Dayan Lagarda / MO
La salinidad del agua de riego continúa siendo uno de los principales desafíos para los productores agrícolas en el sur de Sonora, particularmente para quienes dependen del uso de pozos profundos para el presente ciclo 25-26.
Al respecto, Xóchitl Ochoa, investigadora del Inifap, indicó que este problema puede afectar el rendimiento de diversos cultivos, entre ellos el cártamo, que muestra una mayor sensibilidad a la salinidad en comparación con el trigo.
La especialista explicó que, si bien el trigo es más tolerante a las condiciones salinas, el uso constante de agua de pozo sin tratamiento puede generar un deterioro progresivo en la calidad de los suelos agrícolas.
Expresó que esta situación representa un riesgo a mediano y largo plazo, ya que la acumulación de sales en el terreno reduce la capacidad de las plantas para absorber nutrientes y agua de manera eficiente.
Como medida de mitigación, la investigadora recomendó la aplicación de ácido sulfúrico en el riego de presiembra, en una dosis aproximada de 50 litros por hectárea, con el fin de acidificar parcialmente el agua y contrarrestar los efectos del exceso de sal.
Informó que esta práctica, ayuda a mantener un equilibrio químico más favorable en el suelo y mejora las condiciones de crecimiento de los cultivos, asimismo, sugirió el uso de fertilizantes que contengan sulfato, como el sulfato de amonio, ya que contribuyen a disminuir el impacto de la salinidad y fortalecen la estructura del suelo.
Estas alternativas, además de ser accesibles, pueden aplicarse de manera preventiva para conservar la productividad agrícola en zonas con alta dependencia de fuentes subterráneas de riego.


