Si hace un año, alguien me hubiera dicho que para estas fechas, junio de 2022, la lucha interna en Morena para lograr la candidatura presidencial en el 2024, iría, como va, muy adelantada, hubiese soltado una carcajada, sin embargo, me hubiera equivocado rotundamente.

Cuando un presidente es tan fuerte como Andrés Manuel López Obrador, tan aceptado en las encuestas, tan querido por la mayoría de l@s mexican@s, estira su liga de acero lo más que puede antes de su salida, mientras, impone mordazas y cadenas a quienes pretenden sucederlo. Así fue siempre, en el pasado, pero hoy, contrario a aquello, AMLO los invita a que se muevan y promuevan, aunque, con algunos candados para otros.

Claudia Sheinbaum, al parecer era su preferida, pero no prende, además, tiene el estigma de la caída de la Línea 12 del Metro y sus muertes, además de aquel derrumbe de la escuela Rebsamen, lo cual, son puntos en negativo.

Adán Augusto López, su paisano y casi hermano, puede ser el plan B, si acaso sabe usar su puesto como Secretario de Gobernación o, perderse en el intento.

Marcelo Ebrard sabe que no es el preferido de Macuspano, sin embargo, es quien mejor aparece en las encuestas. Y no es su preferido porque él, o sea Ebrard, no tiene el mismo nivel de lealtad que Claudia y Adán hacia AMLO, y eso lo hace vulnerable.

En el evento de hace dos domingos en Toluca, mientras los primeros dedicaron parte de su discurso a la promoción de la 4T y su dueño, AMLO, Ebrad también exigió piso parejo.

El otro posible por Morena, es el senador Ricardo Monreal, pero, a éste, ni siquiera lo tiene el Presidente en su radar. Mientras esto pasa, el zacatecano ha aprovechado el desprecio para promoverse como presidenciable, y lo ha dicho, va porque va en las boletas del 2024. ¿Por la Alianza? ¿Por Movimiento Ciudadano? Eso está por verse.

El caso es que, con este presidente, se pueden permitir este tipo de adelantos porque, aún cuando no estará en las boletas, cuando menos l@s candidat@s de Morena a todos los puestos de elección popular en el 2024, desde las alcaldías, diputaciones, senadurías y de más, tendrán que ser avalados y palomeados por él mismo. Así, sin duda.

Y A NOSOTROS, ¿QUIÉN NOS ABRAZA?

El hijo de un amigo estaba ahí, en el Bar la Bartina 64, la madrugada del sábado anterior.

Eran como las 2:20 de la mañana, la música sonando por lo alto, los jóvenes con bebida en mano, cuando de pronto escucharon balazos. Casi 10, en dos repeticiones, seguramente provenientes de sendas armas de fuego.

Aquello se volvió un caos. Los balazos fueron en una terraza antes de entrar al lugar, y se dice que, solamente alcanzaron a un guardia de seguridad. Yo no lo sé de cierto, pero dicen, que el cuida puertas al parecer no dejó entrar a un grupo de personas, por estar a punto de cerrar, y ahí inició el problema. Si es así, y eso fue la causa, la vida entonces no vale nada.

Cuando inició el caos, los asistentes, o se tiraron al suelo, o corrieron a esconderse a los baños y otros, los menos, abandonaron el lugar de inmediato. En la estampida, se quebraron botellas y esos vidrios cortaron a cuando menos 6 personas con heridas leves.

Por fuera, dos vehículos fueron incendiados, quizá con la intención de desviar la atención y lograr la fuga de los atacantes.

En los vídeos y fotos que circularon en redes sociales se escucha el caos y casi se huele el temor de los asistentes.

Una foto, muestra una tétrica visión: Mientras el asesinado está tirado en el suelo, otra persona está casi encima de él, tomando una foto a menos de 50 cms de distancia. Trae una gorra; está dándole una jalada a un cigarro, tiene su celular en mano, parece que como hubiera dejado dos cervezas en el suelo para tomar la foto y además, trae otra cerveza en la bolsa trasera del pantalón.

No entiendo mucho de sociología, y menos de la que nos atañe a los mexicanos donde, como decía aquél poema del yucateco Ricardo López titulado México Creo en ti, y que en una parte dice: “México, creo en ti, porque escribes tu nombre con la equis, que algo tiene de cruz y de calvario; porque el águila brava de tu escudo se divierte jugando a los volados con la vida y, a veces, con la muerte”, vemos la muerte como algo muy válido.

La muerte que hoy más que nunca, con abrazos y no balazos, nos parece cosa más usual, como esa foto de alguien tomando una foto al muerto de alguien que la tomó en ese momento.

La pregunta es, y a nosotros, los comunes, ¿quién nos abraza?

Gracias

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