Óscar Félix / MO
Este 12 de diciembre, un cielo nublado no detuvo la celebración en Cajeme, donde familias se congregaron en el cerrito de la Virgen para rendir homenaje a la Madre de México.
El un clima estupendo dio paso a la calidez humana y la fe que se desbordaron en el lugar.
Desde primeras horas de la mañana, los fieles llegaron con veladoras encendidas y ramos de flores, dispuestos a compartir su devoción en este día tan significativo.
Mientras las nubes cubrían el sol, la comunidad se llenó de vida.
Las risas de los niños resonaban entre los murmullos de oración, y los adultos compartían anécdotas sobre sus tradiciones familiares en torno a esta celebración.
La música y las melodías de canciones tradicionales se entrelazaron con el sonido creando una sinfonía que elevaba el espíritu de todos los presentes.
La comida típica también ocupó un lugar especial, con puestos que ofrecían desde tamales hasta atole, lo que ayudó a mantener el calor y la alegría en medio del clima fresco.
Con cada oración y cada canto, los cajemenses reafirmaron su compromiso con la Virgen de Guadalupe, encontrando en su imagen un símbolo de protección y esperanza. La celebración se convirtió en un recordatorio de que, a pesar de las adversidades, la fe y la comunidad siempre encuentran la manera de brillar, incluso en los días más nublados.

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