Milton Martínez Estrada
GM le debe 20 mil millones al Río Sonora
Esto que les voy a contar se escribe rápido, pero ha ocurrido lenta y tortuosamente.
Sí. La Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) estimó que Grupo México le debe a los pobladores del Río Sonora una cantidad de 20 mil 508 millones de pesos por el macroderrame de tóxicos mineros acontecido el 6 de agosto de 2014.
Este fin de semana, la titular de Semarnat, María Luisa Albores, ofreció en conferencia de prensa virtual los resultados del Dictamen Diagnóstico Ambiental Río Sonora.
El estudio fue realizado por el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático (INECC), y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA).
En el legajo de 239 páginas se establece que no hay explicación alguna del por qué Grupo México extinguió el fideicomiso de 2 mil millones de pesos.
El anterior recurso serviría de paliativo contra las consecuencias ocasionadas por los 40 millones de litros de sulfuro de cobre acidulado irresponsablemente derramados sobre las cuencas Sonora y Bacanuchi.
Afectó a más de 24 mil ribereños en su salud, economía y bienestar.
Ah, pero eso no es todo. Grupo México se ha encargado de tildar de locos a cada una de las personas que le han solicitado que se haga responsable por el desastre ambiental ocasionado.
Después de todo por lo que han pasado en estos nueve años los habitantes de los ríos Sonora y Bacanuchi: Olvido, indiferencia, abandono, desatención gubernamental.
Casi un decenio de desesperos, de terribles noticias, de migración forzada porque muchos dejaron la tierra de sus amores, la que los vio nacer porque no podían seguir más cerca del río, un polo contaminador inagotable.
Siempre tuvieron la razón las víctimas del macro derrame y este dictamen lo reconoce oficialmente.
Vamos a los hechos. Grupo México acabó el fideicomiso el 2 de febrero de 2017 cuando solo habían utilizado para la reparación del daño mil 231 millones.
Alegó aquellos días que había malos manejos en la distribución de los recursos y cerró la ministración, además de apagar el fideicomiso.
Esta institución, en la actualidad, en este año y, como lo hemos dicho, nosotros no aceptamos el cierre de dicho fideicomiso que se creó en 2014, y que tiene una duración de 12 años, o sea expira en 2026, y lo dan como cerrado y nosotros, esta institución no aceptamos como cerrado dicho fideicomiso, porque no ha habido en este caso justicia ambiental y remediación ambiental en estos espacios”, dijo María Luis Albores.
Por lo que, según las estimaciones del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático los costos por el derrame en Buenavista del Cobre, suman 20 mil 508 millones de pesos de 2014 a la fecha, por lo que Germán Larrea, dueño de Grupo México, sólo ha cubierto 6.12% de los gastos generados hasta el momento.
Nunca removieron las tierras contaminadas, no atendieron a toda la población en general, no llevaron a cabo la remediación conforme a las normas.
En una información que redactaron los buenos amigos y colegas de Excélsior, Ernesto Méndez y Daniel Sánchez-Dórame hacen un confiable recuento de la información del dictamen.
Adrián Pedrozo, director general del Instituto Mexicano de Tecnología del Agua (IMTA) ofreció datos reveladores de cómo se encuentran las aguas del río.
“El agua está altamente contaminada, hay un efecto toxicológico muy importante, hay sólidos suspendidos totales y hay una concentración muy alta de metales”, advirtió.
Solo por hablar de un metal pesado, el cobre se encuentra 182 veces por encima de su valor geológico natural.
Y todavía peor. Mariana Morales, encargada de despacho del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático informó que, en Cananea, las altas concentraciones de mercurio en el aire afectan la salud humana, porque el organismo no tiene la capacidad de expulsarlo.
Además, en el 79% de las muestras de suelo se detectó aluminio, arsénico y plomo, en valores que superan los límites máximos permitidos.
Esto es una realidad que nadie quiere escuchar, pero todos debemos saber.
Como siempre he dicho, el diablo metió la cola en el paraíso que era el Río Sonora.
Nos leemos el otro lunes.