Óscar Félix / MO
El cierre inesperado de la calle Paseo Miravalle, desde la calle Cuarzo hasta la CTM, generó alarma entre los vecinos del fraccionamiento Alameda, quienes no tardaron en cuestionar la causa del despliegue de seguridad. Personal de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC) y del Ejército Mexicano se presentó en el sitio, elevando las sospechas sobre un posible suceso de gran magnitud.
La incertidumbre creció a medida que los residentes observaban la actividad en la zona, con agentes y militares resguardando el área.
Sin embargo, la situación tomó un giro inesperado cuando, de manera extraoficial, se dio a conocer que la movilización fue originada por una denuncia anónima que señalaba la venta de drogas en un local de la calle.
Tras una revisión exhaustiva, se determinó que la acusación carecía de fundamento, resultando en una falsa alarma que solo sembró el desconcierto en la comunidad.
El incidente dejó a los vecinos con sentimientos encontrados, aliviados por la ausencia de un verdadero peligro, pero preocupados por la facilidad con la que un rumor puede desencadenar un operativo de tal magnitud.