Bécker García / EL TIEMPO
NO MIRES ARRIBA O EL COVID ESTÁ DOMADO
Acabo de ver una película que, lejos de intentar ser cómica o catastrófica, es de una severa crítica a nuestra sociedad actual y sus prioridades.
Su nombre: No mires arriba.
Es un filme que se puede encontrar en la plataforma de video streaming, Netflix, dirigida Adam Mckay y protagonizada por Jennifer Lawrence y Leonardo DíCaprio (a quien le agradecemos hasta su sobrepeso).
Estos dos actores, personifican a un par de científicos que trabajan en un observatorio astronómico en la Universidad de Michigan, y, donde ella descubre un cometa que se acerca a la tierra, con un diámetro de 6 a 9 kilómetros, suficiente para ser más potente y destructor que aquél que acabo con los dinosaurios hace muchos años.
Según las predicciones, desde el momento del descubrimiento hasta cuando tocara la tierra, se tenían 6 meses y medio para hacer algo y evitarlo.
Empero, ambos científicos, al acudir a explicar a la presidenta de Estados Unidos, interpretada por una genial y frívola Meryl Streep, ella da prioridad a las elecciones intermedias, pidiendo que no se de información del fenómeno hasta que las votaciones pasen.
Digamos, para la presidenta, bien trumpeneana, primero era ganar el Congreso y luego verían como enfrentar el meteoro.
No voy a contar la historia, no seré un spoiler, pero, la misma pinta de cuerpo entero el actuar de nuestros políticos, donde el pueblo deja de ser un ente importante, sino solamente para que produzca votos.
Hace una crítica también a las redes sociales, donde, pareciera más importante tomar un partido, a favor o en contra, tomar una opinión influida sin verificar, que el saber la verdad de lo que está ocurriendo.
Las opiniones entonces se dividen en dos, aquellos que piden no mirar arriba para no ver al cometa que se acerca, y aquellos que piden hacerlo para darse cabal cuenta de un peligro real.
Y en estos tiempos de pandemia que nos ha tocado vivir, donde tenemos al doctor López Gatell pidiendo no usar cubrebocas, y decir que no hay peligro, que la pandemia se domó, que sería una catástrofe si llegáramos a los 60 mil muertos cuando se cree que en realidad llevamos diez veces esa cantidad, pues no nos queda más que reírnos con una sonrisa negra, esas que se provocan cuando las noticias vienen de ese color.
He leído bastantes críticas sobre la misma, porque algunos, para mi gusto muchos, no entienden ese sarcasmo con lo cual se critica a este mundo donde lo importante es el hoy y no lo que nos puede suceder dentro de algunos meses (6 y medio para ser exactos).
El sarcasmos desplegado en la trama, me recordó aquella película de los hermanos Coen, titulada “Amar cuesta caro, 2003), la cual era una severa crítica a las parejas que se casan y divorcian por interés y, en un momento dado, Catherine Zeta Jones y Goerge Clooney protagonizan una escena disque de amor, cuando en realidad, uno iba detrás del dinero del otro con una crueldad mayúscula y la gente, en el cine, se soltó aplaudiendo cuando algunos nos desternillábamos de la risa.
Regresando a la película, ese factor, el del tiempo, es una invaluable herramienta de previsión, que se desperdicia, como lo es así con la pandemia que estamos enfrentando.
Claro, hace bien el gobierno federal en apurar las dosis de refuerzo, pero, aún hay muchos que no están mirando para arriba, y aún hoy no acuden a aplicar ni la primera dosis, o la segunda, menos el refuerzo.
La verdad a mi me ha tocado aquí, una buena actuación de quienes la aplican, y, buena información de parte de Bernabé Arana, el Delegado de Bienestar, pero, nos falta muchos a muchos que dejamos para otro día sus aplicaciones.
Y también creo, debe de haber una mejor información sobre los alcances de las nuevas cepas, y de las anteriores, porque conozco casos donde a personas les ha pegado dos veces la enfermedad.
Leo, también, como una señora de esas que se dicen del alta, compró un certificado de vacunación para poder viajar fuera del país, al no querer vacunarse. Y bueno, en este nuestro México querido, cuántos certificados de vacunación apócrifos estarán circulando, con lo cual, se pone en riesgo al resto de la población.
Hay quienes dicen que, la vacuna introduce un chip que nos controla el cerebro (debería de ser un buen guion cinematográfico de ciencia ficción), y hay quienes afirman que solamente esto es un negocio de los laboratorios internacionales. Será el sereno, pero, los casos cercanos de fallecimiento que me han tocado, me han dolido y mucho.
Yo recomiendo también a las autoridades, que sean más duras con aquellos que han aflojado en cuanto el uso de cubrebocas, el gel bacterial y demás, en casos tan claros como, por ejemplo, decenas de comercios a los que me ha tocado acudir. Y cuando pregunto a los dependientes porque ya no lo usan, su argumento es que ya fueron infectados y vacunados, pero, no se ponen a pensar que podrán ser inmunes a la enfermedad, pero grandes propagadores del virus, al estar con atención al público.
El caso es que, los invito a que, si tienen Netflix, se den un tiempito para ver esta para mí, extraordinaria película y luego, me comenten.
Ah, y vacunensen….