Lorenza Sigala

Han pasado casi dos años desde que María Isabel Preciado Romero escuchó por última vez la voz de su hija, Reina Aguirre Preciado, una joven originaria de Los Mochis, Sinaloa, quien desapareció tras mudarse a Tijuana. La última llamada entre madre e hija ocurrió el 2 de septiembre de 2023, cuando Reina prometió volver a comunicarse. Desde entonces, el silencio ha sido absoluto.

En entrevista, María Isabel relató con voz entrecortada que, tras perder contacto con su hija, intentó comunicarse con un cuñado de Reina, quien inicialmente le aseguró que no sabían nada de su paradero. Posteriormente, surgieron versiones contradictorias. Primero, que Reina vivía en la colonia Agua Caliente con un joven; luego, que ya no estaban allí. Más tarde, surgió una noticia aún más desconcertante: que presuntamente ella y otras personas habían sido asesinadas y abandonadas en un bulevar.

“Me dijo que había salido una nota en Noticias Tijuana, que los mataron y los dejaron tirados en un bulevar… yo busqué la nota y no la encontré. Él me dijo que a lo mejor la borraron, pero físicamente no la vio. Dice que se le figuró por la vestimenta”, compartió.

La incertidumbre ha sido constante. En otra ocasión, a uno de los hijos de María Isabel le informaron que Reina había sido vista trabajando en un bar en Puerto Peñasco, presuntamente retenida por tratantes de personas.

“Yo ya no sé qué creer sinceramente… me da ansiedad, me da depresión, todo se me junta. Todos los días le pido a Dios que me dé fuerzas”, expresó.

Agregó que, en una ocasión, una mujer se comunicó con ella asegurando ser amiga de su hija. Le dijo que Reina estaba bien, trabajando en una fábrica, pero nunca la puso en contacto directo con ella. “Le dije: cuando me la puedas comunicar, márcame. Pero nunca me la ha comunicado. Me dio un número y tampoco contestaron. Solo me desgasta”, lamentó.

Reina Aguirre Preciado nació el 9 de septiembre de 1990. Según su madre, la última vez que la vio fue en junio de 2021, cuando acudió al funeral de su padre. La última foto que conserva de ella es de ese día.

María Isabel también expresó frustración por la respuesta institucional al reportar la desaparición. Asegura que, cuando acudió al Domo, le indicaron que no compartiera información con colectivos de búsqueda y que no había garantía de una atención pronta. “Me dijeron que podía tardar días, semanas, meses o años… entonces, ¿para qué voy? Uno acude porque requiere ayuda inmediata, pero así solo le bajan a uno la moral”, contó.

La madre de Reina continúa esperando respuestas. Su testimonio refleja la angustia de cientos de familias mexicanas que, ante la desaparición de un ser querido, enfrentan la indiferencia y el desgaste emocional de una búsqueda sin fin.

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