Pues vaya que tenemos huésped prominente en fin de semana en Sonora, ya que desde el día de ayer anda por estos lares el titular del ejecutivo federal, más conocido por la raza como AMLO.
Su itinerario incluyó en su llegada a Hermosillo la celebración de la cotidiana Mañanera, la que versó sobre varios temas, entre ellos el obligado tópico de seguridad, sin que haya pasado desapercibido el “espaldarazo” a favor de la exgobernadora Claudia Pavlovich, que va que vuela al Consulado en Barcelona, de ahí que, al parecer la denuncia de hace unos días interpuesta por la dirigencia del PAN estatal, no la haya ni despeinado.
Así también, su agenda fin semanera comprende otros lugares, en donde se incluye Yécora, Punta Chueca (seris), Guaymas (yaquis) y Cajeme, éste último para ser testigo de la supervisión o inauguración de la escuela de béisbol, la que a juicio del gobierno promete muchas cosas buenas para la juventud sonorense y del país, pues dicha escuela va a ser una especie de internado para decenas de muchachos que sueñan con las ligas profesionales, pero, sobre todo, anhelan la gran carpa estadounidense.
Se va toda una historia del estadio de la avenida Guerrero, mismo que como todos saben adoptó el nombre de Tomás Oroz Gaytán, hombre que fue un gran promotor del deporte y que fungió como tesorero durante el sexenio de Don Faustino Félix Serna.
El estadio de mérito, ya dejó de funcionar hace aproximadamente un lustro, dando el relevo al hoy conocido como NEY, que viene siendo el “Nuevo Estadio Yaquis”, el cual viene a ser una obra colosal, que le vino a dar un levantón de imagen (visual) a Cajeme.
Sin embargo, esto del béisbol no ha sido siempre miel sobre hojuelas, ya que para la desaparición del “Tomás Oroz”, incidieron varios factores más allá de la obsolescencia del inmueble.
La historia del NEY, se nutre de la caída del TOG, ya que para justificar la obra faraónica del nuevo estadio se comunicó a la federación (en aras de obtener recursos) por parte del municipio (2012-2015), que el viejo estadio se derrumbaría para hacer oficinas municipales y que por ende Ciudad Obregón se quedaría sin estadio profesional de béisbol, por lo que se vendió la idea de que “era buena” la intención de la construcción del estadio al norte de la ciudad. Ese estudio lo avalaron durante el gobierno Peñanietista y el Nuevo Estadio pasó a ser parte del patrimonio de Cajeme.
Por otro lado, y en afán a la verdad, el Tomás Oroz nunca fue bien del dominio público o privado del municipio de Cajeme, sino que siempre fue, propiedad del Gobierno del Estado, bajo la égida de la Dirección de Bienes y Concesiones.
Tan era propiedad del gobierno de Sonora, que fue éste quien lo vendió al Gobierno Federal en aras de conseguir recursos; de inicio la idea era ingresar 500 millones por el TOG y parecida cantidad por el “Héctor Espino” de Hermosillo, siendo el destino final, aparentemente, el fondear al ISSSTESON, por la crisis económica que ha padecido durante varios sexenios.
A final de cuentas los estadios se vendieron y la Federación decidió hacer escuelas de béisbol, pero no se sabe a ciencia cierta a donde fueron a parar los recursos de la venta, esto es, si se fueron a la institución de seguridad social o a otro destino.
Pero regresando al Nuevo Estadio Yaquis, el mismo se convirtió a lo último en una monserga, pues terminó concesionado al Club Yaquis de Obregón por parte del municipio de Cajeme, en un contrato celebrado en el período 2015-2018 por el nieto de Félix Serna, en donde en apariencia el Ayuntamiento queda en desventaja, tan así que cuando el municipio cobra los otros no quieren pagar y sus razones tendrán. Que lo averigüe Vargas.
La obra al final del camino fue tortuosa, incompleta, con deuda, tan así que se llegó a litigio, fungiendo el ayuntamiento como demandado, demanda la cual al parecer no fue contestada en la era mariscalista y, por lo tanto, el ayuntamiento por su omisión (rebeldía procesal) cargó con un pago de buen tamaño. A río revuelto.
Este fin de semana nuestro presidente de la República viene a hacer la supervisión o quizá inauguración del extinto Tomás Oroz, hoy convertido en Escuela de Béisbol, la cual esperamos sea del todo productiva por el bien de los muchachos amantes del rey de los deportes.
También esperamos que el estadio tenga una visión regionalista, a nivel occidente, pero que ojalá garantice un porcentaje mínimo del treinta por ciento en ingreso para los jóvenes de Cajeme, los cuales urge se suban a una mentalidad alejada de los vicios, de la vagancia y del terror que pulula por este decaído municipio, el cual como muchos saben, está en segundo lugar en percepción de inseguridad según INEGI y catalogado como el cuarto más violento.
Dándole el voto de confianza al presidente en esta acción de Gobierno, no queda más que recordar a Juvenal cuando afirmó que ‘mens sana in corpore sano’, o, mejor dicho: “mente sana en cuerpo sano”.
Seguramente, después de toda esta tragicomedia beisbolera, el himno a canturrear por algunos, incluirá aquella estrofa inmortal:
♫ Pelotero a la bola, papiri-papiripa, llegó, llegó, llegó la bola papiri-papiripa, que siga, que siga, y que siga la bola, papiri-papiripa ♫.