El Parlamento griego aprobó la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, una victoria histórica para los defensores de los derechos de los LGBT que fue recibida con vítores por los espectadores en el Parlamento y por decenas de personas congregadas en las calles de Atenas.
La ley otorga a las parejas del mismo sexo el derecho a casarse y adoptar niños, y llega tras décadas de campaña de la comunidad LGBT por la igualdad matrimonial en este país socialmente conservador.
“Es un momento histórico”, declaró a Reuters Stella Belia, directora del grupo de padres del mismo sexo Rainbow Families. “Es un día de alegría”.
El proyecto de ley fue aprobado por 176 legisladores en el Parlamento de 300 escaños y se convertirá en ley cuando se publique en el boletín oficial del gobierno.
Aunque miembros del partido de centro-derecha Nueva Democracia, del primer ministro Kyriakos Mitsotakis, se abstuvieron o votaron contra el proyecto, éste obtuvo el apoyo suficiente de la oposición de izquierdas en una rara muestra de unidad entre partidos a pesar de un tenso debate.
“Es un paso muy importante para los derechos humanos, un paso muy importante para la igualdad y un paso muy importante para la sociedad griega”, declaró Nikos Nikolaidis, historiador de 40 años que se unió a una manifestación a favor del proyecto de ley antes de la votación.
La poderosa Iglesia Ortodoxa, que considera la homosexualidad un pecado, se opuso al matrimonio entre personas del mismo sexo.
Mientras que muchos miembros de la comunidad LGBT creen que el proyecto de ley no va lo suficientemente lejos.
No elimina los obstáculos para que las parejas LGBT utilicen métodos de reproducción asistida. La gestación subrogada tampoco se extenderá a las personas LGBT, aunque el proyecto de ley reconoce a los niños nacidos por este método en el extranjero.
Elliniki Lysi, uno de los tres partidos de extrema derecha con representación parlamentaria, calificó el proyecto de “anticristiano” y dijo que perjudica los intereses nacionales.
El exprimer Ministro Antonis Samaras, legislador de Nueva Democracia, declaró: “Por supuesto que votaré en contra.
“El matrimonio de parejas del mismo sexo… no es un derecho humano”.
Grupos LGTB se concentraron ante el parlamento. En una pancarta se leía: “Ni un paso atrás en la igualdad real”.
“Estoy muy orgullosa como ciudadana griega porque Grecia es realmente -ahora- uno de los países más progresistas”, dijo Ermina Papadima, miembro de la Asociación Griega de Apoyo a los Transexuales.
Los activistas llevan décadas presionando por el cambio, a menudo a contracorriente de la Iglesia y los políticos de derechas.