Bécker García
Gasolina para los más pobres
El precio de los combustibles, está más alto que nunca. Atrás, muy atrás, quedó aquel compromiso de nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador, en el 2018, en plena campaña: “Reiteramos nuestro compromiso de bajar el precio de las gasolinas, el diésel, el gas y la energía eléctrica en beneficio de consumidores, transportistas y pequeños y medianos empresarios. Para que se tenga una idea: si ya estuviésemos en el Gobierno, si Morena estuviese gobernando a México, en estos momentos la gasolina no costaría catorce pesos por litro. Costaría, cuando mucho, lo que cuesta en Estados Unidos: diez pesos el litro…”. Para quienes no crean lo que aquí leen, ahí están decenas de vídeos que comprueban que sí lo dijo.
La realidad es que, las gasolinas y el diesel están más caros que nunca. Las gasolinas, están entre los 21 y 24 pesos por litro. Sí, ya sé, dirán que en algunos anuncios luminosos que están por fuera de las gasolineras se lee claramente que están, por debajo de esos precios, pero estos, son sin IVA.
Yo considero que, cuando AMLO dijo que bajaría el precio de la gasolina, no tomó en cuenta varios factores, que tal vez desconocía.
Primero, las gasolinas se rigen por los precios internacionales del petróleo, y luego de eso, por la utilidad que desean obtener los distribuidores y también, por los IMPUESTOS.
Ni la utilidad ni el precio internacional pueden ser controlados por el gobierno, pero sí los impuestos.
En el caso de los impuestos, existen dos para las gasolinas, el IVA y el IEPS.
El IEPS, se ajusta a la baja o al alta de las gasolinas, como una manera de contener la inflación y tratar de mantener un precio aceptable, mientras que el IVA, siempre es del 16%.
En el año del 2019, es decir, con MORENA ya en el poder, por este impuesto (IEPS), se alcanzó un récord al recaudar casi 300 mil millones de pesos, aunque, con la pandemia y la inmovilidad, la recaudación decreció en un 30% al año siguiente, es decir, con el quédate en casa, no se gastaba en gasolina.
Y aunque usted no lo crea, cuando sube el precio del petróleo, como es el caso en estos días, Hacienda baja ese impuesto para tratar de que no se refleje en los consumidores.
Lo que hay que aclarar, es que, el IEPS, no solo pega a quienes tienen vehículos, sino también, a los productores que utilizan el diesel y a los transportistas por lo cual, incide en los precios de los alimentos movilizados.
¿Entonces? Pues entonces para que la gasolina baje, ya no digamos a 10 pesos, sino que se mantenga por debajo de los 17 pesos, Hacienda tendría que dejar de cobrar el IEPS.
Y si Hacienda deja de cobrar el IEPS a las gasolinas, ¿de dónde sacaría esas cantidades enormes para sus programas de repartición de dinero para quienes menos tienen? Exacto, no podría hacerlo, a menos que inventara nuevos impuestos o dejaran de regalar dinero.
Y por otro lado, en México, somos altos consumidores de refrescos embotellados, sobre todo los de clase media para abajo (los ricos toman ahora bebidas más sofisticadas, naturales y menos venenosas) y, si acaso se quisiera “ayudar” a los pobres, se derogaría el multicitado impuesto. Pero si se hiciera, tampoco el gobierno tendría para repartir.
Queda claro que, con el dinero de los impuestos se apoya a los pobres y estos a su vez, pagan impuestos no en los combustibles, pero sí, en refrescos y otras cosas, además de cargar con la inflación que provoca el alza de las gasolinas y el diesel.
Complicado, ¿no?
Además, hay que sumar los miles de millones de dólares que se le inyectan a PEMEX para tratar inutilmente de rescatarlo (el año anterior no aportó directamente un peso al erario) y la construcción de la refinería de Dos Bocas que, a la fecha, con un 33% de avance, ha costado la nada despreciables cantidad de 10 mil millones de dólares y pues, de algún lugar sale ese dinero
Conclusión: Mientras los impuestos a los combustibles sirvan para repartir dinero, no bajarán y, entonces, estamos ante un círculo vicioso.
POR UN BESO DE LA FLACA, YO DARÍA LO QUE FUERA
La canción de Jarabe de Palo, titulada la Flaca, nos recuerda que, en estos días de pandemia, los besos son una acción casi en extinción. Y también los abrazos.
Muchos pensamos que, con las vacunaciones, estos actos de abrazarse y besarse volverían a estar en boga, pero, nos equivocamos, casi estoy cierto que, de aquí hasta el fin de la humanidad, seguiremos usando cubrebocas y guardando nuestra sana distancia.
No soy muy amante de las películas de Star Wars, y una de las razones es que, me parecía una incongruencia ver a personajes enmascarados, en medio de las dunas de un desierto de arena.
Bueno, pues, las películas, parece que ya nos alcanzaron.
Gracias