CIUDAD DE MÉXICO. En México hace falta un plan de alimentación que nos permita el consumo de más y mejores alimentos.
La tarea es titánica y aunque pareciera una batalla como la del mito de David contra Goliat, es fundamental dar pequeños golpes contra la industria que tiene de su lado a la publicidad y el control del mercado y la distribución.
Es importante que el consumidor prefiera los productos frescos en vez de los alimentos ultraprocesados que son muy fáciles de preparar y tenga una mejor planeación para hacer su comida
En la medida en que podamos, hay que buscar el autoconsumo, si bien no todos podemos tener un huerto, es posible tener una mata de chiles en una maceta de un rincón de la casa.
Son estas pequeñas acciones junto a la generación de conciencia lo que nos puede llevar a un cambio en el consumo de alimentos que mejoren nuestra salud, disminuyan la desigualdad alimentaria y nos hagan más exigentes como consumidores.
De acuerdo con Ariana Omaña Covarrubias, jefa del área académica de nutrición de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, las políticas públicas son fundamentales para tener una distribución de alimentos de mejor calidad.
“La FAO-OMS se ha involucrado en los últimos años no solo en la importancia de una alimentación de calidad, que es lo que hoy nos está fallando en la gran mayoría de las comunidades, sino al acceso correcto de la alimentación, que consiste en que todas las personas, todas las que habitamos una población, tengamos acceso a la misma calidad y cantidad de alimentos”, explica la especialista.
Omaña considera que estas políticas públicas que se tienen que generar deben procurar equidad en el acceso a los alimentos y en la distribución de los mismos. Es un ejemplo común que en las poblaciones alejadas del país en las tiendas no hay variedad de frutas y verduras, pero existen todos los alimentos ultraprocesados, desde refrescos, productos enlatados y cereales de diferentes marcas.
“Actualmente no hay políticas públicas en este sentido, hay programas que han tratado de generarse con fines de disminuir algunas condiciones de vulnerabilidad de ciertas poblaciones, pero nada más”, explica Arianna Omaña.
La especialista lamenta que, además, muchos de estos planes hayan desaparecido en este Gobierno federal, ya que considera que las políticas en este sentido tienen que ser integrales y no dependen sólo de difundir información, ya que hace falta llevar a todas las poblaciones los productos saludables al mejor precio.
“Creo que tenemos que partir de identificar y reconocernos como un país inseguro alimentariamente para a partir de eso poder generar una política pública al respecto”, expone la integrante del Laboratorio de Datos contra la Obesidad.
La problemática en el reparto equitativo de alimentos quedó de manifiesto ahora que Profeco anunció que retiraría del mercado las sopas instantáneas.
Es evidente que hay personas cuya alimentación está directamente relacionada con este tipo de productos a buen precio, pero que generan un fuerte impacto ambiental, ya que el vaso de unicel en el que vienen tarda en degradarse muchos años.
“Si es para la única sopa o alimento que te alcanza, seguramente es una repercusión importante no sólo a tu estado de salud sino sobre todo a tu economía”, explica la experta.
Por normativa en Europa no existen estas sopas y las que hay son deshidratadas, pero con características de una pasta, no con todos los aditivos que le agregan a las de aquí.