Como parte de la misión Artemis I, el nuevo cohete lunar de la NASA despegó el miércoles de madrugada en su primer vuelo con tres muñecos de prueba, un paso crucial para que Estados Unidos vuelva a llevar astronautas a la superficie lunar por primera vez desde el final del programa Apolo hace 50 años.
Si todo sale bien durante el decisivo vuelo de tres semanas, la cápsula vacía de tripulación entrará en una amplia órbita en torno a la Luna y después regresará a la Tierra con un amerizaje en el Pacífico en diciembre.
Tras años de demoras y miles de millones de dólares en sobrecostes, el Sistema de Lanzamiento Espacial despegó del Centro Espacial Kennedy y alcanzó los 160 kilómetros por hora en cuestión de segundos. La cápsula Orión, colocada en la parte superior, se separó del cohete tras menos de 2 horas de vuelo para dirigirse hacia la luna.
El lanzamiento se completó tras casi tres meses de exasperantes fugas de combustibles que tuvieron al cohete yendo y viniendo entre el hangar y la plataforma. El huracán Ian obligó a guardarlo bajo techo a finales de septiembre, aunque la semana pasada aguantó al aire libre cuando Nicole pasó por la zona con ráfagas de más de 130 kilómetros (80 millas) por hora. Aunque el viento causó algunos daños, los responsables dieron luz verde al lanzamiento.
El despegue era el inicio del programa de exploración lunar Artemis de la NASA, bautizado por la hermana melliza de Apolo en la mitología griega. La agencia espacial quiere enviar cuatro astronautas para orbitar en torno a la Luna en el siguiente vuelo, en 2024, y llevar humanos a la superficie del satélite a partir de 2025.
“Se han ganado ustedes su lugar en la historia”, dijo Blackwell-Thompson a su equipo tras el despegue. “Forman parte de una primera vez. No ocurre muy a menudo. Una vez por carrera, quizá. Pero todos formamos parte de algo increíblemente especial: el primer lanzamiento de Artemis. El primer paso para volver a llevar nuestro país a la Luna y a Marte”.