Imaginemos, por un momento, que la presa del Oviáchic se queda sin agua. ¿Catastrófico? ¿Imposible?, pues, resulta que ya sucedió, en el año 2003.
La sequía, en ese tiempo, había sido persistente en el Río Yaqui, y, la captación en sus presas fue mínima y entonces, se tomó la determinación (casi obligada), de no sembrar ni una hectárea en el Yaqui y, el Distrito de Riego 41, introdujo una bomba e hicieron canales hasta donde el agua se encontraba, muy lejos de la cortina desde donde, al abrir las compuertas, llega el agua hasta los canales alto y bajo y de ahí, a las potabilizadoras. Para no dejar sin agua a los miles de cajemenses, el Distrito realizó la obra.
Por razones obvias, al dejar de sembrar las miles de hectáreas del Valle, escaseo el dinero que mueve esa actividad.
Imaginemos entonces de nuevo, que la presa se vuelve a quedar sin agua como en el 2003.
Inventemos, para no personalizar. La gasolinera “Combustible S.A.”, informa a sus socios que el diésel usado por la maquinaria agrícola en ventas se ha caído en un 80% y por lo tanto, tendrán que recortar personal. Y también, dadas las circunstancias, el consumo de gasolina ha caído en un 25%, sin dinero, la gente se queda en casa.
La misma circunstancia la vive la distribuidora (imaginaria también) de maquinaria agrícola “La Poderosa”, no ha vendido ni un tractor en el presente ciclo agrícola y analiza la posibilidad de cerrar sus instalaciones hasta que las cosas mejoren.
Y lo mismo ocurriría con quienes venden pickups, insumos agrícolas, fertilizantes y llantas entre otros, con lo cual, provoca una caída en cadena también en las pequeñas y grandes compañías expendedoras de alimentos (no hay dinero, luego entonces se compra solamente lo necesario), los restaurantes y las taquerías igual y vamos, hasta los dogos de la Náinari sufrirían por esto.
No, no son inventos, sino, son cuestiones lógicas que pueden suceder en una región cuyo motor es la agricultura y, para desarrollarla, es necesario como ingrediente principal, el agua.
Y miremos, como es que se conforma y se distribuye el agua del Yaqui, en este 2022.
La superficie autorizada para el Distrito de Riego 41 para el presente ciclo agrícola, es de 212,500 hectáreas, por lo que ya de entrada, un 10% de las mismas no se sembrarán.
En el Valle del Yaqui, existen usuarios registrados en el distrito 22,168 de los cuales el 68% son del sector social, quienes serían los más perjudicados en caso de una sequía. Ojo, la mayoría de los usuarios no siembran grandes extensiones.
Para el presente ciclo agrícola, el volumen autorizado para 2021-2022, es de 1,794 millones de metros cúbicos.
Ahora bien, ¿quiénes son los usuarios considerados dentro de la cuenca del río Yaqui: Tribu Yaqui, los pueblos ribereños, la mina La Caridad en Nacozari, Oomapasc Cajeme, los productores agrícolas del Valle del Yaqui y, El Acueducto Independencia que está en litigio.
Escribo lo anterior, para ilustrar que, es falso que el agua del Yaqui solo pertenezca a unos cuantos a quienes, desde el gobierno de Guillermo Padrés, intentaron encasillar como los caciques de Cajeme. Son muchos los usuarios que sufrirían con una sequía, misma que amenaza con repetirse año con año, y, muchos de ellos, son pobres o de clase media.
En mayo pasado, antes de la época de lluvias, la Comisión Estatal del Agua de Sonora declaró que, en caso de no llover, en 15 días más se quedaría Hermosillo sin agua, con lo cual, se demuestra que el ilegal Acueducto no es la solución eterna que prometieron, pues, está sujeta al clima. Y, a pesar de todo lo anterior, se insiste en construir una acuaférico en Hermosillo, que lleve más agua del Novillo al norte de la capital, donde construyen colonias inmensas y edificios de departamentos todos los días.
Recordemos que, en la segunda parte del gobierno de Felipe Calderón, se obstinó, confabulado con Guillermo Padres, en la construcción de dicho acueducto sin tomar en cuenta otras alternativas. ¿Capricho? ¿Negociaciones de moches? Quién sabe, pero por sus pistolas se construyó y, aún ahora, existen laudos de la Suprema Corte de Justicia a favor de la Tribu Yaqui que, de aplicarse, el agua no sería tan mal distribuida.
A lo anterior, hay que sumarle que, en un plan de Justicia a la Tribu Yaqui, pretenden dotarlos con 600 millones de metros cúbicos, aunque si, con el inciso de que siempre y cuando exista disponibilidad, y, ya lo sabemos, hoy por hoy no existe esa cantidad de agua, a menos, claro, que se la quiten al Valle del Yaqui.
Quizá Adelfo Regino Montes, el sirector del Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, le ha comentado a su jefe Andrés Manuel López Obrador la existencia de agua en el Yaqui es hasta para tirar para arriba, y no le informa la verdad que cada día es más escaza.
El tema del agua debe de tratarse con seriedad, y, es preciso hacer un estudio integral entre las cuencas de Sonora, analizar posibilidades, buscar otras fuentes de abasto como el agua desalada y entonces sí, de lo que medianamente quede, repartir de manera equitativa y sustentable.
Por todo lo anterior, la amenaza de desaparecer el Valle del Yaqui no es un tema menor, si se llevan el agua, el valle se muere junto con Cajeme y sus habitantes. ¿No creen que pueda ocurrir esto? Dejen recordarles que, en 1994, se construyó la presa de El Cuchillo para abastecer de agua industrial y doméstica a Monterrey Nuevo León, y esto provocó que las ciudades de Mier y Miguel Alemán en Tamaulipas, detuvieron y retrasaron su crecimiento.
De verdad, lectora, lector, piénselo y hagamos conciencia, cuidemos el agua y considerémosla de tod@s equitativamente.
Gracias.