La violencia también señorea en el noroeste sonorense donde las comunidades arden y la lista de ejecuciones no termina, como es el caso de Pitiquito, Sonora.

El rugido de las metrallas han llenado de incertidumbre a la población desde la madrugada del jueves 3 de marzo cuando una intensa refriega, acontencida en las afueras de Caborca.

El saldo de la cruenta batalla arrojó un sangriento saldo de tres muertos y tres heridos, en la que murió un militar y fueron abatidos dos gatilleros.

Además, un elemento de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) resultó herido, así como cuatro elementos de la Policía Estatal de Seguridad Pública (PESP).

El ulular de las patrullas por doquier en aquella región fue una señal de alerta de lo que ocurriría los próximos días en El Gran Desierto de Altar.

La emergencia llegó a tal grado que el municipio de Pitiquito se autoimpuso un toque de queda por la incesante violencia:

Ayuntamiento de Pititquito se autoimpone toque de queda por violencia

“EI Ayuntamiento de Pitiquito, a través de la Unidad Municipal de Protección Civil, pide a la ciudadanía abstenerse de andar en la vía pública, por los acontecimientos ocurridos en las últimas horas”.

Y advirtió en todas sus plataformas digitales: “Con la finalidad de salvaguardar la integridad física de los habitantes de nuestro municipio; de igual manera a los comercios establecidos, se les pide de favor, cerrar a temprana hora para evitar alguna contingencia.

“En espera de contar con el apoyo de todas y todos”.

A 24 horas de esta alarma municipal, la alcaldesa Janeth Mazón García, no se ha pronunciado públicamente sobre la zozobra que experimentan los pobladores de esta ciudad.

Observadores internacionales consultados por Grupo Medios ObSon consideran que la escalada delincuencial se debe a una nueva disputa entre los descendientes criminales del capo Joaquín Archivaldo “El Chapo” Guzmán Loera y una facción del Cártel de Jalisco Nueva Generación, por el control de las rutas de trasiego de drogas y personas hacia los Estados Unidos.

Supuestamente, en 2021, habrían acordado una tregua en la región de Caborca y Pitiquito, entre Los Chapitos, líderes del Cártel de Sinaloa y Rafael Caro Quintero, R1, sus familiares de apellido Páez y Nueva Generación.

Sin embargo, a inicio de este 2022 aquella tensa tregua se rompió y recrudeció la violencia. Es de recordar, que los ahora vestigios enfrentamientos armados en Magdalena de Kino, Altar, Benjamín Hill y Santa Ana, en 2021, se debieron a una guerra no reconocida entre la familia Los Salazar, comandada por los herederos criminales de El Chapo Guzmán y los seguidores de Ismael “El Mayo” Zambada, por el control del corredor criminal de Nogales a Benjamín Hill.

Ahora, la violencia se ha trasladado a Caborca y Pitiquito, en donde señorea El Narco de Narcos, Caro Quintero. Aunque las autoridades estatales niegan la presencia del capo sinaolense con influencia en Jalisco y noroeste sonorense, la Administración para el Control de las Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), en su Catálogo Nacional de Amenazas y Narcóticos 2020, lo ubica en el corredor Santa Ana-Caborca.

En aquel amplio reporte ejecutivo de 100 cuartillas, la DEA señala las “amenazas” para su seguridad nacional, ya sea en forma de narcóticos u “Organizaciones Criminales Transnacionales”.

La Administración para el Control de las Drogas admite la preponderancia del Cartel de Sinaloa en México y Estados Unidos, no obstante informa que el Cartel de Jalisco Nueva Generación es el de mayor expansión en territorio nacional.

“CJNG tiene un presencia significativa en 23 de los 32 estados mexicanos (incluyendo Sonora)con la mayor parte de su crecimiento y territorio en el centro de México y ubicaciones estratégicas en la frontera entre los Estados Unidos y México”, sintetiza.

Luego agrega: “El CJNG contrabandea drogas hacia los Estados Unidos accediendo a diversos tipos de tráfico corredores en el norte de México, a lo largo de la frontera sur estadunidense, incluyendo Tijuana, Juárez y Nuevo Laredo. El CJNG también influye en el Puerto de Manzanillo y utiliza esa influencia para la distribución de grandes cantidades de drogas”.

La DEA también atribuye el gran impulso del Cartel Jalisco Nueva Generación a esa voluntad grupal de participar en actos violentos, enfrentar al gobierno mexicano, a las fuerzas de seguridad y cárteles rivales.

R1, STATUS: ACTIVO

Apenas el 13 de noviembre de 2021, Rafael Caro Quintero, se ha convertido en el fugitivo más buscado por la DEA, la Administración para el Control de Drogas de Estados Unidos. La agencia ofrece una recompensa de 20 millones de dólares por información que pueda llevar a su captura.

 El narcotraficante está acusado del secuestro, tortura y asesinato del agente federal Enrique “Kiki” Camarena en 1985.

El actual director de la DEA, Ray Donovan, afirmó en una entrevista para El País que la fijación de la DEA con Caro Quintero era ya “algo personal”. “La prioridad número uno es Rafael Caro Quintero, mató a uno de nuestros agentes”, aseguró.

Lamentablemente, a esta afrenta le faltan más desencuentros y desde ya le sobran cadáveres.

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