Martín Alberto Mendoza
GRUPOS CRIMINLES SIGUEN EMPECINADOS EN SEGUIR DESTRUYENDO VIDAS Y PROVOCANDO UN DOLOR INTERMINABLE EN FAMILIAS; DISPARAN Y PRIVAN DE LA LIBERTAD A MOTOCICLISTA EN BRECHA DE GRANJAS MICA; DEJAN ABANDONADA LA LIVIANA UNIDAD QUE CONDUCÍA; HALLAN CASQUILLOS PERCUTIDOS DE ARMAS DE ALTO PODER; MINUTOS ANTES ACABARON CON LA VIDA DE UNA PERSONA EN PARQUE DE LA COLONIA ALAMEDA; ESCALA A 30 NÚMERO DE EJECUTADOS; INSISTIMOS UNA EJECUCIÓN NO ES SOLO UNA CIFRA, UNA ESTADÍSTICA, SINO UNA VIDA QUE SE PIERDE Y UN HOGAR QUE EN LA MAYORIA DE LAS VECES QUEDA EN ORFANDAD; SIN EMBARGO, ESTO NO LO HAN ENTENDIDO JEFES POLICÍACOS; TREINTA MUERTOS EN LO QUE VA DEL MES; TREINTA HISTORIAS TRUNCADAS, TREINTA FAMILIAS QUE LLORAN, TREINTA SILENCIOS QUE SE SUMAN AL ECO DE UNA CIUDAD QUE PARECE ACOSTUMBRARSE AL ESTRUENDO DE LAS ARMAS; EN CAJEME, LA MUERTE SE VOLVIÓ ESTADÍSTICA, Y LAS CIFRAS, POR DURAS QUE SEAN, PARECEN NO CIMBRAR YA LAS ESTRUCTURAS DE PODER NI EL CORAZÓN DE LA GENTE; ES VERDAD COMO DIJO EL SECRETARIO DE SEGURIDAD PÚBLICA MUNICIPAL, CLAUDIO CRUZ HERNÁNDEZ, QUE SE HAN DETENIDO OBJETIVOS PRIORITARIOS, ASEGURADO UN BARRETT, ARMAS LARGAS Y SE HAN REALIZADO CATEOS CON APOYO DE LA MARINA Y LOS TRES NIVELES DE GOBIERNO; PERO, ¿A QUÉ COSTO? PORQUE MIENTRAS LOS PARTES INFORMATIVOS CELEBRAN DECOMISOS, LA REALIDAD MARCA UNA CUOTA DE SANGRE QUE NO SE DETIENE; LAS INVESTIGACIONES PARECEN DETENERSE EN LA SUPERFICIE; SE RECUPERAN ARMAS, SE ANALIZAN, SE MONTAN MESAS CIENTÍFICAS QUE RARA VEZ TRASCIENDEN; LAS PRUEBAS SE APILAN, LOS EXPEDIENTES CRECEN; PERO CULPABLES SE DILUYEN ENTRE EL POLVO DE LABORATORIOS Y LA RUTINA DE LA IMPUNIDAD; ASI SE VIVE AQUÍ
OTRA VEZ y como parte de las expresiones delictivas habituales en el municipio, la mañana de este miércoles, un motociclista fue privado de la libertad por especímenes criminales que siguen empecinados en continuar destruyendo vidas y provocando un dolor interminable entre familias. El violento capítulo se escribió en la desolada brecha de Granjas Mica que conduce al basurón municipal. Evidentemente que hasta allá se vieron en la penosa necesidad de acudir policías de todos los niveles de gobierno, luego de que alguien reportó una motocicleta abandonada y casquillos percutidos de armas de fuego. Una vez más, entes de la delincuencia volvieron hacer de las suyas al llevarse seguramente que contra su voluntad a un hombre que, hasta el inicio de la tarde, se desconocía su identidad. Policías, militares y peritos de la Fiscalía General de Justicia del Estado se movilizaron para tomar nota de este nuevo hecho delictivo y asegurar evidencias. Por supuesto que de la víctima nada se sabía, ya que, aunque remotamente pudo haber escasos testigos difícilmente van a aportar datos a las autoridades por temor a represalias, porque el diablo merodea por todos los rincones del municipio. La liviana unidad quedó asegurada a disposición del Ministerio Público. Hay que decir que minutos antes, tal y como si se tratara de una cuota de sangre fue asesinada una persona identificada como Miguel, de unos 30 años. Quedó tendido entre la maleza de un parque que se localiza en Islas Bermudas entre Lateral Esperanza e Isla del Carmen, en la colonia Alameda. Mortíferas balas acabaron con su vida minutos antes de las diez horas. Se convirtió en el ejecutado número 30 del mes de octubre… TREINTA muertos en lo que va del mes. Treinta historias truncadas, treinta familias que lloran, treinta silencios que se suman al eco de una ciudad que parece acostumbrarse al estruendo de las armas. En Cajeme, la muerte se volvió estadística, y las cifras, por duras que sean, parecen no cimbrar ya las estructuras de poder ni el corazón de la gente. Es verdad como dijo el Secretario de Seguridad Pública Municipal, Claudio Cruz Hernández, que se han detenido objetivos prioritarios, asegurado un Barrett, armas largas y se han realizado cateos con apoyo de la Marina y los tres niveles de gobierno. Pero, ¿a qué costo? Porque mientras los partes informativos celebran decomisos, la realidad marca una cuota de sangre que no se detiene. Treinta muertos no pueden ser el saldo “tolerable” de una estrategia que, aunque visible en los medios, sigue sin alcanzar el fondo del problema. Las investigaciones parecen detenerse en la superficie. Se recuperan armas, se analizan balísticas, se montan mesas científicas que rara vez trascienden a una verdad judicial. Las pruebas se apilan, los expedientes crecen… pero los culpables se diluyen entre el polvo de los laboratorios y la rutina de la impunidad. La sociedad observa y calla; las autoridades actúan, pero sin sincronía. Es como si el reloj del crimen corriera siempre unos pasos adelante del reloj del gobierno. Y en medio de esa descompensación, los cajemenses aprendemos a vivir con miedo y a morir con resignación. Urge recuperar el sentido humano de la seguridad: el que se mide no por cifras ni por