Miguel Angel Vega C./MO
El campo en agonía; 50 años de masacre del 75 en Río Muerto
El pasado jueves 23 de octubre, se cumplieron 50 años de la masacre de siete campesinos en el predio El Chaparral, de las calles 15 y 600, en ese entonces municipio de Guaymas, hoy de San Ignacio Río Muerto. Y esto se originó porque en aquel entonces, el gobierno del presidente LUIS ECHEVERRÍA ALVAREZ y algunos anteriores, habían ignorado las solicitudes de tierras de grupos campesinos, que se decidieron a invadir los terrenos del agricultor MIGUEL DENGEL HILTON, pero a quien le tocó consumar la masacre de campesinos, fue el gobernador CARLOS ARMANDO BIEBRICH TORRES, que le ordenó al entonces director general de la extinta Policía Judicial del Estado (PJE) FRANCISCO ARELLANO NOBLECÍA, desalojar a balazos a los campesinos de dicho predio, cuyo único delito era buscar un patrimonio para sus familias. Así fue como la madrugada del jueves 23 de octubre arribaron los sicarios disfrazados de policías y apoyados por soldados, acabando con la vida del líder JUAN DE DIOS TERÁN ENRÍQUEZ y sus compañeros RAFAEL LÓPEZ VIZCARRA, los hermanos ROGELIO Y BENJAMÍN ROBLES RUIZ, ENRIQUE FÉLIX FLORES, GILDARDO GIL OCHOA, en tanto de los 15 que resultaron heridos, don MIGUEL GUTIÉRREZ QUIÑONES, falleció otro día en un hospital de la localidad. Y claro, estas atrocidades provocaron por un lado que saliera de la gubernatura el mandatario oriundo de Sahuaripa, pero lo mejor de todo es que los sangrientos hechos, fueron el detonante para que se vinieran la repartición de tierras de 1976 en los Valles del Yaqui y Mayo. Y en el caso de Río Muerto, se repartieron 4,330 hectáreas entre 433 campesinos convertidos ya a ejidatarios derechosos a 10 hectáreas cada uno. Pero ojo, los siete campesinos tuvieron que ofrendar su vida para que se repartieran los terrenos, porque el gobierno los ignoraba, de forma muy similar a como en nuestros días los ignora el gobierno de la llamada 4T, instaurado por el expresidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, quien le borró del mapa todos los apoyos al campo y solo estableció migajas para productores de autoconsumo en programas sociales con tintes más electoreros que otra cosa, pero a los productores que generan los alimentos que nos comemos a diario en nuestros hogares, les quitó los apoyos en todos los sentidos, dejándolos en una indefensión que actualmente mantiene al campo en agonía. Y antes de entrar más en materia queremos decirle que el ejido San Ignacio Río Muerto, encabezado atinadamente por JUAN DE DIOS TERÁN QUIROZ, hijo del líder y mártir del mismo nombre, encabezó un acto de conmemoración, donde alumnos de primaria simularon el acto de la masacre con una parodia, donde cayeron los 7 campesinos masacrados por la PJE, cuyos familiares presentes, volvieron a vivir el dolor y derramaron lágrimas a 50 años de los fatídicos hechos. Y luego de este acto tan emotivo que aglomeró a centenares de sanignacenses, se llevó a cabo una reunión en la que participaron varias líderes ejidales del sur de Sonora, encabezadas por personajes como el profesor MIGUEL ÁNGEL CASTRO COSÍO, líder de la Unión General Obrera, Campesina y Popular (UGOCP); el presidente del Ejido San Ignacio, JUAN DE DIOS TERÁN QUIROZ y el alcalde ABEL GONZÁLEZ AMBRIZ, donde sin cortapisas se habló por lo claro en torno a la situación desesperante que se vive actualmente en el campo mexicano. El primero en dirigir un mensaje fue el propio líder Terán Quiroz, quien dijo que ya van dos años que no se siembra en el Valle del Yaqui y la verdad el campo no aguanta otro año más. Ante lo cual invitó tanto a sus compañeros ejidatarios de Río Muerto, como a los demás líderes presentes del sur de la entidad a impulsar una lucha con el fin de que el gobierno de la presidenta CLAUDIA SHEINBAUM PARDO, sí los escuche, los atienda, pero sobre todo que implemente programas de rescate, porque de lo contrario se vendrá un caos en el campo de pronóstico reservado. Para ello dijo que se encuentran en reuniones y preparando un oficio colectivo que le piensan hacer llegar a la primera mandataria del país, pero dijo que eso tiene que ser ya porque la situación es de carácter urgente, antes que esto truene por completo. Por su parte, el profesor Castro Cossío, lanzó un mensaje tronante dirigido al gobierno, exigiéndole que se deje de simulaciones, mentiras y engaños institucionalizado de políticos y politiqueros profesionales en la materia. Pidió a los campesinos no dejar de luchar por el reparto equitativo del agua y por todos los derechos que les asisten, por los que no le deben rogar a nadie, sino exigirlos. Por su parte el alcalde González Ambriz, se comprometió ante los presentes a mantenerse siempre en la disposición de apoyarlos en todo lo que como autoridad municipal esté a su alcance, como el tocar puertos en las diferentes instancias del gobierno estatal y federal, finalizó diciendo. Y es que la situación que vive el Valle del Yaqui, actualmente es verdaderamente desesperante, porque si bien es cierto han venido arrastrando siempre con una serie de problemas que los han movilizado a luchas que les han permitido conquistas que se disfrutaban y que implicaban dispersión de recursos en el sur de Sonora, donde este año por falta de siembras dejaron de circular alrededor de 18 mil millones de pesos, cuya ruina repercute en toda la cadena económica, que empieza por los agricultores, los transportistas, refaccionarias, mecánicos, soldadores, vulcanizadores, tortilleros, carroceros, regadores, jornaleros, restauranteros, comerciantes e industriales que han dejado de recibir esos recursos. Lo anterior fue más notorio desde que llegó López Obrador al poder que se desatendió del campo, pero en el Valle del Yaqui, resintieron más por la sequía recurrente de dos años, sin embargo, ahora que llovió un poco más, alrededor de mil productores se niegan a sembrar porque los precios de garantía ya no existen y por tanto la rentabilidad en el campo anda por los suelos. Para ello nos pusieron un ejemplo muy claro, consistente en que si alguien actualmente siembra una hectárea de trigo, le costará 45 mil pesos hacerla producir y por más abundante que sea la cosecha, el valor de venta de la gramínea será de alrededor de 35 mil pesos. Luego entonces nos queda claro que no hay rentabilidad ni para recuperar los costos de producción, como el diesel, el agua, fertilizantes, semillas, fumigaciones, entre otros, que están demasiado altos, comparados con los precios de las cosechas. Y por eso hemos vistos que productores del sur del país, tiran la cebolla, los limones, porque los intermediarios se los quieren pagar a precios irrisorios, pero si vamos al súper a comprarlos los encontramos carísimos, por la sencilla razón de que es un tema que el gobierno ha descuidado por completo, provocando ese desánimo, impotencia, tristeza y coraje a la vez, en los hombres el campo, que ya no sienten lo duro, sino lo tupido.


