Pablo Beltrán

¿Auschwitzitlán?

Y vaya que, desde hace muy buen rato, un solo tema no había durado tanto tiempo como nota principal en este país, como lo es, el escenario encontrado en el Rancho Izaguirre, enclavado en el corazón de Teuchitlán, Jalisco.

La noticia, que viene desde hace ya más de diez días, ha levantado y jalado la atención del ciudadano común, ama de casa, obrero, hasta de la clase política mexicana, con tal intensidad que tal suceso ha golpeado al statu quo nacional, en cuya agenda de riesgo, se han buscado todas las salidas para aligerar la carga, sobre todo buscando derivar el asunto política y mediáticamente hacia el Gobierno del Estado de Jalisco y su Fiscalía.

El caso del rancho, en donde en septiembre del año pasado se llevó a cabo un operativo por la Guardia Nacional, que resultó con gente armada detenida y rescate de personas privadas de su libertad, al parecer terminó en manos de la Fiscalía local jalisciense, la cual puso a los imputados a disposición de un juez penal, mismos que se dice, se encuentran detenidos en algún centro penitenciario del país.

Ante la llegada e ingreso de colectivos buscadores de desaparecidos al sitio, ahora en el mes de marzo, se procedió a revisar el lugar  -muy probablemente sin anuencia alguna- para iniciar trabajos de búsqueda, dándose hallazgos muy peculiares, como más de un centenar de zapatos, ropa, maletas, artículos personales, credenciales de elector, hojas con notas a mano, pero además restos óseos, aparentemente calcinados, lo que ha dado a pensar en el uso de hornos crematorios, emergiendo así la teoría de la existencia de un campo de exterminio.

La elocuente foto del cúmulo de zapatos le ha dado la vuelta al mundo y trajo de inmediato a que se evocaran los campos de concentración nazis en la Polonia ocupada, recordándose así la tragedia de Auschwitz, en donde miles de judíos fueron exterminados por el fuego de los hornos, durante el devenir de la Segunda Guerra Mundial.

Por supuesto, que la comparación de inicio y de momento va en función a la imagen captada, pero habrá que investigarse a fondo que  realmente es lo que sucedió en este lugar del occidente mexicano, para así comprobarse científicamente si realmente había crematorios, pero además, cuáles fueron los motivos porque nunca salió a la luz pública en su momento este sitio tan controversial, en donde se han encontrado más de 1,300 objetos, esto dentro de una actual crisis de desaparecidos que oscilan las 124 mil personas.

Ahora a mediados de la semana, después de una rueda de prensa del Fiscal nacional, se programó una visita al rancho, la cual efectivamente se dio el jueves, en donde la mayoría de los asistentes, entre buscadores y miembros de la prensa, encontraron un lugar ya distinto, al parecer con el orden de las diligencias penales, que le dieron distinta fisionomía. Ahí sobraron las quejas, el llanto y la desilusión. Claro, algunos todavía mantienen la esperanza de localizar a sus familiares, para dejar de vivir en la incertidumbre.

Esto apenas empieza y ha dado lugar a que la propia presidenta haya ordenado disposiciones legales para atender el problema de las desapariciones más de fondo.

El costo político ha sido incalculable y la desviación de responsabilidad hacia las autoridades de Jalisco se ve venir, sin que en el caso quizá sea la mejor salida, pues recordemos Ayotzinapa, en donde el gobierno federal peñanietista trató de insinuar la responsiva hacia el entonces gobierno perredista de Guerrero de 2014, con tan mal tino, que pareciera que lo único que se fabricó fue un boomerang que le vino a dar en la frente al priismo nacional, tan así que las consecuencias le abrieron las puertas de Palacio a la actual casta gobernante.

Lo que todo México espera y por el bien de la nación, es que no se trate de construir otra verdad más histriónica que histórica, pues este país ya no aguantaría otra tomada de pelo y volvería la desconfianza  hacia las instituciones, lo que no es nada saludable, máxime  en estos momentos tan turbulentos, en donde el líder del vecino país del norte trae más que puesta la lupa para dar su nueva determinación sobre aranceles en pocos días -2 de abril-, lo que debe de traer nerviosos a más de tres, pues aparte de la crisis de inseguridad, se pudiera sumar la económica.

Mientras tanto, en la arena política el tema ha dado para muchos jaloneos entre rudos y técnicos, empezando por el afamado presidente de la mesa directiva del Senado, Fernández Noroña que ha tratado de mandar el mensaje de que pudiera tratarse de un montaje de los buscadores o “adversarios políticos” -aunque después haya tratado de atenuarlo-; mientras que por el lado de la oposición, ya se pide sean llamadas organizaciones internacionales para que hagan su investigación autónoma, como la propia Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), siendo el caso que en la  sesión de antier en el Senado -ante petición formal en el Pleno-, la misma fue “reventada” por instrucciones de  Adán Augusto López, pues al abandonarse las curules, la sesión fue declarada sin quorum.

El asunto da para bastantes días más, porque se irán arrojando más datos; pero la pregunta obligada:   

¿Después de la tempestad, vendrá luego la calma?…

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