Martín Mendoza Salazar
ESTUDIANTE DE SECUNDARIA DE LA SALLE AMENAZA CON TIROTEO DENTRO DEL PLANTEL; HECHO CAUSA DESPLIEGUE DE POLICÍAS Y GUARDIA NACIONAL; EL LLAMADO GENERÓ PREOCUPACIÓN ANTE UNA SITUACIÓN CONSIDERADA DE RIESGO, PRIORIZÁNDOSE PROTECCIÓN DE ESTUDIANTES, DOCENTES Y PERSONAL ADMINISTRATIVO MIENTRAS SE REALIZABA LA EVALUACIÓN DEL CASO; EN TANTO AUTORIDADES MANTUVIERON EL OPERATIVO EN DESARROLLO, PADRES DE FAMILIA SE REUNIERON PARA TOMAR ACUERDOS Y DECISIONES PARA PROTEGER A POBLACIÓN ESTUDIANTIL; EL CONTEXTO REMITE INEVITABLEMENTE A EPISODIOS DE VIOLENCIA ESCOLAR REGISTRADOS EN OTROS PAÍSES, PARTICULARMENTE EN ESTADOS UNIDOS; PERO TAMBIÉN EN UN HECHO DE IGUAL NATURALEZA SUCEDIDO EN MONTERREY; MÁS ALLÁ DEL DESPLIEGUE POLICIAL, EL SUCESO ABRE REFLEXIÓN NECESARIA; AMENAZAS NO SURGEN DE LA NADA; SUELEN SER LA MANIFESTACIÓN DE CONFLICTOS EMOCIONALES, SILENCIOS PROLONGADOS; AISLAMIENTO O CAMBIOS DE CONDUCTA QUE PASAN DESAPERCIBIDOS; LOS ADOLESCENTES NO SIEMPRE EXPRESAN CON PALABRAS LO QUE SIENTEN, PERO LO COMUNICAN DE OTRAS MANERAS; LA ESCUELA Y LAS AUTORIDADES REACCIONAN CUANDO EL RIESGO YA ES VISIBLE, PERO LA PREVENCIÓN COMIENZA MUCHO ANTES, EN CASA; ESTAR ATENTOS NO ES INVADIR, ES ACOMPAÑAR; NO ES VIGILAR, ES ESCUCHAR INCLUSO AQUELLO QUE NO SE DICE; HOY SE ATIENDE UNA ALERTA; MAÑANA, LA DIFERENCIA ENTRE UN SUSTO CONTENIDO Y UNA TRAGEDIA PUEDE DEPENDER DE LA ATENCIÓN, LA COMUNICACIÓN Y LA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA ENTRE FAMILIA, ESCUELA Y SOCIEDAD; VOLVIÓ A QUEDAR EN EVIDENCIA EL NIVEL DE PERMISIVIDAD Y DESORDEN QUE SE VIVE AL EXTERIOR DEL CERESO DE CIUDAD OBREGÓN BAJO LA ACTUAL DIRECCIÓN; EN UN PERÍMETRO QUE POR NORMA DEBERÍA SER DE MÁXIMA SEGURIDAD OPERA SIN PUDOR UN PUESTO DE RESGUARDO DE BOLSOS, VENTA DE COMIDA Y GOLOSINAS COMO SI FUERA CENTRAL CAMIONERA
LA LLAMADA telefónica llegó poco antes de las 8:30 de la mañana para avisar que había autoridades policíacas y Guardia Nacional por fuera del Instituto La Salle. Un estudiante había amenazado con protagonizar un tiroteo entre sus compañeros. En un hecho inédito, al menos en Ciudad Obregón, por lo que agentes de la Policía Preventiva y Ministerial también atendieron la voz de alerta de un padre de familia. Por igual se activaron los protocolos de seguridad del plantel ante la intervención de las corporaciones correspondientes. El llamado generó preocupación ante una situación considerada de riesgo, priorizándose la protección de los estudiantes, docentes y personal administrativo mientras se realizaba la evaluación del caso. Mientras autoridades mantuvieron el operativo en desarrollo, los padres de familia se reunieron para tomar acuerdos y determinaciones para protección de la población estudiantil. El contexto remite inevitablemente a episodios de violencia escolar registrados en otros países, particularmente en Estados Unidos, pero también en un hecho de similar naturaleza sucedido en Monterrey, Nuevo León, donde este tipo de alertas han derivado en tragedias. No se trata de una afirmación atribuible al menor, sino de un referente que obliga a dimensionar la importancia de atender cualquier señal de alerta con seriedad y oportunidad. Más allá del despliegue policial, el hecho abre una reflexión necesaria. Las amenazas no surgen de la nada; suelen ser la manifestación de conflictos emocionales, silencios prolongados, aislamiento o cambios de conducta que pasan desapercibidos. Los adolescentes no siempre expresan con palabras lo que sienten, pero lo comunican de otras maneras. La escuela y las autoridades reaccionan cuando el riesgo ya es visible, pero la prevención comienza mucho antes, en casa. Estar atentos no es invadir, es acompañar; no es vigilar, es escuchar incluso aquello que no se dice. Hoy se atiende una alerta. Mañana, la diferencia entre un susto contenido y una tragedia puede depender de la atención, la comunicación y la responsabilidad compartida entre familia, escuela y sociedad. Es un tema que se ha venido tratando desde hace semanas y requiere de la total atención de los padres de familia en coordinación con instancias preventivas. De seguro que sobre el hecho estuvo enterado el secretario de Seguridad Pública Municipal, Contralmirante, Claudio Cruz Hernández. Lo mismo que el Coordinador estatal de la Guardia Nacional, en Sonora, general de Brigada del Estado Mayor, Anastacio Santos Álvarez, dada la trascendencia del hecho que, por fortuna no llegó a mayores, pero encendió todos los focos de alerta…H AY QUE RECALCAR que acontecimientos como este resume a que la medida inicial es tratar de brindar apoyo psicológico adecuado al adolescente involucrado en este episodio. Indudablemente que estos hechos deben entenderse como un llamado a la reflexión, no a la crítica ni al linchamiento social. Detrás de cada alerta hay una persona, una familia y una comunidad que requieren atención, acompañamiento y responsabilidad. La prevención, el diálogo y el apoyo oportuno siempre serán el mejor camino para evitar tragedias. Sin duda, esta amenaza deja un precedente que debe mantener a la expectativa a padres y autoridades. Ojalá no quede en el olvido y desdeño de que no pasó nada. Tampoco debemos esperar a que suceda, así que hay que comenzar a trabajar en el tema…EN