Los manglares constituyen una primera línea de defensa natural frente a fenómenos marinos adversos y, además, son importantes sumideros de carbono pero están en retroceso: el planeta ha perdido un tercio de los que existían, han alertado a Efe científicos y conservacionistas.
El análisis del 2021 de la alianza internacional de organizaciones ecologistas Global Mangrove Alliance (GMA) muestra que estos ecosistemas marinos costeros –con una extensión de cerca de 140,000 kilómetros cuadrados km2 en zonas tropicales y subtropicales- protegen frente a la erosión, el oleaje y el aumento del nivel del mar y reducen el riesgo de inundación.
Según los cálculos de GMA previenen daños a la propiedad por valor de más de 64,000 millones de euros anuales a unos 15 millones de personas.
Además, son capaces de capturar altas tasas de carbono, hasta el punto de que “una hectárea de manglar fija cien veces más carbono que otra de bosque tropical”, ha explicado Ricardo Aguilar, director de expediciones de Oceana Europa.
Otra de sus ventajas es que sus raíces funcionan como hábitats para cría de moluscos, peces y crustáceos, por lo que aproximadamente un tercio de las pesquerías de pequeña escala dependen de su existencia.