Milton Martínez Estrada/MO
Es imposible pasar por alto que la Fiscalía General de Justicia en el Estado confirmó que fueron 60 los cuerpos sin vida que se encontraron en la carretera vieja a Bahía Kino, en Hermosillo.
La conocida carretera 24 es el oscuro escenario de esta información que este miércoles fue noticia nacional, pues el hallazgo de estos cadáveres se dio a principios de este 2025 y ahora la fiscalía ha concluido la identificación genética además que confirmó la detención de cinco presuntos responsables.
A continuación el comunicado oficial de la fiscalía sonorense: ‘Con relación a la información emitida por un colectivo de madres buscadoras, en la que informaron respecto de la identificación total de los 60 cuerpos localizados en un sitio de búsqueda en la carretera 26 entre finales de enero y principios de febrero del presente año, a la fecha se han capturado a cinco personas de siete que se encuentran judicializadas hasta este momento, por los homicidios cometidos en este asunto, siendo dichos sujetos Sergio Andrés, Roberto, Ángel Ubaldo, Jesús José, alias ‘El Siete’; y Daniel Antonio, quienes ya se encuentran enfrentando procesos penales’.
Otras dos personas, agrega el informe, cuentan con órdenes de aprehensión por los delitos de homicidio y desaparición cometida por particulares, habiéndose emitido las correspondientes fichas de colaboración ante las instancias correspondientes.
Y concluye: ‘Las investigaciones han llevado a determinar que los fallecidos fueron privados de la vida por ajustes de cuentas del crimen organizado, así mismo como se informó, se ha logrado la identificación a través de la prueba científica de todos y cada uno de las víctimas quienes ya fueron entregados a sus familias’.
Así las cosas por la capital sonorense.
Hace más de un decenio, cuando el padre Alejandro Solalinde gozaba de una rebosante autoridad moral, sacudió al país entero con sus declaraciones a un medio de comunicación internacional: ‘Hoy todo México es una fosa clandestina’.
Les recuerdo a ustedes que aquel 6 de octubre 2014 se empezaban a encontrar estos vertederos de cuerpos; primero, en Guerrero; después en Veracruz; y más temprano que tarde en Morelos así como en Sonora.
Estas noticias aterrorizaban -y aterrorizan- a propios y extraños. Recuerdo haber leído por aquellos años, el perturbador documento que llevaba por nombre: ‘México el país de las 2 mil fosas’, compilado por la organización ‘A dónde van los desaparecidos’, y redactado por las investigadoras Marcela Turati, Alejandra Guillén y Mago Torres.
Acá en Sonora, el primer hallazgo del que tengo memoria, se dio en el Cañón del Nacapule, el 20 de enero de 2018, cuando arribaron a la entidad Las Rastreadoras del Fuerte quienes se coordinaron con las Guerreras Buscadoras de Empalme para la búsqueda en aquel paraje turístico de San Carlos Nuevo Guaymas.
Fueron dos horas de intensa búsqueda y aunque han pasado siete años, el recorrido hasta llegar a ese lugar es imposible que salga de mis recuerdos.
Si se conduce por el bulevar San Carlos, se da vuelta a la derecha en la polvorienta entrada al Cañón del Nacapule para internarse en una sinuosa terracería hasta topar con la bifurcación donde se deja el camino principal.
Se toma la vereda con dirección al norte, cuesta arriba, a través de arroyuelos que erosionan el camino que lo vuelven agreste hasta el grado que los carros pequeños no pueden continuar y se tiene que seguir la travesía a pie.
Justo ahí, en esa laberíntica pendiente se corona un cerro y es posible observar un cañón, por el que solo es posible internarse a través de las agresivos brazos de los mezquites, los paloverdes, las filosas espinas de las cactáceas y un entramado camino en descenso.
