La Doctrina Estrada, vigente desde el año de 1930, trata en su resumen y fondo, de la ponencia de México de no participar en política interna de otros países, respetar sus decisiones y, si acaso no está de acuerdo, se reserva el derecho de retirar a sus agentes diplomáticos.

A últimas fechas, hemos visto como, nuestro país, parece haberse olvidado de la misma.

Hagamos un recuento:

Al ganar Joe Biden la presidencia de Estados Unidos, compitiendo contra el “amigo” de AMLO, el desparpajado Donald Trump, durante semanas se negó a lo que hicieron decenas de dirigentes de países, es decir, felicitarlo.

Antes de eso, durante la campaña entre ambos contendientes, nuestro Presidente acudió a Estados Unidos a reunirse con Trump, con lo cual fue interpretado como una clara injerencia para “jalar” el voto hispano mexicano.

Otra más: al inicio de su administración, López Obrador envió una carta al Rey de España, Felipe VI, en la que le solicitaba reconocer los atropellos que se cometieron durante la conquista y a pedir disculpas por ellos, con lo cual, tensó las relaciones innecesariamente por hechos ocurrido hace 500 años, olvidando que, en esa conquista, también hubo procesos de transculturización béneficos para nuestro país, y, de donde, nos dio identida, idioma y cultura. ¿Qué hubo injusticias entonces? Claro, pero pues, ¿cómo restaurarlas?

Más pegadito a estas fechas, el 10 de febrero, AMLO ataca de nuevo y en una conferencia mañanera, pide pausar la relación con España, sea lo que esto signifique, pero que tuvo consecuencias graves en la correlación entre ambos países, y provocó una nota diplomática de España, pidiendo que se aclarara la intención de esa petición.

¿Hay más?, claro. Dentro de las nominaciones para embajadores de México en algunos otros países, el Presidente propuso, como siguiente embajador en Panamá, a Pedro Salmerón, un maestro del ITAM y de la UNAM, acusado por varias alumnas (y después harían lo mismo mujeres militantes de Morena) de ser un acosador sexual y misógino. En días posteriores a la propuesta, la Ministro de la Secretaría de Relaciones Exteriores de Panamá, rechazó al maestro por las mismas causas. Ante ello, AMLO tuvo dos reacciones; la primera, acusar groseramente a la Ministra de ser como la Santa Inquisición y, la segunda, re poponer a Jesusa Rodríguez, una comediante afin a MORENA, con una reputación peor que la de Salmeron, es decir, como diciendo, “Ah, no me aceptas a Salmerón, ahí te mando algo peor”

La reacción ante esto, fue una declaración: “El presidente de Panamá, Laurentino Cortizo, exigió a su homólogo mexicano Andrés Manuel López Obrador, que respete las decisiones de su gobierno y reiteró el respaldo a la canciller de su país, Erika Mouynes, por oponerse a la designación como embajador del historiador Pedro Salmerón, acusado de acoso sexual.”

Seguimos: El Presidente de México exigió a Austria, la devolución del Penacho de Moctezuma, lo cual, pidió mediante una carta que su propia esposa, Beatriz Gutiérrez Muller, le presentó a ese gobierno. Digo, cualquiera puede pedir, pero lo grave es que, al no recibir respuesta positiva, en la mañanera AMLO declaró “Hay que seguir insistiendo que nos devuelvan el penacho y que nos devuelvan todo lo que se han robado y que pertenece a los mexicanos”.

Uno de sus más recientes episodios “diplomáticos”, fue que, ante la petición del Parlamento Europeo para que en México se protegiera más a los periodistas que en sus años de gobierno han sumado ya casi media centena, les repondió con una carta donde los llamó borregos. Se dice que, la misiva, fue redactada en las rodillas, durante un vuelo comercial, y dada a conocer antes de que Cancillería mexicana estuviese enterada.

Mientras los países no sean injerencistas, creo que pueden opinar y proponer a sus socios comerciales, adecuaciones para salvaguardar los Derechos Humanos, más, cuando nuestro país, al firmar tratado con la Unión Europea, se comprometió a respetarlos.

Quizá el presidente no sepa mucho de relaciones exteriores, ni de que, nuestro principal socio económico es Estados Unidos, que el segundo es España, que los terceros son los europeos y que, somos un referente para nuestros hermanos de América Latina, incluida Panama, y que este tipo de actitudes, no nos hacen nada bien.

Pero bueno, nuestro presidente es así, al parecer, guiado ahora por un enojo al ver que sus números en las encuestas han descendio dramáticamente en los dos últimos meses y eso, lo trae enojado y provoca sus impensados berrinches.

Gracias

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