Lorenza Sigala / MO
Un predio que durante más de cuatro años fue territorio vedado por el crimen organizado —donde ni habitantes de comunidades cercanas como San Fernando, Ortiz y La Misa podían acercarse— se ha convertido en escenario de una nueva búsqueda de la verdad, de la memoria… y del horror.
Gracias a una llamada anónima, el colectivo Buscadoras por la Paz Sonora, en conjunto con Guerreras Buscadoras de Guaymas y Empalme, inició el pasado sábado una jornada de rastreo en el lugar. Desde el primer día, fueron localizados fragmentos óseos pertenecientes, presuntamente, a al menos tres personas. Sin embargo, conforme han avanzado las excavaciones y rastreos, el panorama se ha tornado más desolador: la tierra suelta más huesos, más historias sin nombre, más silencio acumulado.
De acuerdo a datos del registro nacional de personas desaparecidas y no localizadas, se tiene un estimado de 3mil 919, personas desaparecidas en Sonora de las cuales los municipios de Guaymas y Empalme, acumulan al menos 548 de 2018, a la fecha.
En un detalle de la plataforma se registran al menos 398 desaparecidos y desaparecidas en el municipio de Guaymas y 150 en el municipio de Empalme.
Durante los días 2 y 3 de agosto —sábado y domingo— fueron localizados más restos humanos esparcidos que podrían pertenecer a muchas personas más. Empero, será el Departamento de Genética y Ciencias Forenses quien determine la identidad de los restos encontrados, aunque en la región permanece abierta la herida de más de 500 personas desaparecidas en Guaymas y Empalme, muchas de ellas vinculadas al periodo en que este predio estuvo bajo control criminal.
Cecilia Delgado Grijalva, fundadora del colectivo y representante de las Buscadoras por la Paz, explicó que el terreno es muy extenso y que, pese a los hallazgos iniciales, las búsquedas continuarán.
Loca
“Estamos encontrando restos pequeños, y vamos a seguir trabajando, porque es un predio muy grande… Vamos a seguir hasta que logremos meter la retro, vamos a quedar satisfechas.”
Aunque algunos restos parecen mínimos, esto no significa que correspondan a una sola víctima, pues los huesos están fragmentados y dispersos. En el área también se han encontrado casquillos de diferentes calibres, evidencia de posibles hechos violentos ocurridos durante los años en que el sitio estuvo en manos de grupos armados.
Delgado Grijalva hizo un llamado a la comunidad a continuar brindando información de manera anónima:
“Recuerden que todo es anónimo, por eso decimos que no buscamos culpables… no queremos nada, solamente queremos regresar a nuestros seres queridos a un lugar digno.”
En medio del polvo, el calor y la incertidumbre, las buscadoras siguen abriendo la tierra con la esperanza de encontrar respuestas y dar descanso a los que un día desaparecieron sin dejar rastro. Porque ahí donde el silencio pesa, los huesos hablan.


