Becker García
¿Acabar con la agricultura?
Pareciera como que, el gobierno de la 4T, quisiera desmantelar el sector agropecuario, y, regresarlo a los tiempos de la agricultura para autoconsumo, apoyando solamente a agricultores de hasta 5 hectáreas.
Veamos el caso del maíz, el principal y ancestral producto que consumimos los mexicanos. El promedio de la producción de maíz anual, es de 27-28 millones de toneladas, pero, el consumo en nuestro país es de 44 millones de toneladas, es decir, si bien nos va, tenemos que importar 16 millones de toneladas por año.
En el caso del trigo, se producen 3 millones de toneladas, pero el consumo, es de 6 millones, lo cual nos convierte en uno de los principales importadores de dicho cereal en el mundo.
Pero, ¿qué pasa con la agricultura en México? Pasa que, lamentablemente, se está desanimando la producción de la misma, con acciones tan claras como desaparecer la financiera rural, que de alguna manera prestaba con menores intereses que la banca comercial, desaparición de Agroasemex dejando en las grandes aseguradoras la elaboración de pólizas más caras y, sobre todo, negar el derecho inscrito en la ley de Desarrollo Rural que obliga a que, en años malos, cuando menos subsanar las pérdidas como lo hacen en la mayoría de los países.
Circula en redes un vídeo, donde, agricultores de Alemania protestan contra la decisión del gobierno de no subsidiar el diésel agrícola. En las imágenes, se ven miles de tractores marchando en una autopista por los cuatro carriles, además de llevar, supongo, a oficinas de gobierno, lo que se supone son deshechos agrícolas que bien podrían ser una composta.
En el pasado ciclo agrícola, se dieron protestas de varios productores de maíz, trigo y sorgo, pero el gobierno permaneció hizo dos o tres pequeños ajustes, con lo cual, muchos fueron lo que, o cayeron en cartera vencida o salieron apenas raspando la cobija.
Pareciera, insisto, que la agricultura y la autosuficiencia alimentaria, fueran menos importantes que las obras como el aeropuerto y los trenes, y eso nos llevará, tarde o temprano, a gastar millones de pesos en importar la comida que necesitamos.
Viene otra cosa: en el Senado, se prepara ya, una vez más, la intención de reformar la ley de aguas en nuestro país.
Veamos: En general, México cuenta con una gran cantidad de agua dulce proveniente de ríos, lagos y acuíferos subterráneos. Según datos oficiales, el país tiene un promedio anual de 410 mil millones de metros cúbicos de agua dulce disponibles, lo que lo ubica como uno de los países con mayores reservas en América Latina. Sin embargo, gran parte de esta agua se encuentra en la región sureste del país, mientras que en otras áreas como el norte y el centro la disponibilidad es menor. Además, factores como la contaminación y la sobreexplotación de los acuíferos han provocado que la calidad del agua en algunas zonas sea deficiente. Además, el acceso al agua potable es limitado para una parte de la población. Según la Comisión Nacional del Agua (Conagua), alrededor del 7% de los hogares en México no cuentan con acceso a agua potable, lo que afecta principalmente a comunidades rurales y marginadas. A nivel de gestión, el agua en México está regulada por la Conagua, que tiene la responsabilidad de administrar y distribuir el recurso de manera equitativa. Sin embargo, el manejo del agua en el país todavía enfrenta desafíos como la falta de coordinación entre los diferentes niveles de gobierno, la corrupción y la falta de inversión en infraestructura hídrica.
Según lo estamos viendo en Sonora, se está tratando de que todas las comunidades tengan acceso a agua potable, pero también, y es un hecho, la distribución del agua no contempla producir más agua, sino repartir la que no alcanza.
No se pone orden en la cuenca del Río Sonora, y, pareciera que con el agua del Yaqui quieren resolver todos los problemas, sin importar el punto de vista de los productores, no solo del Valle del Yaqui, sino también de los ribereños aguas arriba.
Así, próximamente no habrá agua que alcance y, aún cuando desconozco la nueva ley que se dice, se discutirá en el Senado, seguramente y los agricultores llevaran las de perder en caso de aprobarse.
Si esto pasa, si esto ocurre, créanme ustedes que seremos, un pueblo fantasma, donde ya desde hoy, la violencia y la falta de circulante son el pan nuestro de cada día.
Ya lo veremos…
Gracias por leerme.