El martes anterior, Conagua, al fin, emitió un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, donde se lee que el agua de uso agrícola e industrial (que representa el 80% consumido de la disponible), será cedida, en la medida de las necesidades, para el uso doméstico.

Cito parte del decreto: “Entre las medidas transitorias concertadas, se prevé la limitación temporal a los derechos de agua existentes, a través de la reducción provisional de volúmenes a los usuarios de las cuencas que se encuentren en condición de sequía severa, extrema o excepcional, a fin de abastecer agua para uso doméstico y público urbano a las poblaciones que se encuentren sin este recurso natural por efecto de dicho fenómeno”

Parte de esto, lo subí a mis redes sociales, y, un amigo Hermosillense, agricultor, me escribió en lo privado: “Al fin se hizo algo para que el agua de El Novillo, sea llevada a Hermosillo en su totalidad”… madreeeeeessss… Mi respuesta fue: ¿Qué pasa con el agua agrícola e industrial de Hermosillo?, digo, porque hasta la fecha allá, se sigue sembrando y produciendo Coca y Pepsi, por citar dos ejemplos… Silencio, fue la respuesta.

Pero veamos: no se trata de que, se limite la práctica agrícola (luego qué comeremos), ni la industrial, así sea con productos chatarra, sino que, es necesaria y urgente, la producción de más agua, mediante desaladoras. Eso de Conagua, solo es una aspirina ante una enfermedad mayor.

Leí también, la columna de Diego Osorno publicada en Milenio, donde habla sobre una entrevista hecha a Alfonso Martínez Domínguez, aquél gobernador que, expulsado por Echeverría como secretario de Gobernación luego del Halconazo del 71, y después fue gobernador de Nuevo León.

Cito: “El asunto es que Martínez Domínguez, entrevistado en el programa Foro del periodista Gilberto Marcos, hace la siguiente profecía en 1984: “Monterrey tendrá agua hasta el año 2010 o 2020, si la usamos razonablemente y si no crecemos desmesuradamente… Monterrey no debe crecer más allá de 3 millones y medio o 4 millones de habitantes, porque de lo contrario volverá a haber una crisis tremenda de agua y habría que traerla a costos terriblemente altos de lugares muy lejanos”. https://www.milenio.com/opinion/diego-enrique-osorno/detective/aguas-regias-turbias

Y sigo citando a Osorno: “El área metropolitana de Monterrey tiene hoy en día casi 6 millones de habitantes. Ya se ha dicho antes en este espacio que la concentración de tantas personas en un territorio específico no fue resultado de inercia o un accidente, sino de un proyecto económico bien trazado para reunir en un mismo espacio una gran cantidad de mano obra barata y un potencial mercado de servicios. Todo eso se ha logrado hoy, pero a las autoridades y empresarios se les olvidó considerar que esa “mano de obra” y “grupo de consumidores cautivos”, necesitaban también de infraestructura mínima, como transporte, recreación, cultura, agua…” Y ya lo sabemos, Monterrey, está sediento. Pregunta: ¿Hasta dónde crecerá Hermosillo?

El gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, declaró hace algunas semanas, su intención de explorar la instalación de una desaladora para Hermosillo. El problema es que el problema (que me valga la redundancia), es que, no solamente en la capital existen problemas de agua doméstica, sino, como lo declara Conagua, Sonora tiene 16 municipios (el estado con más número de ellos) con problemas serios de falta del líquido para consumo humano.

Y es que pasa que, esta sequía, -a la que le seguirán varias durante los siguientes años-, no es tratada de manera integral, con una visión a futuro, sino como paliativos que pasan desde ceder agua de producción, hasta, rogarle a Tláloc porque llueva más, cosa poco probable con esto del calentamiento global.

Vamos, el dinosaurio príista Martínez Domínguez, lo previó en 1984 para Nuevo León, y hoy, no existe esa visión de futuro.

Vamos, si el agua fuese petróleo, AMLO ya habría puesto desaladoras en la parte norte del país, por cierto, una de las mayores zonas de consumo de combustibles, pero se le olvida que, como dice aquella vieja canción de Facundo Cabral: “El diablo fue al mar/ A escribir la historia del mundo/ Pero no había agua/ Dios la había bebido/ Juan Comodoro/ Buscando agua/ Encontró petróleo/ Pero se murió de sed”

Y vamos más a fondo: En Cajeme, por ejemplo, el Distrito de Riego está preparado para que, en caso de que el agua escasee, darle prioridad al consumo humano.

En Guaymas y Empalme, están esperanzados que el agua desalada del Cochorit, venga a resolver problemas de la falta de agua, pero, la CEA, hace muy poco para terminar con las grandes fugas de su red de distribución.

En Hermosillo, Renato Ulloa, que le entiende a esto del agua, publica lo que se está haciendo en la capital, para ahorrar agua, pero no sucede lo mismo en otros municipios y menos, en el país entero.

Sin duda, el problema del agua necesita soluciones profundas, o, como Juan Comodoro, nos moriremos de sed. 

Gracias

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