Dos activistas medioambientales se adhirieron con super pegamento a la estructura de un esqueleto de dinosaurio en el Museo de Historia Natural de Berlín para protestar por la falta de estrategias funcionales del gobierno alemán para atender la urgencia climática.
“A diferencia de los dinosaurios, nosotros podemos cambiar nuestra suerte”, declaró la activista Caris Connell, de 34 años, mientas se pegaba al dinosaurio. “¿Queremos extinguirnos como los dinosaurios, o queremos sobrevivir?”, gritó.
La segunda activista, Solvig Schinkoethe, que estaba acompañada por su hijo, dijo que como madre de cuatro niños teme por las consecuencias del calentamiento global. “Hemos decidido proteger a nuestros niños de la mortífera ignorancia de nuestro gobierno”, protestó la mujer.
Los ataques a museos por parte de activistas medioambientales son cada vez más frecuentes. En el último mes varios cuadros y piezas de arte valuadas en millones de dólares ha sido víctimas de las protestas.
Se ha vuelto común que activistas lancen algún tipo de pintura o alimento a las pinturas o piezas importantes de los museos para posteriormente pegarse a la pared o incluso a los cuadros, como ha sucedido en Berlín con el esqueleto de un dinosaurio.
La última manifestación de este tipo se realizó apenas hace 4 días, el 27 de octubre, en el museo Mauritshuis en La Haya. Dos activistas decidieron protestar pegándose a la pintura de ‘La joven de la perla’, del pintor neerlandés Johannes Vermeer, conocida como la ‘Mona Lisa del Norte’.
“¿Cómo se siente ver algo hermoso destruido ante tus ojos?”, gritó uno de los activistas mientras derramaba pintura roja sobre la cabeza de su compañero que pegó su cabeza a la pintura.
Hasta el momento ningún cuadro ha resultado verdaderamente dañado pues todos contaban con protección de cristal. Sin embargo, varios museos del mundo han comenzado a desarrollar nuevos protocolos de seguridad ante la amenaza de más protestas.