Apenas esta semana se acaba de hacer público el escándalo de los 18 mil millones de pesos que pagó el Banco del Bienestar a una empresa fantasma de Panamá, por instalaciones de los cajeros automáticos, que por cierto aún no funcionan, motivo por el que el presidente ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, acaba de remover a otro cargo (ojo, no de correr) a su directora DIANA ÁLVAREZ MAURY, quien será sustituida por VÍCTOR LAMOYI BOCANEGRA, cuando ya salta otro escándalo, pero ahora de 28 mil millones de pesos que le pagó el gobierno de la 4T, por la fabricación de 243 vagones del Tren Maya. Y para que se dé una idea de qué tipo de empresa estamos hablando, se trata de la francesa BOMBARDIER ALSTOM, que cuenta con la ‘alta distinción’ de haber recibido la multa más grande en la historia del globo terráqueo, por 772 millones de dólares, impuesta por el gobierno de los Estados Unidos, acusada de sobornar y corromper a funcionarios en varios países del mundo. Pero además cuenta con historiales nada decentes en líneas del metro de la Ciudad de México, y de trenes en Monterrey y Guadalajara, lo cual indica, dice la información que estamos hablando de una empresa con antecedentes criminales al por mayor, pues con esa firmaron el contrato para el Tren Maya. Y con eso de que los de la 4T no le rinden cuentas a nadie, nos preguntamos ¿Se animarían a agarrar una modesta mordidita? ¿Usted qué opina? Pero a los dos últimos escándalos de corrupción anteriores, súmele los casos que todo mundo conoce, como los de PÍO LÓPEZ OBRADOR, hermano del KETECO, caso que no fue investigado. El de doña FELIPA OBRADOR, prima del que siempre tiene otros datos, a la que se le descubrieron jugosos contratos en PEMEX; las casas con valores millonarios de IRMA ERÉNDIRA SANDOVAL BALLESTEROS, extitular de la Secretaría de la Función Pública; los 50 millones de pesos ‘perdidos’ de ANA GABRIELA GUEVARA, aún directora de CONADE; las más de 20 propiedades archimillonarias del actual director de la Comisión Federal de Electricidad MANUEL BARTLETT DÍAZ; el caso de su hijo LEÓN BARTLETT, que al principio de la pandemia pretendió aprovecharse de las buenas relaciones de su padre con AMLO e intentó venderle al IMSS algunos ventiladores a un sobreprecio de más de un millón de pesos cada uno, pero fue descubierto y exhibido; de los casos más recientes la compra de más de 100 autos de súper lujo por parte del Fiscal General de la República, ALEJANDRO GERTZ MANERO, donde se gastó alrededor de 109 millones de pesos; la súper boda de SANTIAGO NIETO CASTILLO en Guatemala, que al regarse el tepache no le quedó otra al presidente más que darle gas de la Unidad de Inteligencia Financiera. Y así como estos le podemos enumerar muchos casos más, pero en todos hay un común denominador sustentado en varios puntos: Todos gozan de la impunidad que les otorga la pila bautismal de la 4T, nadie está siendo investigado y júrelo que ninguno va a caer en la cárcel. El mayor castigo que algunos han recibido es la separación de su trabajo, ignorando la procuración de justicia; otros con mayor suerte solo son removidos a otros cargos, dejando en el olvido sus manoteos. Pero nuestro presidente sigue afirmado que ya no hay corrupción en el Gobierno, mucho menos impunidad, porque ellos, los de la 4T, no son iguales a los corruptos y saqueadores del período neoliberal. Ahora algo muy interesante, si a todas las atrocidades anteriores, le sumamos el daño que le hizo a miles de madres de familia con la desaparición de un plumazo de las guarderías infantiles; más la estela de muerte que han dejado la falta de medicamentos, el pésimo manejo de la pandemia y la inseguridad que mantiene en el miedo y la zozobra a millones de mexicanos en el país y otros errores y caprichos garrafales, pero todavía hay muchos millones de mexicanos que adoran al presidente. ¿Sabe usted cuáles son las razones fundamentales? La primera, que el mandatario está repartiendo dinero tronante y sonante entre la gente pobre, que nunca había recibido beneficio alguno de gobiernos anteriores, sumando alrededor de 22 millones de mexicanos que se benefician de alguna manera, cantidad que no es cualquier cosa. Y segundo, que sus conferencias mañaneras las utiliza no solo para cacarear sus logros básicamente en los temas de asistencia social, sino para denostar a sus adversarios o sencillamente a quien difiera de su forma de pensar, así sean empresarios, padres de niños con cáncer, feministas, medios de comunicación y lo que se le atraviese. Y como quienes reciben los beneficios sociales, lo ven como Dios, pues todo mundo le cree y lo defiende a capa y espada. ¿O por qué cree usted que en cuanto alguien habla mal de él, se le echan encima las jaurías de chairos en las redes sociales? Sin embargo, la realidad clara y pura es que el número de pobres ha crecido, mientras la clase media se viene adelgazando, conforme se adelgazan las actividades económicas productivas del país. Y una razón adicional, de la alta credibilidad de la que todavía goza el presidente, es que la oposición se ha mantenido demasiado pasiva, mientras el Gobierno Federal desmantela las instituciones que le costaron al país años de trabajo para construirlas. Hay que recordar que 22 millones es prácticamente la cuarta parte de los 93 millones que integramos el padrón electoral, aquí lo complicado es que la mayoría de los mexicanos están hartos de los partidos políticos y de los mismos políticos, por la historia de traiciones a la patria que provocaron el saqueo del país, de la que en su momento el mismo López Obrador fue parte, porque la gubernatura de Tabasco la logró por el PRI y la jefatura de Gobierno del entonces Distrito Federal, fue por el PRD. Sin embargo, no hay quien lo diga, no hay quien se lo grite, no hay quien lo combata, por eso el hombre está encantado, porque prácticamente pelea solo en una arena que ha conquistado, como ha conquistado las masas de millones de mexicanos que todavía lo aclaman.