Pablo Beltrán
La sorpresiva y temida “X”
Y después de que el presidente AMLO ha fustigado el nombre de Claudio X. González (padre e hijo) como símbolo del conservadurismo, del empresariado y de la oligarquía, ahora resulta que hay una “X” diversa que surge en la semana en los algoritmos de la oposición, pero con ingredientes diametralmente opuestos.
Se trata de una “X” también atacada desde Palacio Nacional, pero con diversa intensidad, pues cada golpe de inmediato ha tenido su respuesta -hasta pedaleando bicicleta-, ya que este peculiar personaje, aparte de ser de origen indígena, de provenir de estratos muy modestos, viene a cambiar la narrativa presidencial en torno a que la oposición es alejada de la gente, ya que en contrasentido resulta que la otra “X” es gente eminentemente del pueblo y de la “cultura de la chinga”.
Así pues, en la semana la gran sorpresa fue la aparición de Xóchitl Gálvez Ruiz al escaparate electoral nacional, la cual aun y cuando es senadora de la República, sus aspiraciones hasta hace unos días solo llevaban dirección hacia la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, pero algo pasó por su mente que cambió sus metas y ahora su intención es mejor ir por el mando de este país.
La senadora Gálvez, sin lugar a dudas, ha dado mucho de qué hablar durante su trayectoria, pues aparte de sortear la pobreza y vender hasta gelatinas en su natal Tepatepec Hidalgo, pasó como becaria a la UNAM, en donde se convirtió en ingeniera, para luego conformar su propia empresa.
De repente en el sexenio de Vicente Fox fue invitada como miembro prominente de la sociedad civil -altruista en programas indigenistas- a participar en la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas, siguiendo así una carrera estelar y aunque compitió y perdió la elección por el estado de Hidalgo, a la postre fue irónicamente delegada por la Miguel Hidalgo y así actualmente, fungir como legisladora en la Cámara Alta, en donde ha tenido un rol muy fundamental para la sobrevivencia del sistema de frenos y contrapesos.
Ahora la gran pregunta es si Xóchitl, la flor en náhuatl, se encuentra en reales posibilidades de alcanzar la candidatura del llamado Frente Amplio por México, pues pudiera tener zancadillas de personajes de no muy buena reputación, como Alito y su pandilla; de ahí que la senadora tendrá que andar con pies de plomo, ya que pudiera darse el caso de que algunos no aceptaran la llegada de una persona de origen modesto, de lucha y de un carácter genuinamente popular, con un altruismo ahora sí que a “flor de piel”.
La otra X, la inesperada X, pone a dos bandos en alerta, tanto al doméstico del Frente Amplio, por los intereses creados por tantos años dentro de los integrantes de los partidos coaligados, pero más importante aún: en una eventual candidatura pondría a la mismísima 4T contra la pared, toda vez que su figura representa una mucha mayor identificación con el verdadero pueblo que cualesquiera de las seis corcholatas, cuantimás de la favorita Sheinbaum, que dista de provenir de alguna comunidad, de conocer las carencias y las costumbres de “los de abajo”, lo que tampoco es pecado.
Con el correr de los meses se despejará la incógnita y se verá si esta Xóchitl llega a tomar la estafeta por el lado de la oposición y así enfrentar al ungido de la cuarta transformación. La aparición de esta señora da un giro al foco electoral y pone el estado de las cosas en situación muy distinta a la que se veía tan solo hace unos días: La Gálvez es competitiva, muy mexicana y si hace click con el pueblo – al que pertenece y se puede volcar a su favor- le pudiera dar un gran susto a la corcholata destapada.
Por lo tanto, no habría que asombrarse si en las próximas semanas, por decreto, se le quita la X al nombre del país, para pasar a ser Méjico -al estilo siglo XIX-, bajo pretexto de la grandeza de Juárez, Lerdo y otros más.
Ni modo, el discurso de los pobres pudiera cambiar de rumbo, pues en cada alusión que se haga, se pudiera dar algo así como una especie de rocío a esa flor náhuatl… y no vaya a ser que crezca aún más…
Ya veremos.
SEGALMEX EN CRISTALERÍA. Y ante lo indefendible del caso, ahora resultó que el affaire de Seguridad Alimentaria Mexicana, fue todo un tema dentro de las mañaneras de la semana, teniendo el jueves un gran espacio de difusión toda la serie de actos de corrupción que se han dado durante este sexenio en tal organismo descentralizado, sectorizado a la SADER.
Se habla de miles de millones de pesos en una danza escalofriante de recursos -entre 10 y 15 mil millones de pesos-, lo que evidencia aquella oferta de honestidad en el entonces estrenado gobierno federal, pues algunos de los “nuevos” resultaron más habilidosos para la rapiña que hasta los más nefastos priistas del siglo XX.
Ni hablar, ahora la justificación del presidente es precisamente que el amigo de Raúl Salinas, el ex priista Ignacio Ovalle -de inicio titular de Segalmex- invitó a trabajar a priistas, los cuales a la vez operaron toda la trama truculenta ante el gran desfalco, de mayor calado que la Estafa Maestra del peñanietismo.
Lo curioso es que Ignacio Ovalle no ha sido tocado ni con el pétalo de una rosa, sino todo lo contrario, fue llevado desde el año pasado como titular al Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal, órgano desconcentrado de Segob.
En fin, a veces se premian las travesuras, aunque a final de cuentas -dicen algunos- posiblemente nunca se dio cuenta…
¡Sí Chuy!…