Mirábamos y escuchábamos un mensaje del abogado y exdiputado federal, HOMERO NIÑO DE RIVERA y la verdad que nos dejó meditabundos sobre la peligrosidad que significa el mensaje diario del presidente, ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR, dividiendo a los mexicanos. Y es que no hay un día que, en sus conferencias mañaneras, no hable de los buenos y los malos, de sus aliados y sus adversarios, a los que denomina conservadores y neoliberales, cuando en realidad, desde que tomó posesión como mandatario, se convirtió en presidente de todos los mexicanos, no de unos cuantos, ni solamente los de su corriente política, a los que nos guste o no su forma de defenderlo debemos de respetarlos, porque igual que nosotros somos mexicanos. Una de las obligaciones más importantes del presidente es mantener la unidad entre todos sus representados y de ninguna manera considerar que quienes no coinciden con su forma de pensar son sus enemigos, como así lo hemos visto. Según nos dice el exlegisaldor en la exposición del video, en toda la historia de México, ni siquiera en la historia del mundo, se había visto a un presidente de la República, que dividiera tanto a su país, agrupando a los buenos y a los malos, solo porque no coinciden con su forma de pensar. Cuando a los verdaderos malos, que son los miembros del crimen organizado y desorganizado, los trata con cariño, los protege y ordenó públicamente a las fuerzas armadas no maltratarnos porque también son seres humanos, con la aplicación de su estrategia contra la inseguridad a la que denominó “Abrazos, no balazos”. Y antes de decir todo lo que aquí ya le escribimos, Homero Niño de la Rivera, hace una retrospectiva de las divisiones que hubo en la época de la Reforma, cuyo precursor principal fue el expresidente BENITO JUÁREZ GARCÍA, donde pueblos y familias enteras se dividían y se mataban, por esa polarización y esa división tan peligrosa que se fomentaba en aquellos tiempos, por grupos perversos a los que no les interesaba la tranquilidad ni la paz social en el país. Lo que en estos tiempos modernos de la comunicación y la tecnología en todos los aspectos no nos debe volver a suceder y como mexicanos nosotros mismos tenemos que entender que no debemos dejarnos llevar por las ideas de un solo hombre hambriento de poder que logró llegar a la presidencia prácticamente a base de mentiras que millones de mexicanos le creímos, pero que con el paso de sus cuatro años de Gobierno nos hemos dado cuenta que casi todo era pura falsedad. Nos dimos cuenta que sí ha hecho cosas buenas, como el quitarles la pensión millonaria a los expresidentes; que sí ha aumentado el salario mínimo, como no lo había hecho ningún presidente; que sí ha venido ayudando a los ancianos, a los discapacitados, ha repartido becas a estudiantes, cosa que vemos muy bien, aunque hay que aclararlo no es con su dinero, sino con el dinero de nuestros impuestos y utiliza estos apoyos para la conquista descarada de votos. Y además es importante aclararle a mucha gente que, si le dan el voto a la corriente política que se los indique el presidente que sea por agradecimiento, pero de ninguna manera por el temor que le infunden a la gente algunos servidores de la nación y morenistas en general, de que, si no votan por tal o cual candidato, les va a quitar el apoyo. Cosa más falsa, porque ya está en la Constitución y ningún presidente o ningún Gobierno desde ninguno de los tres poderes se atrevería a quitárselos, porque afectaría gravemente a la corriente política que lo llevó al poder. Pero no ha cumplido en algo que duele mucho a los mexicanos, que es el control de la inseguridad y la violencia; descuidó a la economía dándole la espalda a los pequeños empresarios que, en la pandemia del Covid-19, cerraron alrededor de un millón 200 mil negocios; descobijó a los pequeños productores agropecuarios; descuidó la salud; la educación y otros rubros, que inciden directamente en el bienestar de la gente. Todo por privilegiar y dedicar cantidades estratosféricamente grandes de miles de millones de pesos a obras faraónicas, cuya utilidad ha sido muy cuestionada, incluso dos de ellas ya inauguradas (Aeropuerto San Lucía y Refinería Dos Bocas), que prácticamente siguen sin brindar los servicios para lo que fueron construidas o prestan un servicio muy pálido como el caso del AIFA. Pero lo peor que ha hecho, como bien lo dice Niño de Rivera, es dividirnos como mexicanos, cuyo efecto durará por muchos años. Ojalá que el siguiente presidente tenga la inteligencia, la madurez y la serenidad, para trabajar duro en esto de la unidad, porque este señor partió al país por el medio, entre sus incondicionales y sus enemigos. No creemos que quien quede en su lugar en el 2024, seguirá con esa mentalidad de dividir de manera tan enfermiza a la población mexicana. Sin duda de Morena las mejores opciones son el Secretario de Relaciones Exteriores (SRE) MARCELO EBRARD CASAUBON, un hombre muy inteligente, de mucha seriedad y talento, con capacidad para eso y mucho más, quien por cierto ya está integrando sus equipos de precampaña en Sonora. De igual forma, el presidente de la Junta de Coordinación Política (Jucopo) en el senado, RICARDO MONREAL ÁVILA, vive en un mundo muy diferente al de AMLO, por eso es que continuamente le lanza críticas sobre su forma ocurrente y atrabancada de gobernar en varios aspectos. Los que sí vemos con una mentalidad incondicional, capas, no solo de continuar con su fracaso de Gobierno, sino de permitirle a AMLO seguir gobernando con la figura del llamado poder tras el trono, dándole continuidad a sus ideas torcidas, son la señora CLAUDIA SEHINBAUM PARDO, jefa de Gobierno de la Ciudad de México y el secretario de Gobernación, ADÁN AUGUSTO LÓPEZ HERNÁNDEZ. O de cualquier partido de oposición que fuera el siguiente presidente, aunque la vemos difícil para que le ganen a Morena, al menos que se logre consolidar un frente común en la oposición y las organizaciones de la sociedad civil que, pero que escogieran a una persona valiosa como candidato, que por supuesto sí las hay, pero realmente también lo vemos difícil, porque dentro de los partidos políticos y de las organizaciones, cada quién ve por sus intereses, dado que la política auténtica se encuentra muy agotada o en vías de extinción, igual que las mujeres y los hombres de buen corazón prestos a servirle al país de manera desinteresada.