Clara Aragón / MO


Decenas de niños y niñas, con mochila en mano, llegaron al Centro de Reinserción Social de Ciudad Obregón para participar en el Campamento de Verano, acompañados de sus mamás, mujeres privadas de su libertad.

Aunque es la quinta ocasión en que se realiza un campamento dentro del CERESO, esta es la primera vez que se aplica este formato en todo Sonora: 25 horas continuas de convivencia entre madres e hijos.
“En esta ocasión, los niños se quedaron a dormir con sus madres”, destacó Mara Romero.

La coordinadora del programa La Letra Escarlata explicó que todas las actividades y dinámicas fueron diseñadas para crear y reforzar los lazos familiares que se ven afectados por el encarcelamiento. Tuvieron la oportunidad de comer juntos, cuidarse y convivir.

Durante el campamento, la Fundación C.E.S. ofreció talleres sobre el cuidado de los animales; también participaron Bomberos, Cruz Roja y la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Todo esto fue posible, en primera instancia, gracias al SIEP y al director del CERESO, Jorge Alberto Argüelles Valdez, “quien gestionó este acontecimiento inédito. En ninguna cárcel de Sonora, ni de México, se había permitido un campamento que incluyera pernocta de los niños con sus madres”, mencionó Mara Romero.

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