No hay duda, estamos viviendo un país fallido, donde, el discurso del presidente López, impone una narrativa muy distinta a la que, día con día, nos toca sufrir a millones de mexicanos.

Si hablamos de la economía, está para llorar: ¿inflación? como no la veíamos desde hace 20 años… Falta de medicinas, incremento de pobres por más de cuatro millones; falta de inversión privada, desconfianza de los extranjeros y de los mexicanos para invertir, los estados, siempre y cuando no sean los del sureste del país, lamentablemente olvidados.

Empero, si hay un rubro que está disparado a niveles insospechados, es el de la violencia. No nos hagamos, hoy, como nunca, la delincuencia muy bien organizada, ha puesto de rodillas al gobierno mexicano.

La semana pasada, Guanajuato, Jalisco, Chihuahua y luego Baja California, fueron escenarios de verdadero narco terrorismo.

López Obrador, en su baladí discurso, que más de parece a excusa, afirma que no es tanto lo que pasa, que no son tantos muertos, como si uno o dos o cien, no fueran suficientes cuando estos, provienen de ataques armados de los malos, quienes le han perdido el respeto a todo México, y se burlan de su presidente, de nuestro ejército y de nosotros mismos. 

Lo triste, es que, para el gobierno como para la delincuencia, nosotros, los ciudadanos comunes, no valemos nada.

Mientras la política de abrazos no balazos sigue en pie, mientras no nos defienden con toda la fuerza del estado, mientras no se utilicen los armamentos adecuados, mientras retroceda el ejercito y la guardia nacional ante los irrespetuosos ataques de los malos, y, por ponerles un ejemplo, uno de los helicópteros que bien podría enfrentar al crimen, se usa para trasladar a la mascota de un equipo de béisbol tabasqueño, sí, de ahí de donde es oriundo el presidente López.

La seguridad en México, como nunca, está al garete y los asesinados siguen aumentando.

LA VISITA DE LÓPEZ OBRADOR

Para este fin de semana, se espera la visita del presidente López a Sonora.

Eso sí no se lo podemos negar, es el Presidente que más veces ha visitado nuestro Estado, sin embargo, habría que preguntarnos a qué viene.

En cada una de sus visitas anteriores, el nativo de Tabasco, se avienta un choro de saliva, donde dice, afirma, inversiones de miles de millones de pesos, pero, en la práctica, salvo la lana que le están inyectando a la tribu Yaqui, poco o nada se ha visto.

O, ¿qué alguien me diga, cuáles grandes obras ya se iniciaron?

Pues no: ni la gran inversión para remodelar la aduana de Nogales, o sacar las vías del tren de su centro, o la remodelación del puerto de Guaymas, la carretera que unirá el puerto con Chihuahua y así, puedo escribir decenas de obras que se han comentado cada que viene el señor López, pero que nada más no arrancan. Mucha saliva y poca lana.

Y es ahora cuando se dice, que otraaaaa de las inversiones, será la de construir una presa arriba de la del Molinito, para luego de ahí construir un acueducto para conducir el agua y que sea potabilizada. Es decir, pretenden repartir el agua que ya no alcanza, y que, en esa zona del Río Sonora, existe un desmadre anárquico del manejo del agua, con cientos de represas que acaparan el agua de ese río y no permiten que legue el agua a Hermosillo.

Las políticas hídricas no están en producir más agua, sino, quitarle a unos para darle a otros y, rezar para que cada año sea un año llovedor y pues, en el mundo, el cambio climático está cobrando su factura y cada vez existen menos precipitaciones pluviales.

Ya lo dijo el diputado Jorge Russo, es necesario desalar, buscar opciones donde se aterricen recursos públicos y privados para construir más desaladoras.

Pero el presidente López, nativo de una región donde llueve mucho, no le entiende a eso de desalar, que es el futuro, no de México, sino del mundo entero.

Ya lo hizo en Monterrey, donde construirán un nuevo Acueducto desde la presa del Cuchillo, y que costará 11 mil millones de pesos (casi 3 veces más de lo que costó el Independencia), y que sería, con esa cantidad, una opción para desalar agua desde el Golfo de México y conducirla, no solamente a Nuevo León, sino a toda esa región del Noreste del país.

Pero pues bueno, este gobierno comete los mismos errores de su odiado rival, el ex presidente Calderón, quien, vaya a saber de cuánto fue la mochada, prefirió el acueducto antes que desalar agua del golfo de Cortés.

Ya dije.

Gracias

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