En la narrativa diaria del presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, no se le cae de la boca la frase de: ¡VAMOS MUY BIEN!, cuando a tres años de su gobierno no vemos de qué país está hablando en realidad. VAMOS MUY BIEN, pero nunca un presidente de la República había fracturado tanto al país, con ese discurso de odio y rencor que usa diariamente en su conferencia mañanera, donde divide constantemente a los pobres de los ricos, o a los que lo siguen ciegamente, de los que opinan diferente a él. VAMOS MUY BIEN, pero ya contamos con 105 mil muertos por la inseguridad, con una estrategia de “abrazos no balazos” que a pesar del rotundo fracaso el mandatario se niega a cambiar y nadie de sus seguidores se atreve a decirle que esa estrategia en contra del crimen organizado no ha rendido, ni rendirá los frutos esperados de aquí a tres años que salga de palacio nacional, no obstante que creó la Guardia Nacional que actualmente mantiene diseminados a lo largo y ancho del país 100 mil elementos, pero como si no existieran porque su trabajo no se nota, no es tangible, no se mira por ningún lado, mientras el crimen actúa con toda impunidad jalando el gatillo enlutando familias a diestra y siniestra. VAMOS MUY BIEN, pero ya han muerto directamente en nuestro país 300 mil personas a consecuencia del Covid, entre ellos 320 profesionales de la salud, a los que no les proporcionaron el equipo protector adecuado para trabajar y otras 300 mil indirectas, debido al pésimo manejo que le ha dado el gobierno federal a la pandemia desde sus inicios, cuando el presidente cometió los gravísimos errores de invitar a los mexicanos a salir de sus casas a pasearse y comer en las fondas. De encapricharse y negarse a usar el cubrebocas, cuando los expertos internacionales lo recomendaban como un artículo que ayudaba a evitar los contagios. Pero también el grave error de negarse a realizar las pruebas rápidas para detectar personas contagiadas y además de atenderlas rápido, aislarlas de los demás para evitar los contagios. Y a eso súmele las burradas dichas y cometidas por el llamado “Doctor Muerte” HUGO LÓPEZ GATELL RAMÍREZ, quien al ser cuestionado sobre el porqué el presidente no usaba cubrebocas y salió con que la fuerza del señor presidente era moral y no de contario, con la seguridad que ni él supo lo que dijo. Y a eso agréguele que calculó que si llegásemos a 60 mil muertes en el país, ya sería catastrófico, ahora habría que preguntarle qué nombre le pone a lo que estamos viviendo con esa cantidad de muertos multiplicada por diez, sobre sus pronósticos. VAMOS MUY BIEN, pero con el confinamiento impuesto por la pandemia se perdieron alrededor de 10 millones de empleos y cerraron en el país alrededor de un millón 200 mil negocios medianos y pequeños, sin que el gobierno de AMLO volteara a verlos, como lo hicieron en otros países, que implementaron programas de apoyo para permitirles sobrevivir. VAMOS MUY BIEN, pero la inflación de 7.45 por ciento estamos viviendo no se había visto en 20 años, mismas que ha provocado una escalada espantosa de precios de productos de la canasta básica, el grado que actualmente quien acuda al súper, con mil pesos, se puede traer solo dos bolsas de mandado y si las llena no le alcanza. VAMOS MUY BIEN, pero en los tres años de gobierno no le fue posible al presidente cumplir con aquella promesa de campaña, con la que engañó a millones de mexicanos para que votaran por él, de bajar el precio de la gasolina a diez pesos y por lo contrario se ha mantenido arriba de 20 pesos y sí ha habido gasolinazos, aunque el mandatario y sus incondicionales lo nieguen. VAMOS MUY BIEN, pero el combate a la corrupción ha sido otra de las farsas con que el presidente se ha manejado desde el inicio de su gobierno. El combate a este cáncer no ha avanzado prácticamente nada, porque en las dependencias de gobierno siguen las corruptelas igual o peor que en los gobiernos de lo que él llama rencorosamente periodo neoliberal. Y lo más vergonzoso es que se han descubierto actos de corrupción claros en hermanos y cercanos al presidente como PÍO LÓPEZ OBRADOR e infinidad de funcionarios, como MANUEL BARTLETT, su hijo LEÓN BARTLETT y otros, pero el presidente siempre los defiende con el argumento del cartucho quemado de que él siempre tiene otros datos. Lo que indica que la corrupción no se combate ni dentro ni fuera del gobierno. Pero a eso agréguele que cobijado en el cuento de la pandemia el presidente hizo a un lado la transparencia y la rendición de cuentas en su gobierno. VAMOS MUY BIEN, pero más del 80 por ciento de los contratos que otorga el gobierno federal se hacen por asignación directa y no por licitación como lo indica la ley, por lo que han sido tres años de opacidad en el manejo de miles de millones de pesos. VAMOS MUY BIEN, pero en educación, después del confinamiento del Covid, miles de escuelas permanecen en pésimas condiciones por falta de mantenimiento y por el saqueo de ladrones que las desmantelaron por permanecer en el abandono, mientras en el presupuesto del ramo no se destinó la cantidad de recursos necesaria para rehabilitarlas, en tanto a las obras faraónicas como el Tren Maya, El Aeropuerto Santa Lucía y la Refinería Dos Bocas, les destinaron cantidades millonarias. Y lo grave de esto que las clases presenciales están próximas ya para el mes de enero, así que maestros, alumnos y trabajadores administrativos tendrán que sufrir las de Caín, para permanecer en las aulas. VAMOS MUY BIEN, pero los niños con cáncer siguen muriendo, como siguen muriendo los pacientes de enfermedades como Diabetes, Hipertensión Arterial y otras, por la escasez de medicamentos, en tanto apenas hace unos dos meses presidente reconoció el grave problema y ordenó al secretario de Salud JORGE ALCOCER VARELA y al director del ISABI, JUAN FERRER, que sin excusa no pretexto solucionaran ese problema, sin embargo, hasta la fecha él persiste, no obstante que ya el mandatario le encargó la tarea de la distribución al Ejército Mexicano. VAMOS MUY BIEN, pero tras la desaparición de un plumazo del Seguro Popular y el establecimiento improvisado del ISABI, este a tres años de gobierno es hora que todavía no aterriza y la gente sigue muriendo por las ineficiencias de este órgano de salud que sustituyó al Seguro Popular, pero que ha resultado un verdadero fiasco. Luego entonces, VAMOS MUY BIEN, pero no sabemos dónde, ni de qué país habla el presidente, muchos menos sabemos en donde vive, con eso de que habla de que todo mundo está feliz, feliz, feliz.