Óscar Félix / MO

El esfuerzo por limpiar el canal de la calle 300 parece haber generado más problemas de los que resolvió. 

Tras retirar el lodo y la basura acumulada en el cauce, grandes montones de desechos ahora se apilan a los costados del canal, transformando el entorno en un verdadero paisaje de escombros y suciedad.

Lo que se pretendía como una acción para mejorar la estética y funcionalidad del canal ha terminado por crear nuevas preocupaciones entre los vecinos. 

Conductores, ciclistas y peatones que recorren la zona no pueden evitar notar las colinas de lodo y desperdicios que invaden las orillas. Algunos describen la situación como un “nuevo basurero a cielo abierto”.

El problema no es solo visual. Los residentes temen que estas acumulaciones puedan convertirse en un foco de infecciones o de plagas. 

“Antes teníamos el canal sucio por dentro, ahora tenemos basura por fuera”, comenta un habitante de la colonia México. 

La preocupación principal radica en que estos residuos pueden ser arrastrados de nuevo al canal con la próxima lluvia, regresando todo al punto de partida.

A lo largo de la calle, los montones parecen crecer cada día sin señales de que las autoridades tengan un plan concreto para su recolección.

Algunos vecinos incluso han tomado la iniciativa de retirar pequeñas cantidades por su cuenta, pero la magnitud del problema supera cualquier esfuerzo individual.

La expectativa de un ambiente más sano y seguro parece haberse desvanecido tan rápido como llegaron los montones de lodo y basura.

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