Los edificios no se derrumban muy a menudo, pero cuando lo hacen, es catastrófico para quienes quedan atrapados dentro. Las catástrofes naturales, como los terremotos y los huracanes, pueden arrasar ciudades enteras, y para los equipos de búsqueda y rescate que intentan encontrar a los sobrevivientes es una ardua tarea.
El proyecto, concebido por la organización belga sin fines de lucro APOPO, consiste en equipar a los roedores con diminutas mochilas de alta tecnología para que ayuden a los servicios de emergencia en la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros de las zonas de desastre.
“Las ratas suelen ser muy curiosas y les gusta explorar, y eso es fundamental para la búsqueda y el rescate”, afirma Donna Kean, investigadora del comportamiento y responsable del proyecto.
Además de su espíritu aventurero, su pequeño tamaño y su excelente sentido del olfato hacen que las ratas sean perfectas para localizar cosas en espacios reducidos, dice Kean.
Las ratas están siendo entrenadas para encontrar sobrevivientes en una zona de catástrofe simulada. Primero deben localizar a la persona en cuestión en una habitación vacía, pulsar un interruptor en su chaleco que activa una alerta sonora y luego volver a la base, donde se les recompensa con un premio.
Aunque los roedores aún están en las primeras fases de entrenamiento, APOPO colabora con la Universidad Tecnológica de Eindhoven en el desarrollo de una mochila equipada con una cámara de video, un micrófono bidireccional y un transmisor de localización para ayudar a los socorristas a comunicarse con los sobrevivientes.
“Junto con la mochila y el entrenamiento, las ratas son increíblemente útiles para la búsqueda y el rescate”, dice Kean.
APOPO lleva más de una década entrenando a perros y ratas en su base de Tanzania para la detección de minas terrestres y tuberculosis. Sus programas utilizan ratas gigantes africanas, que tienen una vida más larga en cautividad, de unos ocho años, en comparación con los cuatro años de la rata común.
Buscando “aplicar la tecnología para mejorar vidas” durante sus estudios de maestría en la Universidad Tecnológica de Eindhoven, Verdiesen hizo una pasantía con APOPO en 2019 y se le encargó la creación del primer prototipo de la mochila para ratas, para ayudar a los rescatistas a tener una mejor idea de lo que estaba sucediendo dentro de las zonas de desastre.
El prototipo consistía en un contenedor de plástico impreso en 3D con una cámara de video que enviaba imágenes en vivo a un módulo receptor en una computadora portátil, al tiempo que guardaba una versión de alta calidad en una tarjeta SD. Las ratas se mantenían sujetas con un chaleco de neopreno, el mismo material que se utiliza para los trajes de buceo.
Como las mochilas funcionaban “mejor de lo esperado”, Verdiesen siguió perfeccionando el diseño incluso después de terminar sus prácticas, como voluntario.
Pero reducir el tamaño de la tecnología y adaptarla a las zonas de desastre no ha sido fácil.
El GPS no puede penetrar en los densos escombros y restos de los edificios derrumbados, dice Verdeisen. Una alternativa es la Unidad de Medición Inercial, un rastreador de localización que se utiliza en los tacones de las botas de los bomberos.
“Si estás caminando, tu pie va a estar quieto a cada paso más o menos… ahí es donde puedes recalibrar. Con las ratas, todavía no hemos encontrado eso”, dice. Otros ingenieros están trabajando en proyectos similares, así que tiene la esperanza de que puedan encontrar una solución.