El cantante de música ranchera e ídolo mexicano Vicente Fernández fue despedido este lunes en su rancho del occidental estado de Jalisco con una larga misa llena de música y de cariño de su público, que no dejó solo ni un momento a la última figura de la música mariachi.
La familia del cantautor decidió que el gran homenaje al también conocido como “Charro de Huentitán” fuera en el rancho Los Tres Potrillos, que construyó hace más de tres décadas cerca de Guadalajara, rodeado de su gente y su música, y lejos de la suntuosidad que han tenido otras figuras de la cultura popular mexicana.
Esa fue la voluntad de Fernández, fallecido el domingo a los 81 años, y esa fue la manera en que su público quiso acompañarlo durante más de 24 horas en las que la Arena Vicente Fernández Gómez (VFG), contigua al rancho, permaneció abierta para cualquiera que quisiera mostrar sus condolencias, como si se tratara de un amigo querido y entrañable.
El público no dejó de desfilar durante la madrugada y la mañana de este lunes frente al templete que fue colocado en el escenario de la arena, donde tantas veces el cantante presenció conciertos y campeonatos de charrería, el deporte tradicional mexicano.
De hecho, muchos acudieron al lugar vestidos con la tradicional indumentaria de jinete charro y su inconfundible sombrero.
El auditorio estuvo envuelto por las notas del Mariachi Azteca, que acompañaba a Chente, apoco de Vicente Fernández, durante sus conciertos, y que solo guardó silencio durante una parte de la noche, cuando la familia decidió hacer una oración.