Bécker García

PRUEBA COVID PARA SALIR DE MÉXICO, ¿NEGOCITO DE ALGUIEN?

No entiendo, o no entendía, porqué las aerolíneas mexicanas, pretenden hacerle la chamba a otros países.

Me explico: Llegué a documentar mis maletas al aeropuerto internacional de Ciudad Obregón, temprano, raro en mí, pues no quería contratiempos inesperados.

Me revisaron minuciosamente el equipaje documentado, y me pasaron a ventanilla, no sé con qué intención pues ya traía mis dos pases de abordar, además, claro, mi pasaporte.

Luego de entregar ambos, el “encargado” me pidió mi certificado de vacunación Covid: “Según la página del país a donde voy, lo único que necesito es mi pasaporte, y ni siquiera visado”

Su respuesta fue que, en la página de la aerolínea, se exigía el certificado de vacunación o, una prueba de que yo no estaba infectado por el virus.

Al entregarle mi certificado, me dice en tono triunfante: “no señor García, al país que usted viaja no aceptan la vacuna Cansino”

Yo no me explico como es que, el gobierno mexicano aplicó vacunas que, salvo para no ser infectados (en caso de que haya funcionado, porque, pues por algo no es aceptada en la mayoría de los países), no sirve pa´maldita cosa.

La cuestión y para no hacer muy largo el cuento, me armé de paciencia, busqué en mi celular la página de los requisitos para entrar a ese país, se la mostré y decía que, solamente necesitaba el pasaporte.

Le valió al bato.

Se medio me subió los Bécker evenflo, y le dije: “mi amigo, tiene que haber una solución, porque, de aquí, no me mueven ni los floreros de la Guardia Nacional hasta no encontrarla”

Entonces y al verme tan plantado, hizo como una consulta con “quiensabequien” y, regresó conmigo.

“Le voy a dar acceso al avión, pero, llegando a la Ciudad de México, tendrá que hacerse una prueba de Covid y, entregarla en el país de su destino, pero no se preocupe, enviaré su maleta hasta allá” 

Llegué al aeropuerto de la Ciudad de México, terminal 1, y cuando acabamos de recorrer el túnel y entrar a la sala, ví, lo que nunca creí ver en mi vida. Ustedes, mis querid@s lector@s no deben de saberlo, por ser muy chamac@s, pero resulta que, allá por los años setentas, en los tiempos de inicio o término de vacaciones escolares, la central camionera de Obregón, se llenaba, literalmente, de gente parada, con sus maletas por un lado (no eran con llantitas como ahora), esperando poder viajar a su destino a veces durante horas.

Bueno, pues igual pasó aquí, al llegar a la terminal 1 de la Ciudad de México. La sala estaba tan llena, que, para quienes teníamos conexión en la terminal 2, nos hicieron formarnos en una fila y de verdad, nos escoltaron fuera de ahí, abriéndose paso con dos personas que gritaban “permiso, permiso, dejen paso libreeeee”.

Cuando al fin llegamos a otra fila para que nos llevasen a la terminal 2, le pregunté a un compañero de viaje sobre lo qué estaba pasando con ese aeropuerto que parecía más, central camionera de los setentas. “Son órdenes de López Obrador, para obligar a las aerolíneas a que usen el aeropuerto Felipe Ángeles”, aseguró con un tono regiomontano inocultable.

No se si lo sepan, pero, cuando tú vuelo llega a una de las dos terminales del Aeropuerto Benito Juárez y tu conexión está en la otra, te suben a un trenecito elevado que te lleva entre una y otra. Pues ahora no, nos montaron en unos camioncitos, todos apretados, hasta que nos depositaron en la otra terminal. Mientras viajábamos hacia allá, miré las vías del trenecito y, ¿a qué no saben qué?, no funcionaba, por eso nos llevaron en camioncito.

Una vez en la terminal 2, pregunté a un empleado de la aerolínea donde podría hacerme una prueba rápida de Covid, y, muy amablemente, me llevó hasta un rincón del edificio donde, NO ME LO VAN A CREER, estaban otros dos empleados de la aerolínea en cuestión, como revisando cuantos tarugos pagábamos $700 pesos por una prueba que, normalmente, vale menos de la mitad.

Ya con la prueba negativa en mi mano, llegué al mostrador de vuelos internacionales, me pidieron mi pasaporte, mi prueba de libre de Covid, me dieron un papelito y, me dieron un nuevo pase de abordar.

Por si estaban con el pendiente, ya llegué, al país donde debía de llegar. Me formé en la fila donde revisaban documentos, entregué mi pasaporte y mi prueba de $700 pesos. El certificado, ni lo peló, sola la identificación a la cual le puso un sello de entrada y la fecha.

Oiga, le dije: “¿Entonces para qué piden en México la prueba del Covid?” Y me responde, “vosotros los mejicanos son muy raros, cuidando la sanidad de España, y aquí ya no la exigimos”

Ñacas…. Al parecer alguien está haciendo negocio con las pruebas Covid en el Aeropuerto Benito Juárez.

Madrid, España

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