Óscar Félix / MO

A casi un año del feminicidio de Alma Lourdes, el dolor de su familia sigue siendo una herida abierta, mientras la justicia se mantiene esquiva.

El próximo 19 de julio se cumplirán 11 meses desde el brutal crimen que sacudió a la comunidad y más allá, dejando una estela de indignación por la falta de celeridad en el proceso judicial.

La familia de Alma Lourdes ha enfrentado no solo la pérdida de un ser querido, sino también un acompañamiento inconsistente por parte de las autoridades. 

En una entrevista expuesta en redes sociales Isabel Llamas, hermana de Alma, expresó su frustración: “Se supone que cuando existe un caso de feminicidio y hay un tema de orfandad, debe proteger el Estado (Comisión Estatal de Atención a Víctimas) al menor, y se tardaron en hacerlo. Presenté una queja ante la Comisión Estatal de Derechos Humanos y hasta febrero se empezó a actuar. Ahí fue cuando empezó a recibir la atención psicológica y el apoyo económico.”

Aunque la ayuda psicológica para la menor continúa, el apoyo económico solo se extendió de febrero a mayo, lo cual Isabel considera insuficiente. 

En cuanto al proceso judicial, la falta de información y el retraso en la sentencia han sido particularmente difíciles de sobrellevar. “Ningún familiar debería estar esperando por la resolución de un caso por tanto tiempo. Es desgastante, indignante y muy molesto, porque no nos da tranquilidad de que las cosas vayan a funcionar. La verdad, es preocupante.”

Tras la última audiencia en mayo o junio, el imputado interpuso un recurso que ha dilatado aún más la sentencia, prolongando la incertidumbre y el sufrimiento de la familia de Alma Lourdes.

 La lucha por justicia para Alma sigue siendo una dolorosa espera, reflejando un sistema que aún tiene mucho por mejorar para proteger a las víctimas y sus familias.

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