CIUDAD DE MÉXICO. En la última reunión de política monetaria del año, la junta de gobierno del Banco de México (BdeM) decidió por unanimidad mantener la tasa de interés de referencia en 11.25 por ciento, haciendo énfasis en que sin bien el proceso de desinflación del país sigue avanzando, aún persisten riesgos para la formación de precios.
Al anunciar la decisión, el banco central señaló que, para lograr la convergencia ordenada y sostenida de la inflación general a la meta de 3 por ciento, es necesario mantener por cierto tiempo la tasa en su nivel actual, lo que fue interpretado por especialistas como una guía sin cambios que deja abierta la puerta a un recorte en el primer trimestre de 2024.
Se prevé que el proceso desinflacionario continúe ante la postura de política monetaria y la mitigación de los choques derivados de la pandemia y de la guerra en Ucrania; sin embargo, el nuevo panorama anticipa un descenso más lento en la inflación de alimentos y servicios.
Por lo anterior, el banco aumentó ligeramente su pronóstico de inflación para algunos trimestres. Concretamente, su proyección para la inflación general del segundo trimestre de 2024 pasó de 4 a 4.1 por ciento y la del tercer trimestre de ese de 3.7 a 3.8 por ciento.
El BdeM sigue anticipando que la inflación converja a la meta en el segundo trimestre de 2025; no obstante, las previsiones están sujetas a riesgos, por ejemplo: persistencia de la inflación subyacente en niveles elevados; depreciación cambiaria; mayores presiones de costos; que la economía muestre una resiliencia mayor a la esperada, y presiones en los precios de energéticos o agropecuarios.
La tasa de referencia, que el banco ha dejado sin movimiento por seis reuniones consecutivas, es una herramienta que usa para impulsar la actividad económica a partir de reducir el costo del financiamiento o para restringirla con el propósito de controlar un alza en la inflación, cuando la aumenta. De esta manera, cumple su mandato de preservar el poder adquisitivo de la población.