Unos 20 metros abajo, allí estaban los restos de una hoguera, en el que solo la circunferencia del hollín medía unos doce metros, aproximadamente. Allí se podían ver las piedras ahumadas, los guantes de látex abandonados por los peritos y el primer hallazgo de un colectivo en Sonora: Fragmentos de costillas calcinadas.
¡Era una narcopira! donde los grupos delincuenciales calcinaban los cuerpos que le estorbaban. Lo escribí antes y lo sigo sosteniendo ahora. Más de 144 piezas óseas fueron contabilizadas.
Así de vívido tengo el recuerdo. Se preguntarán por qué les escribo esto, pues les contesto: Porque los periodistas tenemos la obligación moral de consignar lo que que pasa en nuestro querido Sonora.
La primera semana de abril de 2025, Las Madres Buscadoras de Sonora encontraron otro tiradero de cuerpos en la zona rural oriente de Hermosillo, en la comunidad que lleva por nombre San Pedro El Saucito.
Así como lo leen: Hermosillo que antes era una especie de ‘santuario’ porque nada violento ocurría, hoy es escenario de atrocidades y no tenemos que irnos muy lejos en la memoria para documentar lo que aquí escribimos.
En marzo de 2024, en El Choyudo, en la zona rural poniente de Hermosillo, se encontró una fosa clandestina donde oficialmente se localizaron 61 cuerpos sin vida, de los cuales 57 fueron encontrados bajo tierra y 4 de manera expuesta.
Y sigue el recuerdo de los macabros hallazgos. El 23 de octubre de 2019, en el camino que conduce a La Ostionera 2, de Puerto Peñasco, Sonora se encontraron 52 cuerpos (aunque las buscadoras defienden que fueron 54), en 35 fosas clandestinas, según el reporte oficial de junio de aquel año emitido por la Subsecretaría de Derechos Humanos, Población y Migración, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Esa búsqueda positiva en el municipio turístico de Puerto Peñasco se ubicó por varios años en el tristísimo décimo lugar nacional entre los parajes mexicanos con mayor número de fosas clandestinas.
En el camino a la Ostionera 2, al final de una laguna de oxidación encontraron esa cincuentena de ‘tesoros’, como algunos colectivos de búsqueda llaman a los restos encontrados, porque representan un regalo del consuelo para las angustiadas familias.
Voy a consignar que algunos de esos cuerpos fueron hallados semienterrados y con rastros de haber sido roídos por la fauna local.
Cajeme no se escapa del conteo mortal, entre marzo y abril se encontraron 39 cadáveres en el Campo 30, del ejido Francisco I. Madero.
El colectivo Guerreras Buscadoras localizó el pasado fin de semana 20 fosas clandestinas con al menos una treintena de cuerpos sin vida. En el último mes y medio, en esa comunidad agrícola se han encontrado 39 cadáveres. Sólo uno fue hallado por la Fiscalía General de Justicia del estado, el pasado 1 de marzo. El resto, 38, fueron localizados por el colectivo, durante sus jornadas de trabajo del 30 de marzo y los días 13 y 14 de abril.
Es de mencionar que a principios de 2024, se hablaba de una cincuentena de cuerpos encontrados en Santa Ana, Sonora, pero la fiscalía sonorense, atajó el informe de los colectivos de búsqueda y aceptó que, máximo, serían cuatro los cadáveres hallados en ese predio.
Lo cierto es que no hay ninguna posibilidad de comparación en encontrar más de 50 cuerpos y sólo admitir cuatro. Debo escribir que creo más en los colectivos de búsqueda que en la fiscalía. Y a ciencia cierta no supe qué fue lo que pasó en Santa Ana. Ustedes saquen sus propias conclusiones.
Si el destino periodístico nos lo permite, les volveré a escribir el domingo próximo. Y seguiremos el profundo análisis de la política sonorense. Gracias por la lectura. Nos reencontraremos cuando usted tenga a su alcance La Siguiente Pregunta. Tengan la bondad de ser felices.


