¡POR FIN! y después de muchos meses de espera, vivió Cajeme un mes ligeramente más tranquilo en comparación al resto que hemos sobrevivido, en un ambiente de incertidumbre, miedo y con el Jesús en la boca, como coloquialmente podríamos considerar, después de incontables y aciagas jornadas de muerte y desapariciones forzosas, tanto de hombres como de mujeres, pero no es tiempo aún de echar las campanas al vuelo, sino de trabajar. No podemos decir que, con el mismo denuedo, sino que con un mayor esfuerzo y voluntad para desenmarañar las alianzas que dieron motivo a tantas masacres y el por qué nunca se actuó antes como ahora. Autoridades competentes deben dilucidar esa ignominia de aquellos policías de los tres niveles de Gobierno e instituciones armadas que prefirieron asumir un silencio de complicidad que atacar a la delincuencia y evitar que continuaran destruyendo vidas como todavía lo hicieron hasta el último día de febrero, cuando se cometieron dos crímenes. Uno allá, en la zona limítrofe del municipio de Cajeme con Bácum, específicamente en calle 7 entre 300 y 400, justamente frente a la colonia Luis Donaldo Colosio del ejido Francisco Javier Mina, Campo 60, así como otro más por rumbo de la colonia Villa Bonita, lo que incomodó de sobremanera al comandante de policía de ese sector conurbado, Víctor Hugo Valdez Picos, quien lamentó que ocurriera esa ejecución, debido a que al momento de que asumió ese cargo se comprometió a disminuir y erradicar los hechos de alto impacto hasta donde fuera posible, con una disposición muy acorde al pacto que hicieron el mandatario sonorense, Alfonso Durazo Montaño y la secretaria de Seguridad Pública del Estado (SSPE), María Dolores del Río Sánchez, al poner en marcha la “Jornada Permanente por la Paz”, aquel sábado 29 de enero pasado. Justamente se celebró en una de las colonias con mayor índice de violencia y criminalidad. Ahí se determinó que habría vigilancia permanente durante las 24 horas del día no solo de la Policía Municipal, sino de la Policía Estatal de Seguridad Pública (PESP), militares, infantes de Marina y Guardia Nacional, sin embargo, la última noche y paradójicamente a un mes de que se estableció ese pacto, se cometió un crimen, quizás en un descuido de los responsables de mantener en paz ese vasto sector, lo cual fue aprovechado por emisarios de la muerte para hacer de las suyas y evitar que terminara el mes en blanco… NO HAY QUE OLVIDAR que Villa Bonita es uno de los bastiones de la delincuencia que opera desde la Comisaría de Cócorit hasta Esperanza y sus colonias, principalmente la Leandro Valle que, por momentos se convirtió en un campo de batalla y muerte casi de manera permanente. Hoy paulatinamente ha comenzado a cambiarle el rostro, pero en ello está implícito el cumplimiento de la vigilancia y prevención del delito de las corporaciones citadas, así como las instituciones armadas. De no hacerlo corren el riesgo de que las hostilidades retornen por lo que no deben bajar la guardia ni una milésima, sino por el contrario bueno fuera que la dupla que han formado en el combate al crimen como son la Agencia Ministerial de Investigación Criminal (AMIC) y la Coordinación Nacional Antisecuestros (Conase) trabajaran en la búsqueda y localización de las guaridas de hordas criminales, porque de que deben existir por supuesto que las hay y en ese ánimo y actitud de erradicarlos es tiempo que lo hagan como lo hizo la Fiscalía General de la República (FGR) en la Comisaría de Esperanza, al “reventar” una casa de seguridad en la colonia Francisco Urbalejo, con el aseguramiento de armamento, equipo táctico y cartuchos. Un buen logro de las gentes del delegado estatal de la FGR, en Sonora, Francisco Sergio Méndez. Se insiste, todo es cuestión que prevalezca la voluntad de restituir la paz y tranquilidad en el municipio. Quien debe mantener esa férrea disposición de cumplir con la encomienda conferida es el comandante de Policía de Villa Bonita, Víctor Hugo Valdez Picos, quien asegura estar muy pendiente de su personal. En la medida que lo hagan mantendrán un ambiente menos hostil y con mayor serenidad en comparación a las