El pasado fin de semana, en la comunidad de Cócorit, alrededor de las 2 de la mañana (algunos aseguran que fue a las 3), se dio un atentado contra dos jóvenes habitantes de dicha comisaría.

Según cuentan los vecinos, uno de ellos sucumbió en el acto, mientras, el segundo, recibió dos balazos, uno en el vientre y el otro en el cuello.

El caso es que, luego que se calmó el ruido de las detonaciones, llamaron tanto a la policía como a la Cruz Roja, para que indagaran los hechos, recogieran al sobreviviente y, según me cuentan, estos, llegaron hasta las 8 de la mañana, es decir, el herido tuvo 6 horas de dolor y sin atención.

Yo creo entender, que, en el caso de la benemérita institución, podría estar medianamente justificado, pues, es sabido que en algunas ocasiones, los sicarios, cuando no terminan el trabajo que se les encomendó, suelen rematar a sus víctimas, ya sea que dichas estén en un hospital o a bordo de una ambulancia, con lo cual ponen en riesgo la vida de otros.

La solución sería, quizá, que exista una coordinación entre autoridades policíacas, de la Guardia Nacional o del Ejército, para escoltar a las ambulancias. Pero por lo pronto, parece que eso no sucede así.

Ahora revisemos el caso de Caborca.

El pasado 15 de febrero, por la noche, empezó a circular en redes sociales un vídeo donde, varios carros y camionetas estaban cargando gasolina, lo cual no sería de asombrarse, salvo que, en ellos, iban hombres armados y vestidos con equipo táctico. Hicieron disparos al aire y, enfilaron rumbo a Caborca.

Por la narrativa de la prensa, que publica que recorrieron 33 kilómetros, supongo entonces que, cargaron gasolina en Altar, para luego enfilar hasta Caborca, pero antes, pasaron por Pitiquito, donde justamente se encuentra el cuartel de la Guardia Nacional.

Luego aparecieron otros vídeos, donde, se veían circular por las calles de esa ciudad, hasta 19 vehículos, con hombres fuertemente armados mientras nadie los detenía.

Un amigo periodista me cuenta que en el 911 se recibieron varias llamadas cuando las ráfagas rompieron el silencio de la noche, con lo cual, la comunidad se encerró a puerta y lodo.

Tirotearon algunas casas, entraron a otras, detuvieron a 7 personas y al fin, cuatro largas horas después, salieron de la ciudad otra vez con rumbo a Altar y, por lo tanto, pasaron de nuevo frente al cuartel de la Guardia Nacional. Nadie, los atoró.

Al día siguiente el Presidente Municipal de Caborca, Abraham Mier, alias el Cubano, admitió que la policía nada podía hacer por sentirse rebasada, y aconsejaba que, a partir de ese noche, a las 10, los caborquenses se guardaran en sus casas. Remedio absurdo para actos delincuenciales.

En un poblado de Jerez, Zacatecas, desde el 2021 sicarios asolaron a la población, hasta que un día les dijeron, a los pocos que quedaban, que si no salían del pueblo a la una de la tarde se dieran por muertos. Poco pudieron sacar, y huyeron a otros pueblos, otros estados y algunos, allende la frontera.

El 17 de febrero pasado, el ejército junto con la policía estatal, los dejaron regresar por sus pertenencias, juguetes, muebles, electrodomésticos, semillas y algunos tractores, que habían dejado en la huida.

Los habitantes se quejan de que, ni el ejército ni la policía restauró el orden, sino que solamente les dio 6 horas (otra vez) para recoger lo que pudieran y luego, irse por donde vinieron.

Supongo y mal pensado que soy, que, ese pacto de las 6 horas debió haber sido con aquellos que realmente mandan en el lugar, es decir, los delincuentes.

Luego, ¿En manos de quién estamos? ¿Tendremos que acostumbraron a vivir con miedo?

Me queda claro que en México, existen muchas comunidades que son prácticamente tierra de cárteles, con sus varias divisiones y que, todos ellos, o todos contra todos, pelean su espacio para control de sus actividades.

Me queda claro que, el gobierno con su política de abrazos no balazos implementada por el Presidente López Obrador, está perdiendo la batalla.

Me queda claro que, al paso que vamos, México puede convertirse totalmente en un narco estado, donde sean ellos quienes gobiernen de facto.

Me queda absolutamente claro que, por el control de territorios, en las pasadas elecciones los narcotraficantes tuvieron mucha injerencia, para poder tener el dominio que necesitan, con la complicidad de las autoridades.

Lo que no me queda claro, es cómo le hará el gobierno para recuperar la paz y tranquilidad de muchas comunidades del país que ahora, viven en la zozobra.

Gracias

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