No quiero reaccionar como lo hizo nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien descalificó un reportaje de Carmen Aristegui y Proceso (entre otros medios) sobre el programa sembrando vida y la fábrica de chocolates de uno de sus hijos, para luego argumentar que no había leído lo publicado. Y bueno, uno se pregunta, ¿cómo descalificas algo que desconoces?

Pues así pareceré, porque la verdad no estuve atento a la comparecencia del exalcalde Sergio Pablo Mariscal, y aunque suene a soberbia, creo que de ahí no pasará y que fue, más bien, o como un “estatequieto” que le da el alcalde Javier Lamarque, o también, una manera de despresurizar las demandas de la ciudadanía que califica la anterior administración como una de las peores y por ello me pregunté: ¿qué caso tiene?

Y de eso, de la comparecencia, a que veamos correr ríos de sangre, o esperemos la cabeza de Mariscal colgada arriba (es un decir y toco madera) de la puerta principal de palacio como muchos quisieran, hay mucha lejanía.

Y me trato de explicar: Luego de que Sergio Pablo Mariscal se pensó a sí mismo como el líder natural de Cajeme, luego de sentirse candidateable para la gubernatura en las pasadas elecciones, pues resulta que, con encuesta en mano (donde obvio su imagen estaba por los suelos), desde Morena le dijeron que mientras fueran las campañas se mantuviera al margen y actuara con un bajo perfil. Según me cuentan, le hicieron ver que, calladito se veía más bonito y que, su participación activa le quitaría votos al candidato Lamarque. Y, así vimos que durante meses, los que duraron las campañas, apenas y aparecía en público y sin hacer mucho ruido.

Aunque y conociéndolo eso no le gustó a Sergio Pablo, fue disciplinado y al final, al hacerlo, le da como una pequeña patente de corso, en la acepción que a la letra dice: “poder gozar de ciertos beneficios obtenidos”.

Pero la pequeña patente en cuestión, no le alcanzó para influir en la conformación del gabinete de Carlos Javier Lamarque (los que repitieron lo hicieron por méritos propios o porque de plano, no eran gente de Mariscal) y entonces, se empezó a mover tratando de imponerse y esto incomodó al actual propietario de la silla más mullida en palacio nacional y pues, entraron en dimes y diretes por ciertas situaciones.

Y veamos bien, mis queridas y queridos lectores, Sergio Pablo sí cree, está seguro, que hizo un buen papel como alcalde, debido a una soberbia que, hasta antes de ser alcalde, no se le notaba. Como que de pronto sintió que podía volar, porque tenía la teoría suficiente del vuelo, ignorando que con eso no basta para elevarse en las alturas. Se voló (metáfora), pues, desde aquella memorable frase lanzada casi al inicio de su gobierno, a una periodista, “¿estás golpeando?”, se pintó de cuerpo entero sobre su nueva manera de conducirse, es decir, dejó de ser la persona sencilla que era, el amigo empático de sus amigos, y se fue por la puerta falsa de la egolatría. Pobre.

Ahora que, de eso a que le finquen responsabilidades, pues existe una gran diferencia porque, juzgarlo como tal, le restaría imagen a Morena, aún cuando los morenistas de hueso guinda, repitan que él no es de izquierda sino prianista. Eniwey, el señor compitió bajo las siglas de ese partido y entonces, para la mayoría de los cajemenses, es morenista.

La otra cuestión por la que digo no pasará nada, es porque, al señor se le puede acusar de muchas cosas, menos la de tonto.

Claro, para el vox populi, la administración anterior fue corrupta, pero para comprobarlo, pues se necesita tener las pruebas, y pues, no creo que existan muchas posibilidades de que hayan dejado pistas sueltas.

Se le podrá acusar, sí, de viajes fastuosos y comidas en restaurantes caros, pero pues siempre le queda el recurso de asumir que son viáticos permitidos dado su rango y, a lo más que llegarán será a una sanción por fifí a costa del erario.

Se le podrá decir que firmó una extensión de convenio con Solaqua a punto de dejar el cargo, pero de eso a demostrar que se vio beneficiado, pues, tendría que haber una declaración por parte de la empresa y yo no creo que se echen de cabeza, ¿no?

Y es que pasa que, en caso de haber existido corrupción, es tan culpable quien corrompe como quien se deja corromper, y esa es parte del salvoconducto que tiene, tanto la empresa, como los exfuncionarios.

El ejemplo más claro me lo dieron a mí, directamente, dos empresarios cajemenses quienes me confesaron les pidieron un porcentaje de sus pagos, a cambio de hacer negocios. En ambas ocasiones pregunté: ¿Y lo aceptaste?; y en ambas me responden que no les quedaba de otra. Y cuando pido datos y pruebas, me responden que no, porque saben, a ciencia cierta, que al delatar y aceptar ser parte de la transa, pues los deja más o menos en el mismo nivel. Y otra cuestión es que, en ambos casos, el alcalde ni siquiera lo vieron durante la negociación, sino que lo hizo el funcionario que durante los dos años y medio tejió la telaraña de corrupción y que no quiero decir su nombre, pero se apellida Galindo.

Así que, aunque nos pese, aunque el olor a la guayaba y al dinero sean muy fuertes e inocultables, se necesitan muchas pruebas.

Así que, no creo que vaya a pasar nada, sino poquito, como para que digan que se hizo justicia, pero hasta ahí.

Lo que sí, creo que alguien le aconsejará, que le baje dos rayitas, que siga con la vieja consigna de los políticos de desvanecerse, de entender el hecho de que, si en su administración la comunicación fue un desastre, en esta etapa callar y capotear es la estrategia, aunque bueno, el señor nunca escuchó consejos.

Total, que, de una manera u otra, los cajemenses, entendido como el pueblo, siempre salimos jodidos.

 Gracias

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