OTROS ASUNTOS que resultan importantes ventilar públicamente tenemos lo que está sucediendo en el exterior del Centro de Reinserción Social (Cereso) local. Le explicó: La semana pasada volvió a quedar en evidencia el nivel de permisividad y desorden que se vive al exterior del CERESO de Ciudad Obregón bajo la actual dirección de Jorge Alberto Arguelles Valdez. En un perímetro que por norma debería ser de máxima seguridad opera sin pudor un puesto informal de resguardo de bolsos, venta de comida y golosinas como si se tratara de una central camionera o de las inmediaciones del algún hospital por no decir que el Seguro Social. Personas ajenas a la institución se dedican abiertamente a “cuidar” pertenencias de visitantes justo afuera del penal ofreciendo el servicio como un negocio establecido y normalizado. No se trata solo de guardar bolsas el problema es mucho más delicado porque estas personas permanecen todo el día en el lugar observan movimientos escuchan conversaciones y generan un flujo de información constante sin ningún control institucional y esto por supuesto que debe saberlo el Coordinador estatal del Sistema Penitenciario, Capitán de Marina, Rodrigo Rodríguez Peña, ante la gravedad de la condescendencia de Arguelles Valdez. Resulta inadmisible que en un centro penitenciario se tolere la presencia de este tipo de actividades ambulantes cuando el acceso la vigilancia y el control del entorno inmediato son parte esencial de la seguridad penitenciaria. No es un mercado no es una terminal y no es un punto de servicios improvisados es un penal. La pregunta obligada es dónde está el director del CERESO de Obregón y por qué se hace el desentendido ante una situación tan evidente. La omisión no es menor: permitir estos puestos es abrir una ventana de riesgo innecesaria tanto para la seguridad del centro como para la de los propios visitantes. Cuando la autoridad normaliza lo irregular el mensaje es claro a nadie le importa. Y en un penal ese mensaje es simplemente inaceptable, porque además en caso de darse una rebelión o asonada hacia el interior del reclusorio esos espacios deben estar despejados para que autoridades actúen como lo han hecho en numerosas ocasiones. Inclusive el gas que despiden las bombas lacrimógenas que han sido lanzadas en el interior para contener los motines ocurridos han afectado a personas que están en las afueras del complejo penitenciario, así que no se trata de estar jorobando. Algo se tiene que hacer… DONDE TAMBIÉN tendrá que hacer algo el Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch es en el municipio de Bácum, donde las autoridades policíacas lejos de cumplir con su vital labor que es la seguridad pública, se dedican a extorsionar a cuanto conductor se atraviesa en su nefasta mirada. Las quejas ciudadanas contra la Policía Municipal ya no pueden seguir tratándose como rumores aislados. Los señalamientos son directos y reiterados y hablan de presuntos abusos de autoridad multas sin fundamento, exigencias de pago inmediato y actos de intimidación cometidos por elementos uniformados y en funciones a plena vista de la población. De acuerdo con testimonios personas son detenidas sin que se les informe el motivo de la infracción se les presiona para pagar en el momento y se les coloca en una posición de indefensión frente a una corporación que debería garantizar legalidad no administrarla a conveniencia. Esta práctica de ser cierta refleja una grave distorsión del uso de la autoridad municipal, ante la displicencia del alcalde Serge Enríquez Tolano, quien se ha caracterizado por su indiferencia total, al grado de mantener en la nómina como jefe de Policía y Tránsito Municipal, pero sin nombramiento es al ex Policía Federal de Caminos, Oscar Verdugo Amparano pasando por encima del aval del máximo Órgano Colegiado del Gobierno Municipal de Bácum, el cabildo que lo destituyó, pero por las pistolas del munícipe el personaje mantiene un control operativo de facto dentro de la corporación. Mientras que otro mando forma parte de esa simulación para firmar documentos oficiales… AHORA BIEN hay que decir que la molestia social se agrava al recordar que Bácum no es un municipio ajeno a hechos delicados. En septiembre de 2024 una menor de seis años perdió la vida en un contexto relacionado con el uso indebido de pirotecnia situación que evidenció omisiones claras en materia de supervisión y protección civil. Inexplicablemente no hubo sanciones. La responsabilidad institucional nunca fue asumida con claridad y la Fiscalía del Estado no actuó como en el caso de Waldo´s de Hermosillo. Lo que indica que se tienen que perder muchas vidas para que la justicia actúe. De verdad, pero qué incongruencia. Hoy la percepción ciudadana es que existe tolerancia política frente a los excesos de los municipales y una preocupante falta de control desde el gobierno local. En un municipio ya golpeado por la inseguridad y el abandono institucional permitir abusos desde la autoridad sólo profundiza la desconfianza y el desgaste social. La exigencia es puntual legalidad supervisión real y rendición de cuentas. En Bácum la Policía Municipal debe ser parte de la solución no otro problema más para la gente…Luego seguimos con el tema, Dios mediante.



