Por Lorenza Sigala

Rafael joven de 26 años, fue asesinado la noche del lunes en la esquina de las calles Molino de Camou y Carlos Caturegli. La agresión ocurrió alrededor de las 10:15, cuando el muchacho caminaba por el sector.

De acuerdo con testigos, al sitio llegaron varios sujetos armados que lo interceptaron sin mediar palabra. Los primeros disparos —cuatro en total— lo derribaron sobre el pavimento. Aún con vida, el joven gritó pidiendo auxilio en repetidas ocasiones, pero nadie salió. Después, los agresores le dispararon tres veces más en la cabeza antes de huir con rumbo desconocido.

El eco de las detonaciones retumbó por varias colonias cercanas. Durante algunos minutos, las líneas de emergencia recibieron múltiples llamadas desde distintos puntos, algunas de ellas confundidas con otros presuntos ataques armados en sectores como la Guayacán e Insurgentes. En realidad, era el sonido de los disparos que terminaron con la vida del joven.

Minutos más tarde llegaron al lugar patrullas municipales y estatales, seguidas de una unidad de la Cruz Roja. Los paramédicos descendieron para intentar brindarle los primeros auxilios, pero Rafael ya no respondía. Su cuerpo quedó tendido y torcido sobre el asfalto, parecía más pequeño de lo habitual. Fue declarado sin vida en el sitio.

Personal de la Agencia Ministerial de Investigación Criminal y peritos de la Fiscalía General de Justicia acudieron para iniciar las diligencias y levantar el cuerpo, que fue trasladado al Servicio Médico Forense.

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