Milton Martínez Estrada

El ayudante de Manlio

Ustedes podrán ver muy tranquilos y contentos a los morenistas por su incontestable victoria electoral, pero además de que Manlio Fabio Beltrones Rivera se les coló al Senado también estará su ayudante.

Me refiero a Iván Jaimes Archundia, el exsecretario de la Consejería Jurídica en el sexenio de Claudia Pavlovich, quien es el senador suplente de Manlio y no debe de olvidarse que es quien contuvo a la inexperta bancada morenista y a sus inoperantes aliados.

¿No lo recuerdan? Corría el caótico año de 2018 cuando el personaje -siempre low profile- asesoró a Claudia Artemiza Pavlovich Arellano para que preparara una emboscada legislativa a los diputados entrantes de la 62 Legislatura (2018-2021).

Como la mayoría recuerda, el tsunami electoral morenista de 2018 consiguió para su causa 20 de 21 escaños disponibles.

Entonces Pavlovich – de la mano de Iván Jaimes- instrumentó un “veto legislativo” para acotar a los diputados de la coalición Juntos Haremos Historia y controlar el Congreso sonorense.

El Congreso de Sonora aprobó en sesión extraordinaria, la mañana del miércoles 8 de agosto de 2018, un paquete reformatorio que otorgaba facultades a la gobernadora sobre lo que correspondía al Poder Legislativo.

En aquella ocasión, el “veto legislativo” que a la postre se convirtió en la Ley 288, anuló las atribuciones de los diputados en materia de revisión de la Cuenta Pública y de supervisión del Ejecutivo.

También relegó la facultad que tenían los diputados para designar a los titulares de los organismos autónomos y del personal administrativo del parlamento local.

La iniciativa llevó y trajo muchas reyertas, cierres del Congreso y traiciones -por parte de los diputados- que aprobaron esta lesiva ley, misma que fue derogada en parte hasta 2021 con ayuda de la federación y para aterciopelar la llegada de Durazo al gobierno sonorense.

Voy a ser muy claro en lo siguiente, de aquella Ley veto quedó: Que el gobernador no tiene la obligación de atender las comparecencias al Congreso sonorense (no le rendirá cuentas a los diputados); el mandatario en turno sigue con la facultad de vetar la Ley de Ingresos y Presupuestos de Egresos; además de que el Congreso seguirá obligado a publicar su Gaceta Legislativa dos días antes de las sesiones, lo que le quita el factor sorpresa y soberanía a la actividad de los diputados.

Aquí está la mano de Iván Jaimes Archundia. Se hace pasar como bajo perfil, pero es una especie del Jurásico tardío priista e incondicional de Manlio Fabio Beltrones.

Si logró ese nivel de efectividad con Pavlovich, una mediocre política con más intereses que virtudes, imagínense en el Senado de la República a un lado del exgobernador sonorense. Esta dupla es dinamita y no veo un par de políticos entre Morena y sus aliados que le puedan hacer frente.

Lo escribo porque el presidente saliente, Andrés Manuel López Obrador presentó un paquete reformatorio de unas 20 iniciativas y la mandataria mexicana entrante, Claudia Sheinbaum, trae entre manos otras 17 ¿Quién de entre los cuatroteistas podrá negociar entre las cámaras para lograr este reto legislativo? Podría ser La Siguiente Pregunta, pero no lo es. Sigamos.

Jaimes Archundia también operó que los morenistas ni se dieran cuenta que aprobaron el Paquete Económico 2020, en el que se incluía un endeudamiento de 1,300 millones de pesos. Los diputados morenistas se hicieron chombitos y aprobaron todo sin darse cuenta. Los legisladores se dijeron engañados en aquella ocasión.

Y el pasaje que dio pie a esta columna es la reforma política-electoral de 2021, en donde se había planeado un candado al cuello a Morena y aliados.

Resulta que en esta reforma discutida a finales de mayo del 2020, se planeaba incluir la segunda vuelta electoral, la obligatoriedad de salir a votar y la facilidad para que todos los partidos se unieran para echarle montón a Morena.

Es de recordar que los diputados morenistas ni enterados de lo que estaba en juego, les ganaron la Mesa Directiva, no les daban los números en las comisiones unidas y solo era cuestión de días para que esto se sometiera al Pleno.

Así, derrotados como estaban, aquella reforma que Pavlovich, por diligencia de Archundia, tenía el control de la elección en 2021 desde un año antes, en mayo de 2020.

Fueron días que pasaron desapercibidos por la pandemia. Con la victoria en las manos, Pavlovich se fue al descanso. Los morenistas desconcertados no sabían ni cómo ni en qué forma habían perdido.

Extrañamente, dos días antes de que se reuniera el Pleno en el Congreso sonorense, Morena festinaba que la reforma de Pavlovich no iba a ser y -en cambio- se aprobaría una legislación descafeinada.

¿Qué pasó en esos dos días? Se pactó la sucesión aterciopelada del gobierno priista de Pavlovich al morenista de Alfonso Durazo.

Es historia popular de la traición de Pavlovich a Ernesto Gándara en la elección de 2021. La exgobernadora ni metió las manos. Sacrificó al Borrego, en otras palabras.

Pero no se diga que no sacó provecho de esta jugarreta gubernamental: Hoy está en sus últimos días cónsul en Barcelona por orden de Andrés Manuel López Obrador.

E Iván Jaimes Archundía se ganó la patente notarial 114 por sus acciones gubernamentales. Ahora ya saben quién es el ayudante de Manlio. Saquen sus cuentas.

¿Qué cositas harán Beltrones y Archundia en el Senado? Ya lo sabremos.

Hasta aquí mi columna de esta semana. Si les ha gustado, hablen con sus cercanos de esto y déjenme algún comentario en las redes sociales del Medios Obson. Saludos, apreciados redlectores.

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