armas aseguradas, sino por vidas salvadas. Apremia que las investigaciones lleguen a la verdad, que las estrategias no sean aparatosas sino efectivas, y que las autoridades no permitan que la violencia imponga su propia cuota… porque la sangre de los inocentes nunca debería ser parte del costo de gobernar. Qué triste y doloroso pago tienen que hacer los ciudadanos ante un aparato de seguridad totalmente naufragado con estrategias fuera de la realidad…DE NADA sirve que se presuma la detención de dos o tres presuntos criminales y aseguren arsenales completos de fusiles de alto poder si nada detiene el estallido de la pólvora, de las balas que siguen acabando vidas sin que exista todavía una contención que impida hacerlo. Se vanaglorian con acciones que en realidad no hacen contrapeso a la destrucción humana que día a día estamos viviendo a cualquier hora del día. ¿Quién está fallando? o ¿Dónde está la deficiencia que se tiene que corregir, pero ya?, porque alguien tiene que frenar la escalada de muertes. Las calles y hogares no pueden continuar tiñéndose con el color de la tragedia mientras el llanto en los hogares no cesa y esto también debe saberlo el Secretario de Seguridad Pública del Estado, maestro Braulio Martínez Navarrete, aunque de antemano se conoce que estaba por llegar más personal de la Policía Estatal de Seguridad Pública (PESP) para reforzar los operativos mixtos. Mucho se insiste en que es tiempo que haya cambios en la estructura de la SSPM es hora que Cruz Hernández y su director operativo Erick Gabriel Campos González dejen el mando y le den oportunidad a gente que realmente sienta el compromiso de servir. En radiopasillo no se escucha otra pregunta que la que no sea de cuándo van a cambiar a Cruz Hernández. La misma tropa está hastiada y así es difícil que den un mayor esfuerzo en sus labores de vigilancia preventiva. Si esto es ignorado vamos a continuar con la escalada de muertes y conste que la misma raza sangre azul lo dice ante el desgano con el que salen a cumplir con sus ocho horas de trabajo…ANTE TAL panorama, el nuevo comandante de la 4ta Zona Militar, General Brigadier de Estado Mayor, José Manuel Guevara Castillo, ya debe detener una clara y amplia radiografía de lo que aquí ocurre a todas horas del día. Esperemos que no vengan a Ciudad Obregón a pedir un voto de confianza a la población como lo hizo su antecesor Vicente Javier Mandujano Acevedo, quien prometió que acabaría con la delincuencia, pero como prometer no empobrece, porque al final no cumplió su palabra de que cambiaría el horizonte de esta localidad y todo quedó en buenas intenciones. Resulta importante que el nuevo jefe castrense de la 4ta Zona Militar defina en conjunto estrategias con la Policía Estatal tomando en cuenta que ambas instituciones lograron en el pasado asestar significativos reveses al crimen sin necesidad de tanta jactancia como sucede con Marina y SSPM, pero lamentablemente no han podido desalentar el espectro de la muerte. Es una tortuosa realidad. Insistimos una ejecución no es solo una cifra, una estadística, sino una vida que se pierde y un hogar que queda en orfandad, pero eso no lo han entendido jefes policíacos…SIN DUDA, que unas de las fallas importantes son las cada vez menos rígidas evaluaciones que realizan a agentes policíacos en el Centro Estatal de Evaluación y Control de Confianza, el llamado C-3, dicen que no es como antes y hay quienes opinan que deberían de mandar al C-3 a los alto mandos, pero de la Ciudad de México al del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN), donde son menos tolerables. Para nadie es un secreto que se trata de un órgano que se encarga de realizar labores de inteligencia y contrainteligencia para la seguridad nacional. Ahí deberían de ser llamados, por lo que está sucediendo en Ciudad Obregón. No es para menos, además que el grado de credibilidad de la sociedad hacia las instituciones policiales es cada vez menor por su enclenque desempeño. Bueno fuera que el Secretario de Seguridad Federal, Omar García Harfuch exigiera que también se les evaluara ante el brumoso panorama que se advierte en el municipio…EN OTRO TEMA, alguien nos pidió que comentáramos que en Cajeme los hospitales dejaron de ser refugio y se convirtieron en salas de espera interminables. No se trata solo de carencia de recursos, sino de la pérdida silenciosa de la humanidad. Ahí donde la vida pende de un hilo, se respira la desesperación de quienes esperan una cama, un turno, una mirada compasiva que a veces nunca llega. Ya no son los pasillos los que duelen, sino la indiferencia que los recorre. Enfermos con sueros colgando, madres abrazando a sus hijos en sillas de plástico, ancianos resignados a que la atención llegue tarde o nunca. No hay reclamo que valga cuando el dolor no tiene quién lo escuche. La salud se volvió un privilegio y el servicio público una ruleta…Luego seguimos, Dios mediante.


