Becker García
Quesque no son iguales…
Había una vez, en un país donde la mayoría de los gobiernos eran corruptos, y donde vivía un candidato que, durante tres campañas a la presidencia, usó lo anterior para ganar votos.
Cuando al fin ganó (a la tercera es la vencida, se dice) y ocupó el poder, sus palabras se las llevó el viento, y se convirtió en otro gobierno corrupto, total, vienen de donde mismo.
Veamos, primero, el caso Segalmex, donde se presume se perdieron 15 mil millones de pesos, sin que hasta el momento, exista una investigación que atrape a los peces gordos, sobre todo, al echeverrista, su director, a quien AMLO defendió: “Quien es nombrado para ocuparse de este sistema, Ignacio Ovalle, se confía y comete el error de llamar a participar a gente con malos antecedentes, a corruptos, y lo engañan y empiezan a hacer compras con empresarios corruptos” Pobre bato, ¿no?, taaaaan inocente él.
Y conste, se dice que hay 26 detenidos, pero el director, o sea Ovalle, ni siquiera ha sido llamado a declarar.
Pero también, Ovalle como director firmó por la adquisición de 100 mil títulos bursátiles, con dinero de Segalmex, cosa que está prohibida por la ley. Algo así como, meter dinero público a especular en la bolsa o la lotería, a ver si se sacan el gordo.
Pero bueno, como de ver dan ganas, pues resulta que luego de ese desfalco, existió otro, donde se perdieron miles de litros de leche que deberían haber sido convertidos en polvo y crema, luego de que pagaron un mil 700 millones de pesos y, nadie sabe, nadie supo, dónde quedó ese producto.
Ignacio Ovalle, lejos de ser sancionado, fue nombrado coordinador del Instituto Nacional para el Federalismo y el Desarrollo Municipal (Inafed), adscrito a la Secretaría de Gobernación (Segob), por el mismo eterno candidato que dice que, se acabó la corrupción. Lo peor es que existen millones que le creen.
Y, AMLO, el presidente que dice que se acabó la opacidad en México ha hecho cuanto está a su alcance para ocultar información.
Tenemos como ejemplo, el caso de la Refinería Dos Bocas, de la cual se dijo que inicialmente costaría 8 mil millones de dólares, y, dicen los expertos que ya alcanzó el doble y aún no refina ni un barrilito de petróleo. Bueno, aunque Andrés Manuel dice que es verdad que está saliendo más cara, pero solamente acepta entre un 20 a 30% más.
¿Cuánto es un 20 o 30% más? Nadie lo sabe pues, por increíble que parezca, los datos sobre ese proyecto, no están en la página de transparencia del gobierno mexicano, y, aunque sí en la de Pemex, resulta que solamente están procedimientos administrativos, pero no números.
Hábilmente, el gobierno de quien afirma no ser un corrupto, otorgó al ejército mexicano la construcción de otras dos obras insignes para el tabasqueño, la construcción del Aeropuerto Felipe Ángeles, y el Tren Maya, ambos, con irregularidades detectadas por la Auditoría Superior de la Federación, pero que, al pasar su control a la Sedena, se esconden datos.
Y otra vez, nadie sabe cuánto costará el tren Maya, aunque se acepta que la cantidad total estaría entre el 100% y el 130% de lo previsto inicialmente. Luego entonces, viene la pregunta; ¿Cómo se equivocaron con tanto? Obvio, alguien o algunos, se volvieron pescadores en río revuelto.
Bueno, si esto hubiese ocurrido cuando aquél presunto no corrupto era candidato, hubiera puesto el grito en el cielo, como lo hizo muchas veces.
También está el caso de las adjudicaciones directas para obras del gobierno federal, ya que, nada más en el año 2020, los angelitos otorgaron obras a sus amigos y compadres, en el 43% de los casos. Directas, es decir, el gobierno decidió a quién darle y a quien no. Ajúa, ni con Echeverría o Salinas se cometió tal robo en despoblado.
Pero como en el 2020, nadie dijo nada, resulta que, para el año siguiente, el 2021, dicho porcentaje aumentó al doble, 80%.
Antes de terminar esta historia de aquél candidato que afirmaba que no eran iguales, tendré que recordar que a su prima Felipa Obrador le dieron contratos multimillonarios en Pemex; los amigos de su hijo Andy se llenan las bolsas a manos llenas; el hijo de Bartlett tiene contratos millonarios, a pesar de que durante la pandemia vendió ventiladores defectuosos y al doble del precio de mercado; su otro hijo vive como rey, sin trabajar; se desviaron millones de pesos de Morena para las campañas; el propio AMLO ordenó soltar a Ovidio Guzmán durante el cualiacanazo (no tiene facultades, por lo cual es un delincuente confeso) y una larga lista de irregularidades en el reino de quien dice (con cinismo), “no somos iguales”, y donde habría que agregar que es cierto, salieron peores.
Gracias por leerme.