Pablo Beltrán
Crónica de un encontronazo
Y vaya que luego del zipizape entre el senador Adán Augusto López Hernández y el diputado Ricardo Monreal Ávila, ocurrido hace ya una semana, desencadenó en todos estos días varias reacciones trascendentes, mismas que pusieron en evidencia a los dos pastores políticos de ambas cámaras, pero sobre todo, se puso en tesitura el buen quehacer del statu quo que domina este México hiperrealista.
El reclamo del otro López de Tabasco hacia el zacatecano, no deriva de otra cosa que de un problema de pesos y centavos. Monreal, con el poder que le da la materia del presupuesto de egresos, al ser de análisis y aprobación exclusiva de la cámara baja, ante ello tuvo en sus manos la mayoría para decidir el destino de los dineros públicos asignados a cada poder, organismos y dependencias para 2025; pues si bien los trabajos obedecen de entrada a un proyecto del ejecutivo a través de la Secretaría de Hacienda, no dejemos de lado que la cámara de diputados tiene la palabra final conforme al artículo 74 constitucional.
Al checar el senador López Hernández la asignación a la cámara alta, en forma pública puso el grito en el cielo, aludiendo una disminución en relación al año anterior, la cual no supo explicar del todo, pero en dicho reclamo el dardo iba directamente al diputado Monreal, para acto seguido y sin dar nombres, señalar que en la legislatura anterior del senado hubo irregularidades en contratos por el orden de los ciento cincuenta millones de pesos, lo cual puso de vuelta en entredicho al hoy coordinador de los diputados, pues éste dejó hace apenas unos meses el liderazgo del senado, en donde tuvo los manejos no solo políticos, sino financieros.
Monreal dio su respuesta en redes casi de inmediato, acusando perversidad entre correligionarios.
El mismo día a través del presidente de la mesa directiva, el diputado Gutiérrez Luna, presumió un desplegado a favor de Monreal, del cual a los minutos varios “firmantes” negaron haber avalado; mientras que, por otro lado, Noroña echaba gasolina al fuego, al esgrimir “venganzas personales”. ¿Acaso guerra de grupos?
Al día siguiente, la propia mandataria nacional, en respuesta a pregunta expresa durante una gira por Palenque, Chiapas, contestó que la situación trataba sobre “un asunto menor” …que se ocupaba cabeza fría.
Ya el lunes 16, al seguir el tema en su máxima efervescencia, en plena “Mañanera del Pueblo”, la presidente de la república aludió a que, sobre la cuestión de los contratos irregulares, tendrían que explicarlo ellos. Rematando: “Si tienen algo que denunciar que lo denuncien, hay las vías no necesitan que sea un asunto público y yo sé que los dos son compañeros que saben que lo más importante es el movimiento de transformación”
El mismo lunes por la tarde, se convocó a Palacio Nacional a los dos coordinadores en pugna y ahí quedó para la posteridad la foto con la árbitro Rosa Icela, que firma como Secretaria del Interior y aquellos con cara de velorio.
De suma importancia las declaraciones de la dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde, el martes 17, quien señaló que se deben de aclarar las cosas e incluso poner las denuncias correspondientes de los malos manejos señalados por López Hernández, pues de otra manera la omisión los haría caer en complicidad.
Incluso a mitad de semana en los altos círculos de la política mexicana, ante el encono, se hablaba de relevos en las coordinaciones guindas: para senadores Nacho Mier y para diputados, Alfonso Ramírez Cuéllar.
Luego el jueves 19, la líder morenista -ya más serena- manifestó que lo más importante es “cuidar a Morena y la unidad del movimiento por encima de las diferencias internas, porque de lo contrario se daña al partido”. Afirmando, además, que el desencuentro entre los coordinadores Adán Augusto López y Ricardo Monreal ya dio vuelta a la página… ya dejando en pocas horas en el olvido la sugerencia de denunciar.
Ya el día de ayer el tema en apariencia quedó prácticamente diluido en reflectores, durando solo una semana el control de daños por parte del statu quo y la dirigencia morenista. Toda una proeza.
Esta fue la crónica del descubrimiento de supuesta corrupción en el senado de la república y la algo visible instrucción política de minimizar y darle la “vuelta a la página” a un episodio ciertamente incómodo.
Y después de todo esto pareciera que se trata de dejar como mensaje, que la “ropa sucia se lava en casa” …aunque en este caso la ropa no sea solo de una casa y la lavada ocupará del chaca chaca de otras instancias de dientes afilados.
Y en el aire queda:
¿Será solo silencio enfriador o van al olvido las acciones legales?
¿Tendrán los actores de esta trama -por acción o por omisión-, la voz completa para seguir utilizando la palabra “corrupción” para eclipsar instituciones, llevar a cabo reformas o sacar buenos resultados electorales?
Ahí la dejamos…