El primer ministro de Australia, Scott Morrison, declaró la emergencia nacional por las inundaciones que azotan la costa este del país, que se ha cobrado 21 vidas y ha dejado millonarios daños materiales.

Esta es la primera vez que el país declara la emergencia nacional a raíz de una catástrofe natural, legislada en 2020 tras una serie de devastadores incendios, “por el severo temporal y las inundaciones en (las regiones de) Nueva Gales del Sur y Queensland”, dijo Morrison en una rueda de prensa.

Morrison acudió a la localidad de Lismore, una de las más afectadas por la catástrofe y situada a unos 600 kilómetros al norte de Sídney, donde fue recibido por un grupo de manifestantes que se quejaron sobre la lenta respuesta de las autoridades.

Esta declaración -que deberá contar con el visto bueno protocolar del gobernador general australiano, David Hurley– permitirá que las autoridades australianas usen poderes especiales de emergencia para acceder con mayor rapidez a los recursos disponibles con el objetivo de ayudar a las zonas devastadas por la catástrofe.

Desde hace dos semanas, la costa este de Australia ha registrado lluvias torrenciales que han provocado inundaciones y peligrosas riadas, que se han cobrado la vida de ocho personas en Nueva Gales del Sur y 13 en Queensland.

Morrison, quien anunció más ayudas financieras y la extensión de subsidios para los damnificados, recalcó que entiende el descontento y las protestas realizadas por varios habitantes de Lismore porque han tenido que afrontar un evento que sucede “una vez cada quinientos años”.

Entretanto, en Sídney varias localidades del oeste de la urbe siguen a merced de las inundaciones, mientras que los residentes de las playas del norte se recuperan de las fortísimas trombas de agua que invadían ayer como ríos las calles y carreteras y los posteriores corrimientos de tierra.

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