semanas anteriores donde no había días en que no sonaran las ráfagas de fusiles de asalto, en la colonia Ampliación Alameda, principalmente y donde murieron numerosas personas, entre ellos menores de edad… AL MENOS el Capitán de Navío de la Secretaría de la Marina, Claudio Cruz Hernández, llegó con mejor estrella que su compañero y quizás amigo, Cándido Tarango Velázquez, quien dejó una estela de 834 muertes violentas en 408 días de estadía, en el municipio. Con quien, si tiene que tener bastante cuidado el secretario de Seguridad Pública, es con el inexperto y perverso director operativo, Jesús Alberto Navarro Velarde que, insistimos de operativo no sabe absolutamente nada, Incluso ya comenzaron a surgir voces de que en cualquier momento podría ser removido del puesto junto con Isaías Soria Galván, en virtud de que ni uno ni otro han mostrado capacidad para desempeñar los malhadados cargos que recibieron. Dice un refrán: Dios los hace y ellos se juntan, porque tienen algunas coincidencias en común. Lo interesante es que éstas fueran para aportar algo bueno en aras de mejorar el ambiente de trabajo entre la tropa y no la mala vibra que ha crecido con estando ambos como jefes superiores. Y es que para nadie es un secreto que el llamado “Navarrito” pareciera ser feliz urdiendo y cometiendo perversidades contra sus compañeros. Lo mismo hace Soria Galván. No se puede esperar nada bueno de alguien que no hace muchos años participaba en extraños rituales y lo sabemos porque el mismo lo platicó a la tropa. Incluso comentó que era asiduo concurrente a las criptas que se localizan en las granjas Mica. Que ese haya sido gusto o pasión es muy suyo, lo malo es que la maldad la refleja en su personalidad y con sus compañeros, de ahí que sería muy saludable la remoción de ambos, al fin que la corporación cuenta con mejores elementos y con perfiles más sanos en cuanto a sensibilidad y humanidad lo cual resulta primordial porque el trabajo que desarrollan es de equipo, unidad y sobre todo de hermandad como era la policía todavía en los años noventa. De no hacerlo, pronto podría generarse un clima mayor de animadversión que pudiera afectar la disposición de la tropa, ya que todos dicen andarse cuidando de navarro que nunca ha dejado de ser el villano de la película… DONDE EL AMBIENTE deberá de mejorar sustancialmente es en el departamento de Bomberos con la llegada de Víctor Ricardo Manosalvas Mena, ahora como nuevo comandante de los “apagafuegos”, un joven servidor público que era inspector de la Unidad Municipal de Protección Civil (UMPC) y quien se ha abierto camino a base de constancia y tenacidad, virtudes genéticas porque proviene de estimable familia donde el trabajo y ahínco, fueron sus pilares, comenzando por su abuelo materno, mi inolvidable y extinto amigo, Alejandro “El Indio” Mena Castro, compañero fotógrafo con quien laboré junto y acuñe muchas enseñanzas, porque no solo era un maestro de la lente sino del periodismo. Hicimos equipo por más de una década de trabajo a mi paso por un matutino de la localidad, donde estuve asignado en temas de seguridad. Su padre, Víctor Manosalvas, otro gran amigo y ni de qué decir de su tío, otro ícono de la fotografía en la geografía sonorense como lo fue Ramón Alejandro Mena Ortega (QEPD), hermano del “Tilin” Mena, próspero empresario gastronómico radicado en Tijuana y por supuesto que igualmente, gran amigo. El mejor de los éxitos para Víctor Ricardo que proviene de una dinastía de trabajo y la enorme virtud de contar con ese don de gentes que no todos tenemos. Reemplazó en el cargo a Ángel García Tellechea… EN LA COMISARÍA de Providencia fue nombrado, Francisco Javier Valenzuela Campoa, como jefe de la Policía, aunque de manera interina, pero lo ideal es que lo dejen al frente de ese cargo tomando en cuenta que ya tiene más de 25 años de experiencia en esas lides, así que no tienen mucho que contarle, debido a sus conocimientos, además de que tiene una hoja de servicios intachable, gracias a que demostrado vocación, convicción y mística de servicio… Luego seguimos, Dios mediante.

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