Hace un año, por estas fechas, un grupo de motociclistas viajamos desde Ciudad Obregón a Batopilas Chihuahua.
Debo decir que yo no lo sabía, pero en ese pequeño pueblito nació el fundador del PAN, Manuel Gómez Morín.
¿Quién fue Gómez Morín? Manuel Gómez Morín (Batopilas, Chihuahua, México, 27 de febrero de 1897, muere en Ciudad de México el 19 de abril de 1972) y fue un político mexicano que fundó el Partido Acción Nacional y fue rector de la Universidad Nacional de México. Formó parte del célebre grupo Los Siete Sabios de México, miembros todos de la Sociedad de Conferencias y Conciertos, fundada para el fomento de la cultura en el ámbito universitario mexicano, y un importante legislador en temas de política monetaria.
Llegamos a ese pueblito, luego de viajar por lo que quizá sea, la ruta más espectacular de México, pues, la carretera, serpentea entre curvas pronunciadas que descienden, o ascienden, según como vayas de ida o de vuelta, y, donde, tienes que estar muy listo pues de bajada te puede llevar la inercia descendiente y, de subida, basta aplastar el clutch para que tu moto se regrese.
Ya pues, conté algo que me apasiona, conducir en moto.
El caso es que, llegamos a un pueblo donde serpentea un arroyo a su lado. Al entrar, había un guardia que nos preguntó de dónde veníamos, a qué íbamos y dónde nos hospedaríamos. Muchas preguntas para ser algo medio desinteresado.
El Halcón, luego entendí que eso era, nos dijo que éramos el primer grupo de turistas que llegaba al pueblo después de la pandemia. Nadie, hasta ese momento, tenía derecho de entrar, salvo que llevara víveres para el pueblo.
Yo pensé que era una muy atinada medida de la autoridad, pero luego me dí cuenta que ahí, la autoridad es otra.
Y resulta que, ya instalados en el hotel, pronto llegaron dos camionetas con personas armadas, no policías ni militares, sino eso, civiles que portaban armas de fuego de alto calibre. Revisaron que todo estuviera bien, y nos comentaron, que si queríamos cerveza un fulano de tal nos la vendería y también, hielo.
Preguntón como soy, inquirí por ellos ante un acoplado lugareño y me dijo que, eran de un grupo delincuencial que controlaba todo lo que pasaba en el pueblo y, por supuesto, también, la venta de alcohol.
Seguí preguntando y me dijeron que, sin ellos patrullando la ciudad, se metería un grupo contrario y entonces habría una guerra entre ambos y con daños para la población. Es decir, ellos, cuidaban al pueblo.
Estuvimos dos noches, y todo tranquilo.
Inmersos en lo más profundo de la Sierra Tarahumara, las 48 horas estuvieron muy tranquilas.
Cuando quise cargar gasolina para el regreso, me remitieron a una bodega donde, estaban las camionetas que había visto deambular con hombres armados por el pueblo; es decir, ese grupo delincuencial, también vendía gasolina, quizá producto del huachicol, ese que dijo AMLO que ya no existía, pero que existe.
Regresamos a Creel, para dormir antes de emprender el viaje a Cajeme y, de nuevo, encontré que el ese pueblo era controlado por grupos ajenos a la policía. En la madrugada, con mi repetido insomnio, desde la ventana de mi hotel miré como, dos de esas camionetas interceptaron a una patrulla y les dieron instrucciones; “junto a la gasolinera, hay un grupo de personas, vean que se traen”, les dijeron.
Según la idea de nuestro grupo, era viajar 12 horas desde Creel hasta Cajeme, pero, el viaje había sido agotador y, cuando llegamos a comer a Basasiachic, municipio de Ocampo, en el restaurante nos dijeron que no podían atendernos porque se había registrado la muerte del jefe de la plaza, y que era mejor que no viajáramos porque, estaban buscando a quien había perpetrado el asesinato y mejor, nos quedáramos en el hotel y no saliéramos hasta el día siguiente. Recuerdo, comimos gansitos y sodas, encerrados a piedra y lodo. Durante la noche, los balazos, a lo lejos, retumbaban cada vez más.
Por lo mismo, cuando leo: En su intento por auxiliar a un hombre, dos sacerdotes jesuitas fueron asesinados en el municipio de Urique, Chihuahua, al interior de un templo de la comunidad de Cerocahui.Los hechos se registraron el pasado lunes 20 de junio, donde Javier Campos Morales y Joaquín César Mora intentaron ayudar a un hombre que buscó refugio en el centro religioso luego de que fuera perseguido por sujetos armados. No me extraña nada. Zonas completas, gobernadas por el narco y, no entienden de abrazo.
Gracias