esta comunidad.
Si de plano no logran sacar el proyecto adelante para hacer más rápidos los IPH pueden darle otros usos a las tablets como arrojárselas a los delincuentes que encuentren en flagrancia.
ADIÓS MUNDO SAFARI
Con el año concluirá también el contrato que tenía al Municipio de rodillas con una empresa a la que se le dio entrada en 2011 con el pretexto que haría del Parque Infantil Ostimuri una maravilla que atraería a miles de visitantes, lo que trajo fue una pésima imagen para esa sección del parque del municipio.
Al principio todo era felicidad entre la administración de Manuel Barro y los representantes de la empresa, pero al finalizar su administración sacaron las garras convirtiéndose en una amenaza incluso hasta para las autoridades federales que no podían ni ingresar a ver las paupérrimas condiciones en las que se tenían a los animales.
La legislación cambió y con la protección a las especies en cautiverio se le cierra la puerta también a tener animales en espacios reducidos, un avance muy importante. Ahora solo falta aplicarse para rescatar esa parte importante del Parque Infantil, la reforestación debe ser de las primeras acciones.
SE PUSO EL SACO
En su comparecencia, el Secretario de Desarrollo Económico mencionó las palabras mágicas para que no le hicieran muchas preguntas los regidores sobre el proyecto de ampliación de la pista del aeropuerto: “El proyecto tiene la aprobación del señor Gobernador”, qué bueno que pudo salir al paso de esa obligación que todo servidor público tiene.
Estaríamos a seis meses de iniciar con los trabajos de esa obra según lo planteó el titular de Sidur la semana anterior, no conozco en lo personal a nadie que se oponga a que los proyectos se concreten y empiece la recuperación de Cajeme… Tal vez la desconfianza de algunos en el actuar del funcionario municipal era su inmadurez para presumir regalos de un empresario cajemense que precisamente tiene intereses a un costado de la pista, recordemos que los servidores públicos deben excusarse y no recibir regalos, aquí aplicaría muy bien eso de a quien le quede el saco, que se lo ponga.